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ECONOMíA EN PAGINA/12 WEB
27 MAYO 2001







 DESECONOMIAS
 por Julio Nudler


Cavallismo en Armenia

Así como Domingo Cavallo conduce la política económica argentina, su esposa Sonia ocupa parecida función en Armenia y es la autora de un “ambicioso programa de reformas estructurales”, según elogios vertidos por Eduardo Aninat, ex ministro de Hacienda chileno y hoy alta figura del Fondo Monetario. La señora Abrazian, al igual que su marido, está empeñada en lograr “altas tasas de crecimiento sostenido a través de una mejora en el clima general de negocios, con mercados competitivos que guíen la asignación de recursos”.
Para que esta estrategia alcance el éxito deseado, la ministra está resuelta a “consolidar y sostener la estabilidad macroeconómica, avanzando decisivamente con la próxima generación de reformas estructurales, legales e institucionales”. Abrazian está convencida de que Armenia conseguirá así “reducir en el tiempo el fardo de su deuda externa”, de acuerdo con lo volcado por el trasandino Aninat en un documento oficial. La deuda de esta pequeña ex república soviética asciende a 968 millones de dólares, cifra que, a pesar de su módico aspecto, representa un 46 por ciento de su PBI. Además, el déficit en cuenta corriente equivale a un desmesurado 19 por ciento de ese mismo producto. Sin embargo, “se espera robustecer la posición externa mediante inversión extranjera directa en el sector exportador, la producción a través de fábricas recientemente privatizadas y la anticipación de ingresos de capital”.
Una meta esencial del programa abrazianista consiste en “aumentar la transparencia y reducir la corrupción”, de modo semejante a como se lo está haciendo, con llamativo suceso, en la Argentina. Gracias a este programa, que incluye una reforma previsional y medidas de flexibilización laboral, Sonia acaba de lograr que el FMI le apruebe una línea trienal por 87 millones de dólares. En sus grandes líneas, con las necesarias adaptaciones, la superministra de Armenia se limita a aplicar las políticas diseñadas por su marido para la Argentina, demostrando la validez universal de esas buenas ideas.