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ECONOMíA EN PAGINA/12 WEB
01 JULIO 2001








Recesión
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- El sector privado está en una virtual cesación de pagos.

- En los primeros cinco meses del año hubo 2 millones de cheques rechazados, un 25 por ciento más que en el mismo período del 2000.

- Los plazos de pago comerciales se triplicaron y ya alcanzan un promedio de 180 días.

- La caída de ventas y la restricción del crédito bancario provocaron el extendido default privado.

- En junio se contabilizó un record histórico de demandas judiciales por falta de pago.

- Y las quiebras de empresas y convocatorias de acreedores del primer semestre superan largamente las del mismo período del 2000.

- El estiramiento de los plazos de pago se da en todos los sectores productivos y comerciales.

 


Peligro de derrumbe

Por Roberto Navarro

Luego de tres años de recesión gran parte de la industria y el comercio está en una virtual cesación de pagos. En los primeros cinco meses del año hubo 2 millones de cheques rechazados, un 25 por ciento más que en el mismo período del 2000, a pesar de que la caída del consumo redujo la cantidad de documentos emitidos. A su vez, los plazos de pago comerciales se triplicaron y ya alcanzan un promedio de 180 días. La caída de ventas y la restricción del crédito bancario provocaron el extendido default privado. Las pymes, marginadas por los bancos, se están financiando ampliando los plazos de pago a sus proveedores. Estos, en muchos casos, también son pequeñas empresas, sin espalda financiera para aguantar esa bicicleta. Así, los eslabones más débiles de la cadena de pagos van cediendo y se genera un efecto dominó en el que cientos de empresas terminan quebrando. Cash accedió a un adelanto del informe mensual de riesgo crediticio de la consultora Experian-Fidelitas, que revela que en junio se contabilizó un record histórico de demandas judiciales por falta de pago y que las quiebras de empresas y convocatorias de acreedores del primer semestre superan largamente las del mismo período del 2000.
Sólo en los primeros 15 días del mes pasado 77 empresas requirieron judicialmente la apertura de concursos de acreedores, un 20 por ciento más que en el mismo período del año pasado. Las más importantes fueron las de la línea aérea Lapa, el club Ciudad de Buenos Aires y el frigorífico Trenque Lauquen. Las convocatorias son el último recurso de las compañías con problemas financieros para evitar la quiebra. Las empresas requieren a sus acreedores un plan de facilidades de pago, que generalmente contempla una quita en el capital adeudado y un plazo de gracia para conseguir un desahogo financiero. La mayoría de las veces los acreedores, luego de una negociación, conceden al deudor la posibilidad de que siga operando, apostando a que, si logra recuperarse, cancele los compromisos asumidos. Si los acreedores no aceptan la propuesta o si la aceptan pero luego el deudor no cumple, el próximo paso es el pedido de quiebra.
En junio hubo 94 decretos judiciales de quiebra; en lo que va del año la cifra trepa a 555, un 10 por ciento más que en el primer semestre del 2000. Las empresas más grandes que cerraron por quiebra el mes pasado fueron la industria láctea Meriel, el laboratorio Química Farmacéutica Platense y la maderera Hércules Mastrocola.
El dato más dramático que revela el informe de Experian-Fidelitas es el aumento en las demandas judiciales, la mayoría de las cuales luego derivaran en pedidos de quiebra. En la primera quincena de junio se iniciaron 8337 demandas, cifra que revela un aumento del 60 por ciento con respecto a igual lapso del mes anterior y que es un record histórico muy por arriba del pico que se produjo en diciembre del 2000.
