|
DESECONOMIAS |
por
Julio Nudler
|
El Fondo condena el ITF
Debería
evitarse el uso de este impuesto, concluye sin atenuantes
un flamante estudio del Fondo Monetario Internacional respecto
del que grava los débitos bancarios, y que Domingo Cavallo
introdujo apenas retornado a Economía, pecando doblemente
al hacerlo percutir también sobre los créditos.
El análisis examina las experiencias de la Argentina, Brasil,
Colombia, Ecuador, Perú y Venezuela con este gravamen,
destacando dos puntos. Uno es que esos impuestos tuvieron éxito
en alcanzar su propósito de aumentar la recaudación
en el corto plazo. Otro, que ejercieron un impacto indeseable
sobre la asignación de recursos, incluyendo una significativa
desintermediación financiera. En otros términos,
la fuga de transacciones del circuito bancario para evitar el
gravamen.
Según los analistas Isaías Coelho, Liam Ebrill y
Victoria Summers, el impuesto a los débitos bancarios no
es, en principio, una fuente eficiente de recursos. Peor aún
si se lo aplica por un período prolongado porque perjudica
la bancarización, daño que costará revertir
cuando el gravamen sea suprimido. Por añadidura, suele
subestimarse el verdadero costo de establecer un impuesto de esta
naturaleza porque no se computa lo adverso de su efecto sobre
la recaudación de otros tributos al estimular el ennegrecimiento
de la economía. Es decir, exactamente lo opuesto a lo que
sostiene Cavallo, quien ve al ITF (Impuesto a las Transacciones
Financieras) como un arma contra la evasión.
Los fondomonetaristas indican que, en caso de que sea imprescindible
aplicarlo, debería fijarse una alícuota baja, y
como temporario expediente para afrontar una crisis fiscal y el
deterioro en el producido de otros gravámenes por culpa
de una mala administración tributaria. Además, el
estudio recomienda dificultar la elusión del impuesto al
movimiento de las cuentas corrientes mediante la prohibición
de los endosos múltiples y la exención de las transacciones
más sensibles al costo, como las que se realizan en los
mercados de valores. Pero el principal consejo es abolirlo cuanto
antes.
|
|