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ECONOMíA EN PAGINA/12 WEB
06 MAYO 2001








Privatizadas
pulseada

- Cash accedió en exclusiva al plan que tiene Domingo Cavallo, que anunciará en pocos días, para bajar tarifas de las privatizadas.

- Aspira a conseguir rebajas de hasta un 20 por ciento en las tarifas de electricidad, un 25 por ciento en comunicaciones, un 30 por ciento en gas y una reducción en los peajes.

- Las tarifas son tan altas que ya participan en el 18 por ciento de los costos industriales.

- Y en el 12 por ciento de los gastos de una familia de clase media.

- Los anteriores intentos de modificar las condiciones en que operan las privatizadas fueron abortados por el lobby de las empresas.

- El plan de Cavallo es generar competencia para que bajen las tarifas de los servicios y así mejorar la competitividad del resto de la economía.

 

Cavallo vs. privatizadas

Por Roberto Navarro

Domingo Cavallo no termina de definir la pulseada con el mercado que quiere empezar otra con otro jugador también de peso. En ésta la puja será con las privatizadas. Cash accedió en exclusiva al plan que tiene el ministro, que anunciará en pocos días, para bajar tarifas. Aspira a conseguir rebajas de hasta un 20 por ciento en las tarifas de electricidad, un 25 por ciento en comunicaciones, un 30 por ciento en gas y una reducción en los peajes.
Las tarifas de servicios públicos son tan altas que ya participan en el 18 por ciento de los costos industriales y en el 12 por ciento de los gastos de una familia de clase media. Con esta medida Cavallo buscará dotar de competitividad a los sectores productivos, para aumentar su rentabilidad y alentar inversiones, y mejorar el ingreso disponible de la población, para reactivar el mercado interno.
Pero la pelea no será fácil. Los anteriores intentos de modificar las condiciones en que operan las privatizadas fueron abortados por el lobby de los grupos multinacionales que controlan esas empresas, apoyadas por los gobiernos de sus países de origen. Incluso la desregulación telefónica iniciada en noviembre pasado se quedó a mitad de camino.
Las últimas renegociaciones del gobierno de Carlos Menem y las que encaró José Luis Machinea buscaron inducir nuevas inversiones de las privatizadas a cambio de mantenerles los privilegios y extender los plazos de concesión. Así se profundizó la distorsión de precios relativos que afecta al resto de los sectores de la economía. Según el proyecto de desregulación que tiene preparado Cavallo, ahora se seguirá el camino inverso. El plan es generar competencia para que bajen las tarifas de los servicios y así mejorar la competitividad del resto de la economía. “Recién cuando los inversores verifiquen que pueden desarrollar proyectos rentables en el país, llegarán los capitales”, se menciona en el documento reservado en poder del ministro.
El marco regulatorio, surgido de las privatizaciones y de las posteriores renegociaciones, permitió que las privatizadas indexaran sus tarifas por el índice de precios norteamericano, en la mayoría de los casos, y por la tasa Libo, en las tarifas de peajes. Así, en los últimos cinco años, mientras que los precios de los bienes cayeron un 4 por ciento a causa de la recesión, los servicios públicos aumentaron un 22 por ciento. La asimetría se tradujo en pérdida de rentabilidad para el sector industrial, que en el año 2000 tuvo una pobrísima utilidad sobre patrimonio neto del 0,46 por ciento. Y en una extraordinaria utilidad para las privatizadas, que en el mismo período obtuvieron un promedio de ganancias del 13,13 por ciento.
Según el equipo de asesores que trabaja exclusivamente para Cavallo para analizar las posibilidades de generar competencia en los distintos servicios, los marcos regulatorios de los mercados de electricidad y de gas permiten el ingreso de nuevos jugadores. En el caso de los peajes, Cavallo tendrá que negociar con los concesionarios la realización de nuevas licitaciones. En comunicaciones sólo tiene que reglamentar y hacer cumplir la desregulación del año pasado, que está demorada por el lobby de las telefónicas. A continuación un detalle del diagnóstico y de los planes de Economía para cada uno de los sectores:

