Por Claudio Zlotnik

En la plaza bursátil está ocurriendo todo lo contrario a lo que hace un par de años Alan Greenspan definió (con respecto de Wall Street) como exuberancia irracional. La corrida en contra de los activos financieros argentinos volvió a colocar al riesgo país en niveles altísimos, mientras que las acciones valen, en promedio, casi la tercera parte que hace una década. En medio de la crisis, lo único que parece a salvo es el sistema financiero. Más allá de las heridas que sufren los bancos después de tres años de recesión, lo cierto es que la histeria de los financistas no se contagió, por ahora, a los ahorristas. Y, al menos en el último mes, los depósitos a plazo fijo han aumentado.
De alguna manera, los bancos se convirtieron en un refugio para la crisis. Al menos ésa es la percepción que tienen los ahorristas. Después de la sangría de marzo y abril pasados, cuando del sistema fugaron unos 2700 millones entre pesos y dólares (tomando en cuenta sólo los depósitos a plazo), las colocaciones volvieron a subir aunque ciertamente aún no en la misma magnitud. Una señal de confianza a contramano del comportamiento de los inversores bursátiles, que se desprenden de bonos y acciones a precios de remate.
Desde mayo, los depósitos a plazo fijo se recuperaron en 1000 millones, aunque también es verdad que con la profundización de la crisis también se elevó la dolarización. En la actualidad, de los 54.446 millones colocados a plazo, el 80 por ciento corresponde a depósitos en dólares. También debe tenerse en cuenta que, aun con la nueva disparada del riesgo país, a pesar del megacanje, y los temores que en el exterior despertó la creación de un dólar comercial, en los últimos 30 días las colocaciones aumentaron 40 millones en pesos y otros 115 millones en dólares.
En todo caso, el dato negativo surge del nuevo salto que describieron las tasas de interés. Especialmente las de los depósitos en pesos, lo que da muestras del nerviosismo del mercado en torno de una eventual devaluación. También en sintonía con la suba del riesgo país, las tasas en pesos aumentaron del 10 al 12 por ciento anual en los últimos 15 días. El salto fue aún mayor para las colocaciones a tres meses: subieron del 12 al 16 por ciento anual, según la encuesta del Banco Central entre las entidades financieras. En tanto, para las colocaciones dolarizadas la tendencia aparece más estable: las tasas pasivas crecieron apenas medio punto, del 8,0 al 8,5 por ciento anual en promedio.
Por ahora, este aumento de las tasas fue capaz de retener los depósitos a pesar del fuerte aumento en los rendimientos de los títulos públicos. No obstante, pese a que ostentan liquidez, los bancos les pondrán un costo muy alto a las Letes que pasado mañana licitará Economía. Tanto, que forzaron a Domingo Cavallo a achicar los plazos de la emisión. A menos que el ministro logre convencerlas de los contrario, las entidades financieras le cobrarán no menos del 15 por ciento anual para refinanciar deuda a tres meses. Si esta tasa se convalidara, no quedaría mucho margen para cambiar la actual dinámica de la crisis en los mercados. En este contexto, hay que cruzar los dedos para que los depósitos sigan haciendo el aguante.