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DESECONOMIAS |
por
Julio Nudler
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Sólo para ricos
Como pesadilla
de países altamente endeudados como la Argentina, los mercados
de capitales son una formidable máquina regresiva, que
a través de las sobretasas de interés (riesgo país)
absorbe ingresos de naciones de menor desarrollo relativo y los
derrama en los grandes centros financieros del Norte. Pero también
allí redistribuyen a favor de los que más tienen,
y aunque en general funcionan casi sin regulaciones, algunas de
las pocas que existen convalidan su regresividad.
Así, existe en Estados Unidos un conjunto de fondos de
inversión reservados para ricos, a los que no se puede
acceder con menos de un millón de dólares y que
son, precisamente, los que mayor rentabilidad prodigan. Esos fondos
especulativos están envueltos en una estricta confidencialidad,
de modo que, en los hechos, ningún pequeño o mediano
ahorrista puede asomarse a ellos y descubrir cómo operan.
Pertenecer a ese club de elite ofrece ventajas tan considerables
como la de obtener rentabilidades de 15 por ciento a pesar de
la caída bursátil sufrida por Wall Street. Así,
el globo de los fondos sigue inflándose: si en 1990 manejaban
50 mil millones de dólares, hoy ya se predice que el año
próximo estarán administrando unos 900 mil millones,
moviéndose vertiginosamente por todo el mundo, con los
consiguientes estragos. Algunos de los fondos precisamente
los más dinámicos se presentan como indiferentes
a las contingencias del mercado: vale decir que brindan un atractivo
rendimiento, suban o bajen las pizarras. Según un índice
elaborado por el CSFB (Credit Suisse-First Boston), esos fondos
a prueba de pinchaduras rindieron un 15,9 por ciento el año
pasado, a pesar de que en el mismo período el indicador
S&P 500 cayó 8,2 por ciento y el Nasdaq se precipitó
un 61 por ciento. También hay que admitir que, de no ser
tan codiciosos los especuladores, la Argentina no habría
podido duplicar su deuda en unos pocos años. Tampoco es
cuestión de verles solamente su faceta más desagradable.
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