Electricidad
Situación. Los contratos de concesión de las distribuidoras Edenor, Edesur y Edelap son por 99 años y vencen en el 2091. Cada una en su zona tiene la exclusividad para atender a los consumidores pequeños y medianos y compite con las comercializadoras en la atención de los clientes de más de 30 megavatios. Sus tarifas se indexan por el índice de precios mayoristas norteamericano y por la variación de precios que surja de las compras que realizan a las generadoras. Desde 1993 las tarifas aumentaronun 38 por ciento, mientras que el índice de precios al consumidor nacional apenas creció un 6 por ciento. Manuel Abdala, director de la consultora internacional de servicios públicos LECG, señaló a Cash que, en las condiciones en que opera el mercado, en el futuro las tarifas se volverán cada vez más volátiles y con tendencia al alza. “Las mayores ventas de las generadoras a Brasil empujarán los precios”, precisó el especialista. Y agregó: “Como las distribuidoras no compiten, no actúan como amortiguadores de precios entre las generadoras y los consumidores”.
Plan de Cavallo. Economía piensa eliminar el mínimo de 30 megavatios que se exige para poder comprar electricidad a una comercializadora, para que cualquier pyme, e incluso una familia, pueda recibir distintas ofertas. Estas comercializadoras, que ya atienden a grandes clientes, le compran el fluido eléctrico a las generadoras y les alquilan la red a las empresas de distribución (Edenor, Edesur). Las nuevas proveedoras ya están preparando un menú de ofertas que incluye tarifas tradicionales, montos fijos anuales y paquetes con promociones según la hora en que se utiliza más energía. Incluso armarán planes para distintos sectores. Por ejemplo, a los productores agropecuarios les ofrecerán tarifas atadas a los precios de los cereales. Con este sistema, que ya rige en Estados Unidos e Inglaterra, Economía espera conseguir una rebaja promedio de tarifas del 20 por ciento. Para los técnicos de la Fundación Mediterránea el marco regulatorio permite este cambio.

Gas
Situación. En el país hay nueve distribuidoras que se dividen el territorio en áreas exclusivas. La producción está en manos de un oligopolio de tres empresas que manejan el 85 por ciento del mercado. Sólo Repsol acapara el 50 por ciento de la torta. En el mercado no hay un precio de referencia transparente. El ente regulador elabora el cuadro tarifario con los datos que le entregan los productores. Aunque en el país hay un gran excedente de producción gasífera y la elaboración es a precios muy competitivos internacionalmente, las tarifas nacionales son altas porque se indexan semestralmente por la inflación mayorista norteamericana. Desde la convertibilidad los precios aumentaron un 111 por ciento.
Plan de Cavallo. El proyecto es similar al del mercado eléctrico. Las comercializadoras, que hasta ahora sólo atendían a clientes de más de 5000 metros cúbicos, van a poder ofrecer producto a todo tipo de consumidores. Comprarán el gas a las plantas elaboradoras, alquilarán las tuberías a los distribuidores y así podrán vender a pymes y familias. En Inglaterra hay más de 40 comercializadoras compitiendo en el mercado. Y en un año las tarifas cayeron más de un 30 por ciento. En Estados Unidos rige un sistema similar.

Comunicaciones
Situación. La desregulación instrumentada en noviembre último se quedó a mitad de camino. La Secretaría de Comunicaciones aún no terminó de reglamentar el decreto que debe regir las condiciones de competencia entre las empresas preexistentes y las entrantes. Además, Telefónica y Telecom no cumplieron con las inversiones necesarias para instalar el sistema multicarrier, que permitirá elegir la empresa para realizar cada llamado de larga distancia con sólo marcar un prefijo. Tampoco comenzaron siquiera a realizar las modificaciones necesarias para que haya portabilidad numérica. Es decir, para que cuando un cliente quiera cambiar de compañía para llamadas locales pueda mantener su número. Por esa razón no comenzó la competencia para llamadas urbanas. Por otra parte, la Comisión Nacional de Comunicaciones (CNC) tiene detenido por razones burocráticas el ingreso de 111 empresas que pidieron licencias para operar en el país. El resultado es que las llamadas de larga distancia, aunque bajaron, aún cuestan un 50 por ciento más que en los países desarrollados. En unacomparación internacional de tarifas de Internet, Argentina es uno de los cinco países más caros del mundo, con valores que triplican los que se pagan en Italia y Corea. En llamadas locales, un paquete estándar de 20 horas mensuales cuesta 14 dólares en Estados Unidos, 29 en España y 43 en Argentina.
Plan de Cavallo. En Economía piensan intervenir la CNC para facilitar el rápido ingreso de todas las empresas que quieran competir en el mercado. También van a modificar el sistema de conexión a Internet. Los servidores van a pagarle a las telefónicas un cargo de interconexión fijo regulado por el Estado. Entonces podrán ofrecer a sus clientes un paquete con la conexión a Internet y el gasto telefónico. Se espera que el mercado vaya hacia un sistema de tarifas planas. O sea un cargo fijo mensual para usar el servicio a toda hora sin limitaciones. Para facilitar la competencia en llamadas locales mientras se realizan las inversiones para conseguir la portabilidad numérica se va a permitir que las compañías entrantes alquilen las redes a las preexistentes. Así podrán ofrecer el servicio sin tener que realizar una gran inversión inicial. Los asesores de la Fundación Mediterránea aseguran que las tarifas aún tienen mucho por bajar. La rentabilidad de Telefónica y Telecom así lo demuestra. En el año 2000, las 10 telefónicas más grandes del mundo ganaron en promedio un 4,66 por ciento sobre ventas. Mientras que las dos empresas argentinas obtuvieron una utilidad del 14,6 por ciento.