Antes del proceso de concentración y extranjerización de la banca, la mayoría de las empresas financiaba su operatoria comercial mediante líneas de crédito de corto plazo, que se renovaban automáticamente. En los últimos años los bancos prefirieron orientar sus préstamos al sector público y de consumo personal –a través de tarjetas de crédito– dejando a disposición de las pymes solamente el uso del descubierto en cuenta corriente. La operatoria habitual es que las empresas pacten con la sucursal un monto fijo disponible por el que pueden librar cheques aunque no dispongan de esos fondos. Lo que se llama giro en descubierto. La tasa de interés promedio del sistema para ese tipo de operaciones supera el 50 por ciento anual.
El diferimiento de los plazos de pago entre clientes y proveedores, fruto de la caída de las ventas, deriva en que muchas empresas superen el monto de sobregiro acordado con el banco. En esos casos la entidad financiera rechaza el cheque o lo cubre cobrando una tasa de interés que duplica la normal. Así, de un modo u otro, las compañías van camino a la quiebra. Por eso la mayoría de las pequeñas empresas optaron por financiarse a través del crédito que les ofrecen sus mismos proveedores.Cuando no pueden cumplir con los plazos pactados, dilatan los pagos, sin verse obligados a pagar intereses por los días de atraso.
Roberto Domenech, titular del Centro de Empresas Procesadoras Avícolas, explicó a Cash que “la cadena de pagos se estira cada vez más: antes cobrábamos a 15 días y ahora a 120”, detalló. Y agregó: “En realidad, el circuito productivo está en cesación de pagos. Les seguimos vendiendo a nuestros clientes porque sabemos que, si les reclamamos la deuda y no les entregamos más mercadería, no tienen con qué pagarnos. Se comieron el capital”, remarcó.
El estiramiento de los plazos de pago se da en todos los sectores productivos y comerciales. En un relevamiento por distintas cámaras, Cash encontró que los autopartistas, que habitualmente comercializaban su producción a un plazo de 30 días, están operando a un promedio de 100 días. Las mismas terminales automotrices, multinacionales de gran porte, están cancelando sus facturas a 90 días. Los jugueteros, que compiten con los productos importados que ingresan con cartas de créditos a 180 días, tuvieron que adaptarse a ese plazo. También la industria del calzado cobra a los seis meses y en algunos casos hasta a 240 días. Hasta los metalúrgicos, que siempre operaron a 30 días, están cobrando hasta con seis meses de plazo.
La mayoría de las cámaras industriales, principalmente las de los sectores más castigados, responsabilizan a los bancos de sus penurias financieras. Según los empresarios, los bancos privados tienen una lista negra, en la que figuran los rubros más golpeados por la recesión, a los que les quitaron todo tipo de apoyo financiero. Pablo Pochat, gerente del área de crédito pyme del Banco Río, una de las entidades privadas más grandes y con más sucursales del país, aseguró a Cash que “los bancos no tienen ninguna lista negra, pero que conocen perfectamente cuáles son los sectores que están atravesando situaciones difíciles. Con estas empresas somos más cautelosos que con el resto”, admitió el ejecutivo.
La decisión de los banqueros de cerrar el grifo de fondos a los sectores que pasan por una situación difícil –que son cada vez más– sumada a la caída de las ventas de los últimos meses fueron los principales factores que provocaron la virtual cesación de pagos de gran parte de la industria y el comercio. La alarmante cifra de nuevas demandas judiciales por falta de pago preanuncia una catarata de quiebras para los próximos meses. Para evitarlo sólo queda desandar el camino que llevó a esta situación: que la banca demuestre una mayor predisposición para asumir el riesgo de financiar la actividad productiva y que el equipo económico encuentre la forma de reactivar el consumo interno.


