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ECONOMíA EN PAGINA/12 WEB
06 MAYO 2001








 DESECONOMIAS
 por Julio Nudler


Sólo para ricos

Como pesadilla de países altamente endeudados como la Argentina, los mercados de capitales son una formidable máquina regresiva, que a través de las sobretasas de interés (riesgo país) absorbe ingresos de naciones de menor desarrollo relativo y los derrama en los grandes centros financieros del Norte. Pero también allí redistribuyen a favor de los que más tienen, y aunque en general funcionan casi sin regulaciones, algunas de las pocas que existen convalidan su regresividad.
Así, existe en Estados Unidos un conjunto de fondos de inversión reservados para ricos, a los que no se puede acceder con menos de un millón de dólares y que son, precisamente, los que mayor rentabilidad prodigan. Esos fondos especulativos están envueltos en una estricta confidencialidad, de modo que, en los hechos, ningún pequeño o mediano ahorrista puede asomarse a ellos y descubrir cómo operan.
Pertenecer a ese club de elite ofrece ventajas tan considerables como la de obtener rentabilidades de 15 por ciento a pesar de la caída bursátil sufrida por Wall Street. Así, el globo de los fondos sigue inflándose: si en 1990 manejaban 50 mil millones de dólares, hoy ya se predice que el año próximo estarán administrando unos 900 mil millones, moviéndose vertiginosamente por todo el mundo, con los consiguientes estragos. Algunos de los fondos –precisamente los más dinámicos– se presentan como indiferentes a las contingencias del mercado: vale decir que brindan un atractivo rendimiento, suban o bajen las pizarras. Según un índice elaborado por el CSFB (Credit Suisse-First Boston), esos fondos a prueba de pinchaduras rindieron un 15,9 por ciento el año pasado, a pesar de que en el mismo período el indicador S&P 500 cayó 8,2 por ciento y el Nasdaq se precipitó un 61 por ciento. También hay que admitir que, de no ser tan codiciosos los especuladores, la Argentina no habría podido duplicar su deuda en unos pocos años. Tampoco es cuestión de verles solamente su faceta más desagradable.