Peajes
Situación. Las tarifas de peajes nacionales están entre las más caras del mundo. El sistema de indexación por la tasa Libo que negoció Cavallo en la renegociación de 1991 ubicó el promedio de 1 dólar los 100 kilómetros que indicaba el contrato original a 1,78 dólar. El peaje se convirtió en el principal costo para los transportistas, que ya dejan más dinero en las cabinas que en los surtidores de combustible. En un tramo de 300 kilómetros desde Santa Fe a Buenos Aires un equipo de 20 toneladas destina el 19 por ciento de su tarifa a pagar peajes. Un problema similar sufren los productores agropecuarios. El peaje ya se lleva el 7 por ciento del precio del girasol y el 8,4 por ciento del resto de los granos.
Plan de Cavallo. Cada vez que el Estado renegoció las condiciones con las empresas constructoras que operan los peajes perdió plata. Por eso en Economía quieren barajar y dar de vuelta. La idea es cancelar los contratos vigentes e ir hacia una nueva licitación. Si el operador actual no gana la compulsa, el entrante deberá pagarle los años que le quedaban por usufructuar el negocio. En general, los jugadores seguirán siendo los mismos. La zanahoria para que acepten una nueva licitación y ofrezcan tarifas más bajas será ofrecerles un negocio mucho más grande. La idea es que la mayoría de las rutas nacionales y provinciales cobren peaje. Un porcentaje de lo que se cobre se destinará al fondo de infraestructura.


INFORME LACOSTE PARA LA UIA

Tarifas que desalientan

Según un informe elaborado por el economista Pedro Lacoste para la Unión Industrial Argentina, el principal factor que afecta la competitividad de la industria nacional es el elevado precio de los servicios públicos privatizados. En una estructura de costos industriales promedio, los servicios privatizados participan en un 18 por ciento. La tasa de interés, otro de los costos que están afectando la competitividad, se lleva el 8 por ciento. Y los impuestos distorsivos se quedan con el 6 por ciento. Lacoste afirma que el fuerte aumento de la productividad que consiguieron las privatizadas en la última década les hubiera permitido bajar tarifas, aportando así a la competitividad general de la economía. Pero que los marcos regulatorios que las rigen les permitieron un aumento de las tarifas constantemente, que incrementó sus utilidades en detrimento del resto de los sectores. Para el economista, el efecto más pernicioso de la caída de la competitividad es que por esa causa se desalientan las inversiones directas, que son las que empujan el desarrollo de la economía. Además, se restringe la posibilidad de colocar la producción nacional en el exterior y se compite en desigualdad de condiciones con los productos importados. El informe señala que el aumento de las tarifas de los servicios públicos, junto con la caída de los salarios, derivó en que las familias dediquen una porción cada vez más importante de sus ingresos al pago de los servicios públicos. Como consecuencia debieron restringir sus gastos en bienes y servicios privados, acentuando la recesión.


INFORME DE MANUEL ABDALA, DIRECTOR DE LECG

Más competencia

La consultora internacional de servicios públicos LECG realiza estudios para empresas y países de América, Europa y Asia. Cash tuvo acceso a los últimos informes que elaboró la compañía sobre el mercado local, en el que se indica que la única manera de revertir el proceso de encarecimiento constante de tarifas es ir hacia un sistema de competencia y permitir el ingreso de nuevos jugadores. Para Manuel Abdala, autor de los documentos, el marco regulatorio del servicio de gas contempla la posibilidad del ingreso de comercializadoras para atender a todo tipo de clientes. Con ese sistema de competencia, en Inglaterra consiguieron una rebaja de tarifas del 30 por ciento. Según el informe, las ventajas comparativas de la producción nacional, en un mercado de competencia, podrían generar reducciones tarifarias aun mayores. En el caso de la electricidad, los contratos prevén una revisión tarifaria para el 2002. Pero mediante una negociación se podría comenzar con el sistema de comercializadoras en el transcurso del 2001. El estudio sobre peajes adjudica las altas tarifas a las renegociaciones posteriores a la Convertibilidad y al hecho de haber incluido en los contratos obras que debería haber encarado el Estado. Para mejorar las condiciones, aconseja ir hacia nuevas licitaciones, ofreciendo a las empresas la posibilidad de constituir subsidios cruzados entre las principales rutas nacionales, que dejan una fuerte rentabilidad, y las de menor tráfico vehicular.


El caso del agua

Otra renegociación

La mayoría de las empresas de agua son municipales y por las características particulares del servicio no es viable abrir el mercado a competencia. Pero en Economía afirman que la mayoría de las compañías están cobrando tarifas por arriba de los precios internacionales. Por caso, en la ciudad de Buenos Aires, que cuenta con la facilidad de tener el Río de la Plata sobre su margen, las tarifas son más caras que en ciudades alejadas de los afluentes. El plan en este caso es mejorar la regulación comparando los costos que presentan las empresas con las de otras similares en países desarrollados. De esta manera se renegociarán las tarifas hacia la baja. Según el documento reservado que tiene Domingo Cavallo en su poder, el marco regulatorio vigente permite este tipo de medidas. Además, los técnicos que analizaron el mercado aseguran que, de acuerdo al actual cuadro tarifario, las empresas deberían haber avanzado mucho más en la instalación de agua corriente y cloacas en zonas alejadas de los centros urbanos.