Zigzag
Un serrucho es una herramienta cuyo filo es dentado, es decir, con
puntas o resaltos. Dibuje una línea horizontal, crúcela
de abajo hacia arriba por una línea ascendente e inclinada
a la derecha, luego la baja por una línea descendente hacia
la derecha, y así varias veces. La serie de líneas
forma alternativamente ángulos entrantes y salientes, con
perfil de zigzag. La economía aprovechó los caminos
de zigzag. El Cuadro Económico de Quesnay fue llamado (por
quienes no podían entenderlo) el zigzag. Otro
zigzag famoso fue el de Adam Smith, respecto a los ingresos profesionales:
aprender el oficio de zapatero no promete mucho ingreso, pero sí
seguro y sin altibajos; es como la línea horizontal, siempre
del mismo nivel. Pero si uno aprende el de abogado, puede ganar
hoy y no ganar nada mañana: hoy la línea de ingresos
está alta y mañana baja hasta el piso, y luego se
recupera y más tarde vuelve a caer. El zigzag de los ingresos
indica que son profesiones riesgosas. Adquirirlas es como comprar
un título crediticio que le da hoy 1 peso, mañana
2 y pasado 0. El promedio es 1, pero la rentabilidad va en zigzag,
de modo que si usted lo tiene hoy ganó la media, si lo conserva
una día duplica la ganancia, y si lo conserva un día
más, esperando volver a duplicarla, pierde todo. El zigzag,
llamado varianza por los estadígrafos, se usa
para medir el riesgo de un evento futuro, en tanto el promedio de
resultados conocido se usa para predecir el valor futuro más
probable. Tome un título cualquiera y sus rendimientos en
diez momentos sucesivos; en un papel, dibuje una recta con diez
marquitas; encima de cada una, mida con una regla el rendimiento
en cada vez; luego sume los rendimientos y divídalos por
10: el número que resulta es la media; señale ese
valor en su gráfico: una esos puntos y le da una recta horizontal;
arriba o abajo de la recta quedan los desvíos respecto de
la media. Si los desvíos son altos, la varianza es alta,
y recíprocamente. Un título con varianza alta espanta
al inversor. La política tiene su varianza: si una misma
persona hoy dice que se devolverán los recortes salariales
y con ello se reactiva el país, y al día siguiente
nos dice que no se devuelven sino que se añaden nuevos recortes
y con ello se reactiva el país, ciertamente se mueve en zigzag
de modo impredecible. Y un país así gobernado es como
la puerta del Infierno del Dante, donde se leía: Ay
de los que aquí entráis.
Independencia
La Argentina es paradojal. Su bandera fue enarbolada por vez primera
el 27 de febrero de 1812, pero el hecho se conmemora cada 20 de
junio. El gobierno mandó arriarla entonces porque así
convenía a la política del momento. ¿Quién,
pues, adornó su figura con ella? Los historiadores de la
tecnología datan la fecha de invención de la cuchara
por el primer cuadro en que aparece pintado tal artefacto. En forma
similar, dos años después de la creación de
Belgrano, Goya pintó al rey de España Fernando VII
de Borbón, con los colores argentinos cubriendo su cuerpo,
como la famosa foto de Cecilia Bolocco. El hecho no es insólito,
ya que los representantes reunidos en la Casa de Tucumán
en 1816 reconocieron por escrito que hasta ese día, 9 de
julio, el país había sido una dependencia de la Casa
de Borbón: declaramos solemnemente a la faz de la tierra
que es voluntad unánime e indubitable de estas Provincias
romper los violentos vínculos que las ligaban a los reyes
de España, recuperar los derechos de que fueron despojadas,
e investirse del alto carácter de Nación libre e independiente
del rey Fernando VII, sus sucesores y metrópoli. Sin
embargo, no habían faltado iniciativas argentinas para ofrecerse
como colonia de alguna metrópoli más exitosa, como
lo hizo Alvear en 1815 ante Inglaterra. Por esta razón, quizá,
los congresales entendieron que no bastaba ser independientes de
la Casa de Borbón, y el 19 de julio añadieron a la
cláusula Libres de los reyes de España y de
su metrópoli,la siguiente: y de toda otra dominación
extranjera. De manera tal, habría dos fechas para conmemorar
la independencia, pero antes de pensar cuál de
ellas sería la pertinente, debe aclararse si ambas cláusulas
fueron cumplidas. Hoy gobierna la Casa de Borbón, o en todo
caso los sucesores de Fernando VII. ¿Se rompieron los vínculos?
Acabamos de ver por todos los medios los viajes claudicantes de
enviados argentinos a la corte española, y la indiferencia
y desdén con que fueron recibidos, antesala del ya descontado
cierre de la línea aérea de bandera. La cláusula
del 19 de julio tampoco parece muy cumplida, al remedar un ministro
de la Nación al tristemente célebre Alvear, ofreciendo
el territorio argentino como parte del ALCA (queremos creer que
con conocimiento del Presidente, responsable de las relaciones exteriores),
y celebrarse aquí una cumbre (secreta) de aspirantes al ALCA.
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