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ECONOMíA EN PAGINA/12 WEB
17 JUNIO 2001








 DESECONOMIAS
 por Julio Nudler


El salto del final

Elisabeth Otto viajaba con otros ejecutivos de Hewlett-Packard en un avión de la compañía, cuando se levantó de su asiento, fue hasta la puerta de emergencia, la abrió de un tirón y se arrojó al vacío. “La trágica muerte de Otto, de 31 años y gerente de la filial de compras de HP –cuenta Sue Shellenbarger en The Wall Street Journal–, acabó con su depresión, con las conversaciones sobre su estrés y con sus planes de ver a un terapeuta esa misma semana, según los investigadores. Pero para los perplejos compañeros de trabajo de Otto, el dolor apenas comenzaba.”¿Realmente? Para muchos de sus 6000 compañeros en las oficinas de HP en Roseville, California, vinieron meses de angustia”, asegura la articulista. ¿Cuántos de ellos conocerían de cerca a la suicida? ¿Veinte, treinta?
Como corresponde a la peculiar cultura estadounidense, existen “programas para sobrevivientes de suicidios”. Las agencias privadas que antes se los ofrecían a las familias ahora incluyen en su target a las empresas, porque esas muertes son “un problema en el ámbito laboral” y porque “tragedias como éstas plantean retos que nadie estudia en una escuela de administración”. Ahora bien, como los colegas sobrevivientes tienden a pensar que el suicida tomó su determinación porque recibió una evaluación injusta de su trabajo o porque lo echaron, expertos como Herbert Hendin advierten que el problema es al revés: la gente no se quita la vida porque le vaya mal en el trabajo, sino que le va mal en el trabajo como consecuencia de sus tendencias suicidas, basadas en problemas como depresión, esquizofrenia o abuso de drogas. El sistema, agradecido.
Hewlett reaccionó rápidamente tras el suicidio de la ejecutiva. Primero, informó sobre el incidente en su página web, incluyendo consejos de un psicólogo. Además, realizó un servicio fúnebre en Roseville con un enlace de audio para empleados que se hallasen en otros lugares y trajo a un pelotón de terapeutas para asistir a los empleados con vida. Y “cuando su equipo de trabajo festejó la conclusión de un proyecto en el que ella había trabajado, le dieron el crédito que se merecía”. ¡Así se hace!