Informe reservado del Banco Central, enero-mayo 2001

Dos millones de cheques rechazados

Por R.N.

El informe del Banco Central al que accedió Cash, que revela que entre enero y mayo se rechazaron dos millones de cheques, es uno de los secretos mejor guardados por el sistema financiero y por las mismas autoridades de la entidad monetaria. Para ilustrar lo catastrófico del dato basta compararlo con igual período de años anteriores. Los cheques rechazados en los primeros cinco meses del 2001 son un 25 por ciento más que en el mismo período del 2000, un 60 por ciento más que en 1999 y un 400 por ciento más que en 1995, en pleno Efecto Tequila.
Los banqueros suponen que la difusión del dato desprestigia el instrumento de pago que tantas ganancias les reporta. Un importante ejecutivo de un banco de primera línea, que pidió no ser mencionado, explicó a este suplemento la importancia que le adjudican a mantener el secreto. “Si la gente sabe que hay semejante cantidad de cheques rechazados, dejará de confiar en este documento, que legalmente actúa como una orden de pago, y ya no querrá recibirlo”, fue su razonamiento.
El aumento en la cantidad de cheques rechazados cobra aún mayor relevancia si se toma en cuenta que, a raíz de la caída del consumo, en el año disminuyó un 5 por ciento la cantidad de documentos emitidos, con respecto al mismo período del 2000. Lo mismo sucede con los montos de dinero en juego: a pesar de que la cantidad de dinero girado mediante cheques disminuyó sensiblemente, el monto total de cheques rechazados aumentó un 18 por ciento.
A continuación todos los datos del informe que los bancos preferirían no mostrar:
3422 millones de pesos es el monto de dinero que totalizan los cheques rechazados entre enero y mayo. La cifra representa un aumento del 18 por ciento con respecto al monto de cheques rechazados en el mismo período del 2000.
113.651 millones de pesos es el monto total de los cheques emitidos durante los primeros cinco meses del año. La cifra refleja una caída del 6 por ciento con respecto al monto girado en documentos en el mismo período del 2000.
3,02 por ciento es el porcentaje que significa el monto de dinero involucrado en el total de cheques rechazados dentro del monto de cheques emitidos. Esta cifra es un 25 por ciento más alta que la del 2000, cuando el monto de cheques rechazados era un 2,44 por ciento del monto de cheques emitidos.
2 millones es la cantidad de cheques rechazados por el sistema bancario entre enero y mayo. En el mismo período del 2000 se registraron 1,6 millón de rechazos; en 1999, 1,2 millón; en 1998, 1 millón; en 1997, 660 mil; en 1996, 550 mil y en 1995, 480 mil.
44 millones es la cantidad de cheques emitidos en los primeros cinco meses del año. A pesar de las intensas campañas de bancarización instrumentadas por las entidades, la recesión y el alejamiento de las pymes de la banca oficial disminuyeron el uso del cheque. El año pasado entre enero y mayo se habían emitido 46,4 millones de estos documentos.
4,5 por ciento es el porcentaje de cheques emitidos que fueron rechazados en los primeros cinco meses del año. La cifra es un 30 por ciento mayor a la del 2000, cuando los cheques devueltos significaban un 3,5 por ciento del total. El aumento se debió a un crecimiento en la cantidad de rechazos y una disminución en el número de documentos emitidos.

CARA Y CECA DE LA CRISIS

Pablo Pochat gerente de créditos pyme del Banco Río

“No tenemos listas negras”

“El sector pyme, por su propia dinámica, merece un tratamiento crediticio particular. El promedio de vida de este tipo de compañías es de dos años. Dato que revela la atención que debe poner un banco en la evolución de cada cliente. Banco Río tiene una cartera de 30 mil pymes, de las cuales 10 mil tienen un acuerdo de sobregiro en cuenta corriente. Esos adelantos se renegocian periódicamente contra la presentación de una carpeta que actualice los datos del desarrollo comercial de la empresa y el pago de impuestos. Nosotros no discriminamos a ningún sector en particular ni tenemos listas negras. Por supuesto que conocemos cuáles son los sectores más castigados por la recesión económica y tratamos las solicitudes de esas empresas con mayor cautela, pero eso no significa que no tengan posibilidad de acceder a un crédito con Banco Río. En muchos casos lo que hacemos es adaptar el monto requerido a lo que nosotros consideramos que la empresa está en condiciones de devolver. En este momento tenemos prestados mil millones de pesos a pequeñas y medianas empresas.”

Juan Carlos Lascurain titular de la Asociación de Ind. Metalúrgicas

“Condena a los
más chicos”

“Los plazos de pago se extendieron en todos los sectores de la economía, incluso en los que históricamente se operó de contado. En nuestro caso, las ventas siempre fueron a 30 días. En la actualidad las operaciones se pactan a 60 o 90 días y, en algunos casos, se terminan cobrando a 180. El financiamiento a través de los proveedores es el único camino que les queda a las pymes para sobrevivir. Los bancos se desentendieron de apoyar a la mayoría de las pequeñas empresas. En el país sólo el 7 por ciento del pasivo de la industria corresponde a deudas con el sistema financiero. En España y Estados Unidos el 25 por ciento de las deudas industriales son con los bancos. Además, las tasas son tan altas que, aunque se consiga un acuerdo de sobregiro en cuenta corriente, es mejor no usarlo. No hay actividad productiva que pueda bancarse tasas de interés superiores al 50 por ciento. El estiramiento en la cadena de pagos condena a los más chicos, porque las grandes empresas siempre se pagan primero entre ellas y extienden los cheques más largos para las pymes, que no pueden protestar para no perder el cliente.”