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ECONOMíA EN PAGINA/12 WEB
10 JUNIO 2001








Empleo
     despidos

- En los últimos doce meses se despidieron 270 mil trabajadores.

- Restados los nuevos puestos que se generaron en ese período, la pérdida neta asciende a 150 mil empleos.

- Más de la mitad de esos 150 mil empleos se perdieron en los últimos tres meses.

- La estimación preliminar de la cartera laboral es que la tasa de desocupación de mayo aumentó al 16 por ciento.

- La mayor parte de los despidos se dio en pequeñas y medianas empresas.

- El gremio más castigado fue el de la construcción, que perdió 40 mil puestos de trabajo y ya sufre una desocupación del 35 por ciento.

- Las grandes empresas, en cambio, aumentaron su personal en un 1,7 por ciento en los últimos doce meses.

- Es el caso de las privatizadas, que independizaron su suerte del ciclo económico al operar en mercados cautivos, con tarifas indexadas por la inflación de los Estados Unidos.

 


Colgados

Por Roberto Navarro

En los últimos tres meses Musimundo despidió 427 empleados; Heladerías Massera, 600; Aerolíneas Argentinas, 280; Omega Seguros, 600; New Balance, 170 y la lista sigue. Aunque aún no se conoce el resultado de la Encuesta Permanente de Hogares de mayo elaborado por el INdEC, el Gobierno ya sabe que en el último año la economía siguió destruyendo empleos. Cash accedió a un informe reservado del Ministerio de Trabajo que revela que en los últimos doce meses se despidieron 270 mil trabajadores. Restados los nuevos puestos que se generaron en ese período, la pérdida neta asciende a 150 mil empleos. La estimación preliminar de la cartera laboral es que la tasa de desocupación de mayo aumentó al 16 por ciento. La mayor parte de los despidos se dio en pequeñas y medianas empresas. La fuerte retracción del mercado interno derivó en que muchas compañías redujeran sus dotaciones de personal y, en muchos casos, directamente cerraran y despidieran a todos sus empleados. El gremio más castigado fue el de la construcción, que perdió 40 mil puestos de trabajo y ya sufre una desocupación del 35 por ciento.
De cada tres empresas que operan en el país, una despidió personal en los últimos doce meses. Según los datos que manejan en la cartera laboral, la mayor parte de las cesantías respondió a racionalizaciones de personal con las que las empresas buscan una baja de costos por unidad de producción. En general se trata de pymes que, al contabilizar una caída en su facturación, reducen costos para equilibrar sus cuentas y no terminar en la quiebra. La segunda causa de los ceses es por cierres de empresas.
Las proyecciones del Ministerio de Trabajo surgen de la Encuesta de Indicadores Laborales, que audita mensualmente a 200 compañías. Pero este registro sólo mide la evolución del trabajo formal. Los mismos funcionarios de la cartera a cargo de Patricia Bullrich reconocen que la mayor destrucción de empleos en el último año se dio en el sector informal, por lo que la situación podría ser aún peor que lo que indica el informe.
La medición del INdEC de mayo de 2000 registró un índice de desempleo del 15,4 por ciento. Si se confirma la estimación de la cartera laboral de que la tasa de desocupación medida en mayo pasado alcanzó el 16 por ciento, significa que en el país hay 2,2 millones de personas desempleadas. Pero esos números no dependen sólo de la cantidad de puestos de trabajo perdidos. Los encuestadores del INdEC registran como desocupada a toda persona desempleada que estuvo buscando trabajo activamente en la semana previa al relevamiento. Si el consultado responde que no tiene trabajo, pero que no lo buscó en los últimos siete días, no se lo considera un desocupado. Por eso en el mismo ministerio hay algunos funcionarios que piensan que, a pesar de la catastrófica pérdida de puestos de trabajo, la tasa de desocupación podría mantenerse por debajo del 16 por ciento. El razonamiento de esos funcionarios es que luego de tres años de recesión muchos desempleados deben haber dejado de buscar trabajo, desalentados por tantos meses de búsqueda y con escasos recursos para solventar la pesada tarea de encontrar un empleo.
El sector que más puestos de trabajo destruyó fue el conformado por empresas de entre 50 y 200 empleados. Esas compañías, consideradas medianas, redujeron su personal en un 2,7 por ciento con respecto a la encuesta de mayo del año pasado. Las pequeñas empresas, que emplean hasta 50 trabajadores, disminuyeron sus plantillas en un 1,9 por ciento. La fuerte caída de ventas de los últimos meses, la competencia con productos importados, que en muchos casos ingresan al país de manera ilegal, y la mayor presión tributaria son los principales factores que perjudicaron la evolución de las pymes, con su consiguiente secuela de pérdida de puestos de trabajo. Los especialistas laborales afirman que las compañías medianas están sufriendo más que las pequeñas porque las empresas más chicas tienen más posibilidades de mantenerse en pie vía evasión de impuestos. Las grandes empresas, en cambio, aumentaron su personal en un 1,7 por ciento en los últimos doce meses. Las privatizadas, como las telefónicas, las compañías de electricidad, gas, agua y peajes independizaron su suerte del ciclo económico, porque operan en mercados cautivos, con tarifas indexadas por la inflación de los Estados Unidos. Muchas grandes compañías privadas, por su parte, están reemplazando la caída del mercado interno aumentando sus exportaciones. Las automotrices, por ejemplo, vieron descender las ventas internas en un 50 por ciento, pero están manteniendo el nivel de producción del año pasado gracias a los despachos al exterior.
El sector de la construcción perdió 70 mil empleos desde 1999, 40 mil en el último año. Así, la dotación total ya se redujo en una cuarta parte desde el comienzo de la recesión. La pérdida de puestos de trabajo de la construcción está en línea con la caída del nivel de actividad del sector, que desde 1999 se contrajo en un 27 por ciento. La relación directa entre la caída de la producción y la pérdida de empleos tiene que ver con la precariedad de las condiciones laborales de los trabajadores del sector. El 60 por ciento de ellos está en negro, por lo que los despidos se concretan sin costo alguno.
En el informe de la cartera laboral se destaca que más de la mitad de los 150 mil empleos se perdieron en los últimos tres meses. Es el período en el que el país tuvo tres ministros de Economía, convivió con un riesgo país superior a los 1000 puntos y cayó fuertemente la confianza de los consumidores en que la economía se reactive en lo inmediato. Entre marzo y mayo, Alpargatas despidió 250 empleados; General Motors, 102; Transportes Konfort, 847; Hospital Israelita, 200 y muchos más. A la vez se multiplicaron las suspensiones, que sólo en los primeros cinco meses de 2001 superaron las 55 mil. Para frenar las cesantías, el Gobierno sólo tiene una alternativa: reactivar el mercado interno antes de que los suspendidos se sumen al ejército de los desocupados.


