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ECONOMíA EN PAGINA/12 WEB
10 JUNIO 2001








 EL BAUL DE MANUEL
 por M. Fernandez López


Ir preso

Es público y notorio que muchos reclaman al Poder Judicial citar al ministro de Economía a declarar en la causa de tráfico ilegal de armas, con la inocultada esperanza de que corra igual suerte que otros firmantes de los polémicos decretos. Lo primero es posible; lo segundo, improbable. Acaba de pasar por tal trance el Ing. Guido Di Tella y salió indemne. En toda la historia sólo existe un caso de un economista destacado, con altas funciones públicas, que haya residido un tiempo –muy poco– entre las frías paredes de un calabozo: Francis Bacon (1561-1626), filósofo, estadista, ensayista y una de las figuras notables de Inglaterra, fue también canciller –como Cavallo y Di Tella–. Su escrito más notable: Novum Organum scientiarum (1620), donde proponía, para despejar el camino de la ciencia, borrar los falsos supuestos y los ídolos. Publicó una de las varias utopías de mediados del siglo XVII, la Nueva Atlántida (1627), donde describía un estado ideal en el que los principios de la nueva filosofía eran puestos en vigor por la maquinaria política y bajo conducción del Estado. Sus Ensayos (1601) incluían un artículo sobre las “innovaciones” realizadas por los hombres, a las que, a la manera de Schumpeter (1935), definía como “cosas turbulentas”, es decir, “saltos” en el estado de cosas, y las contrastaba con las innovaciones realizadas por el tiempo que, aunque innova mucho, lo hace tan gradualmente que apenas se nota. La historia de la economía lo recuerda por haber usado en 1615 la expresión “balanza de comercio” para referirse al saldo entre las sumas exportadas e importadas por un país. En 1621 era Lord canciller de James I, cuando fue acusado de incurrir, en ejercicio de sus funciones, en sobornos y corrupción, acusación que ocasionó su caída. Los cargos en su contra se acumularon rápidamente. Bacon renunció a la idea de defenderse y sometió a los lores a una confesión general. Después de considerable discusión, el 3 de mayo de 1621 los lores lo condenaron a oblar una multa de 40.000 libras, reclusión en la Torre a discreción del rey, inhibición para ocupar cargos en el Estado y prohibición de sentarse en el parlamento u ocupar cargos en la Corte. La condena se cumplió parcialmente: el rey remitió la multa; la prisión en la Torre duró sólo cuatro días y en noviembre de 1621 Bacon se benefició con un perdón general, aunque nunca pudo volver a sentarse en el parlamento.


Robar pollos

Si usted tiene ideas y quiere escribirlas, o le encanta armar rompecabezas de 5000 piezas y necesita aislarse de los demás para concentrarse bien, ¿qué mejor lugar que una celda para alcanzar tan loables fines? Por elección o no, Antonio Serra, natural de Cosenza, escribió en una celda en Nápoles un Breve tratado de las causas que pueden hacer abundar oro y plata en los reinos que no sean mineros, con aplicaciones al reino de Nápoles (1613). Fue el primer tratado mercantilista. Cuatro factores, decía, permiten a una sociedad contar con metal monetario (oro y plata) a pesar de carecer de yacimientos del mismo: cantidad de industria, calidad de población, extensión de su comercio y leyes del soberano. La industria era superior a la agricultura, pues ésta tiene la incertidumbre del clima: “la cantidad de industria hará que en un reino o ciudad abunde el dinero, cuando se realicen en él muchas y variadas manufacturas, necesarias o convenientes o agradables para el uso humano, en escala mayor que las necesidades del país. 1º) Por su mayor certeza, puesto que el artesano tiene mayor certidumbre de realizar una ganancia trabajando en su oficio que el campesino u otras personas cultivando o preparando sus productos, cuyo beneficio no depende sólo del trabajo del hombre, sino también de la naturaleza del clima, según las diversas necesidades del suelo, que unas veces pide lluvia y otras sol, así como otras condiciones”. 2º) “En los oficios puede extenderse la producción y así aumentar la ganancia, lo que no es posible en el caso de la producción agrícola”. 3º) “Las manufacturas tienen un mercado más seguro que la producción agrícola y, en consecuencia, la ganancia es más segura”. La calidad de la población se reflejaba en “su naturaleza industriosa, o diligente e ingeniosa para hacer comercio no sólo en su propio país, sino también afuera, y en la búsqueda de oportunidades para aplicar su industria”. “Un comercio extenso hace que en un país abunde el dinero, cuando es extenso su comercio en productos de otros lugares, más que en los del propio”. Por último, “adoptar leyes adecuadas a los fines que se desea alcanzar y remover los obstáculos que impiden el efecto deseado”. ¿Por qué cayó preso Serra? Hay pocos indicios. Fue como una contracara de Bacon. Según Monroe, falsificó moneda. Según Schumpeter, era “un pobre diablo” –menos que un ladrón de gallinas, acaso un ladrón de pollos–.