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ECONOMíA EN PAGINA/12 WEB
15 JULIO 2001








 EL BAUL DE MANUEL
 por M. Fernandez López


Zigzag

Un serrucho es una herramienta cuyo filo es dentado, es decir, con puntas o resaltos. Dibuje una línea horizontal, crúcela de abajo hacia arriba por una línea ascendente e inclinada a la derecha, luego la baja por una línea descendente hacia la derecha, y así varias veces. La serie de líneas forma alternativamente ángulos entrantes y salientes, con perfil de zigzag. La economía aprovechó los caminos de zigzag. El Cuadro Económico de Quesnay fue llamado (por quienes no podían entenderlo) “el zigzag”. Otro zigzag famoso fue el de Adam Smith, respecto a los ingresos profesionales: aprender el oficio de zapatero no promete mucho ingreso, pero sí seguro y sin altibajos; es como la línea horizontal, siempre del mismo nivel. Pero si uno aprende el de abogado, puede ganar hoy y no ganar nada mañana: hoy la línea de ingresos está alta y mañana baja hasta el piso, y luego se recupera y más tarde vuelve a caer. El zigzag de los ingresos indica que son profesiones riesgosas. Adquirirlas es como comprar un título crediticio que le da hoy 1 peso, mañana 2 y pasado 0. El promedio es 1, pero la rentabilidad va en zigzag, de modo que si usted lo tiene hoy ganó la media, si lo conserva una día duplica la ganancia, y si lo conserva un día más, esperando volver a duplicarla, pierde todo. El zigzag, llamado “varianza” por los estadígrafos, se usa para medir el riesgo de un evento futuro, en tanto el promedio de resultados conocido se usa para predecir el valor futuro más probable. Tome un título cualquiera y sus rendimientos en diez momentos sucesivos; en un papel, dibuje una recta con diez marquitas; encima de cada una, mida con una regla el rendimiento en cada vez; luego sume los rendimientos y divídalos por 10: el número que resulta es la media; señale ese valor en su gráfico: una esos puntos y le da una recta horizontal; arriba o abajo de la recta quedan los desvíos respecto de la media. Si los desvíos son altos, la varianza es alta, y recíprocamente. Un título con varianza alta espanta al inversor. La política tiene su varianza: si una misma persona hoy dice que se devolverán los recortes salariales y con ello se reactiva el país, y al día siguiente nos dice que no se devuelven sino que se añaden nuevos recortes y con ello se reactiva el país, ciertamente se mueve en zigzag de modo impredecible. Y un país así gobernado es como la puerta del Infierno del Dante, donde se leía: “Ay de los que aquí entráis”.

Independencia

La Argentina es paradojal. Su bandera fue enarbolada por vez primera el 27 de febrero de 1812, pero el hecho se conmemora cada 20 de junio. El gobierno mandó arriarla entonces porque así convenía a la política del momento. ¿Quién, pues, adornó su figura con ella? Los historiadores de la tecnología datan la fecha de invención de la cuchara por el primer cuadro en que aparece pintado tal artefacto. En forma similar, dos años después de la creación de Belgrano, Goya pintó al rey de España Fernando VII de Borbón, con los colores argentinos cubriendo su cuerpo, como la famosa foto de Cecilia Bolocco. El hecho no es insólito, ya que los representantes reunidos en la Casa de Tucumán en 1816 reconocieron por escrito que hasta ese día, 9 de julio, el país había sido una dependencia de la Casa de Borbón: “declaramos solemnemente a la faz de la tierra que es voluntad unánime e indubitable de estas Provincias romper los violentos vínculos que las ligaban a los reyes de España, recuperar los derechos de que fueron despojadas, e investirse del alto carácter de Nación libre e independiente del rey Fernando VII, sus sucesores y metrópoli”. Sin embargo, no habían faltado iniciativas argentinas para ofrecerse como colonia de alguna metrópoli más exitosa, como lo hizo Alvear en 1815 ante Inglaterra. Por esta razón, quizá, los congresales entendieron que no bastaba ser independientes de la Casa de Borbón, y el 19 de julio añadieron a la cláusula “Libres de los reyes de España y de su metrópoli”,la siguiente: “y de toda otra dominación extranjera”. De manera tal, habría dos fechas para conmemorar la “independencia”, pero antes de pensar cuál de ellas sería la pertinente, debe aclararse si ambas cláusulas fueron cumplidas. Hoy gobierna la Casa de Borbón, o en todo caso los sucesores de Fernando VII. ¿Se rompieron los vínculos? Acabamos de ver por todos los medios los viajes claudicantes de enviados argentinos a la corte española, y la indiferencia y desdén con que fueron recibidos, antesala del ya descontado cierre de la línea aérea de bandera. La cláusula del 19 de julio tampoco parece muy cumplida, al remedar un ministro de la Nación al tristemente célebre Alvear, ofreciendo el territorio argentino como parte del ALCA (queremos creer que con conocimiento del Presidente, responsable de las relaciones exteriores), y celebrarse aquí una cumbre (secreta) de aspirantes al ALCA.