ERNESTO KRITZ titular de la Sociedad de Estudios Laborales

“Se derrumbó el mercado”

¿Piensa que el índice de desocupación de mayo será superior al de hace un año?
–Seguramente sí. La economía destruyó miles de puestos de trabajo en los últimos meses, que no fueron reemplazados por empleos nuevos.
¿Por qué se pierden tantos puestos en unos pocos meses?
–Porque el mercado laboral es mucho más procíclico que en el pasado. Es decir, responde rápidamente a las variaciones del nivel de actividad. En los últimos meses se derrumbó el mercado interno y de inmediato se despidió personal.
¿Este es el perjuicio que trajeron aparejadas las repetidas reformas que flexibilizaron el mercado laboral?
–Es un perjuicio en las épocas recesivas, pero es un beneficio en los momentos en los que la economía crece, porque esa mayor elasticidad de la demanda permite recuperar los puestos perdidos rápidamente.
Sin embargo, en épocas de fuerte crecimiento, como en 1996 y 1997, muchas empresas prefirieron extender las jornadas laborales que tomar nuevo personal.
–Es cierto, pero de todas maneras en esos años se generaron más de un millón de puestos de trabajo. La razón por la que muchos prefieren estirar los horarios de trabajo de sus empleados responde a una estrategia de baja de costos para enfrentar la competencia. Pero esa situación se da en el país porque no funcionan los controles necesarios que obliguen a las empresas a pagar por esas horas extras. Si logran que el personal trabaje más por la misma paga, ¿para qué van a tomar nuevos empleados? En realidad es una forma indirecta de reducir los salarios.
¿Cuánto tiene que crecer la economía para que crezca el empleo?
–A partir de un crecimiento económico del 3,5 por ciento empieza a aumentar la tasa de empleo. Luego de esa cifra, por cada punto de incremento del PBI, el empleo crece un 0,6 por ciento. Si crecemos al 5 por ciento, la cantidad de puestos de trabajo subirá un punto anual.


FUERTE CRECIMIENTO DE LA PRECARIZACION

3,3 millones trabajan en negro

Por R.N.

Casi una década de alto desempleo alteró radicalmente la dinámica del mercado laboral. La balanza de oferta y demanda de puestos de trabajo se desequilibró en perjuicio de los trabajadores. La consecuencia es una creciente precarización de las condiciones de contratación. Según la consultora Equis, los trabajadores no registrados ya son el 38,2 por ciento del total, medio punto más que el año pasado. En total hay 3,3 millones de empleados mayores de 18 años que trabajan en negro, sin el beneficio de una obra social ni de una futura jubilación. Este registro es el máximo histórico y significa un crecimiento del trabajo en negro del 55 por ciento con respecto a 1990.
El 60 por ciento de los trabajadores informales son jefes de hogar. Y el salario promedio de esos empleados es un 40 por ciento más bajo que el de los registrados. En general, los trabajadores informales no cobran aguinaldo, vacaciones ni horas extras. Tampoco reciben salario familiar ni perciben ingreso alguno en caso de enfermedad. La mayoría de los trabajadores no registrados cuenta con escolarización hasta primaria completa y desarrollan tareas en establecimientos de hasta 25 empleados.
En su anterior gestión Cavallo disminuyó sensiblemente los aportes patronales con el argumento de que el abaratamiento del costo salarial redundaría en una rápida generación de empleos. Y que, además, esta rebaja incentivaría a los empleadores a registrar a sus nuevos trabajadores. La consecuencia más significativa de la disminución de los aportes fue el fuerte aumento del déficit fiscal. Pero la desocupación siguió creciendo y el trabajo informal se multiplicó. La prueba de que la rebaja de aportes no redundó en una formalización de las relaciones laborales es que en las zonas del país en las que la disminución de aportes fue más alta, el trabajo en negro supera al promedio nacional.
Otra de las ideas de Cavallo para generar empleo fue la flexibilización de las condiciones laborales. Entre ellas la disminución del costo de las indemnizaciones por despido. El razonamiento era: “Las empresas no toman gente en las épocas de bonanza económica porque temen que si luego viene una recesión no podrán despedirlos porque les sale muy caro”. Pero, luego de la reforma, durante los años 1996 y 1997, en los que hubo un fuerte crecimiento económico, las empresas prefirieron estirar las jornadas laborales –en general sin abonar horas extras– que tomar nuevos empleados. Cuando comenzó la recesión, el bajo costo de los despidos incentivó una rápida disminución de las dotaciones.
Así, la desocupación fue flexibilizando de hecho las condiciones laborales y Domingo Cavallo primero y sus sucesores fueron blanqueando la nueva situación con sucesivas reformas laborales.

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