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ECONOMíA EN PAGINA/12 WEB
15 JULIO 2001








- El grupo inglés Allied
Domecq compró las Bodegas Graffigna y Santa Silvia en 37,5 millones de dólares, que estaban en manos del fondo de inversión Galicia Advent Private Equity Fund. Allied Domecq ya tenía el control de Bodegas Balbi. Se calcula que la inversión extranjera en
vitivinicultura alcanza a 500 millones. En el mundo, las ventas de Domecq alcanzan a 4000 millones de dólares anuales.

- Renault lanzará el Nuevo Twingo en tres versiones distintas: Authentique, Expression y Privilège. Como novedades se presentan los paragolpes color carrocería y nuevos colores. También hay un rediseño total en el interior del auto. Los nuevos modelos cuentan con reproductor de CD, aire acondicionado y cierre eléctrico de puertas.

- Un total de 65 trabajos se presentaron para concursar en el premio BBVA Banco Francés al emprendedor agropecuario, el doble de la cantidad de participantes habituales. El ganador se elegirá en los primeros días de agosto.

- Ernesto Gutiérrez asumió la presidencia del consorcio Aeropuertos Argentina 2000, donde era director desde el año pasado. A su vez, el ex Bunge y Born Miguel Angel Perversi fue designado director asociado de la empresa.

- Transportadora de Gas del Norte invertirá 200 millones de dólares para llevar gas natural desde Argentina hacia el sur de Brasil. TGN, cuyos socios son la francesa TotalFinaElf, Techint y Compañía General de Combustibles y la malaya Petronas, invirtió 130 millones de dólares en unir su red con el gasoducto de Transportadora de Gas del Mercosur.

FINANZAS el Buen Inversor
Por Claudio Zlotnik

CORRIDA FINANCIERA CON DERRUMBE DE ACCIONES Y BONOS

Entrada a zona peligrosa

La foto era muy parecida a la de hace una década, con algunos matices. Esta vez, sólo faltaron los arbolitos. Y lo que los operadores vociferaban no era la cotización del dólar sino la escalada del riesgo país. Estaba todo preparado para que estallara el escenario más temido: una corrida financiera que desembocara en una devaluación. En la semana que pasó, los corredores volvieron a demostrar que son insaciables. Y dejaron apenas una muestra gratis de lo que podría suceder en caso de que se resista el ajuste impiadoso. El caos y el miedo son disciplinadores. Y lo que viene, justamente, es un monitoreo a rajatabla de que el Gobierno cumpla con lo prometido.
Con tal de mantener en pie la convertibilidad, la Argentina tuvo que dar constantes muestras de amor al mercado. Se cumplieron con todos los deberes. ¿Cuál es la razón que lleve a suponer que, esta vez sí, se darán las condiciones para el relanzamiento de la economía y la entrada de capitales desde el exterior? Existen pocas certezas de que ello vaya a suceder, tal como promete el establishment.
En medio de la corrida (derrape de acciones y bonos, fuga de depósitos y fuerte salto de las tasas de interés), acertar el camino que tomará la crisis es difícil de adelantar. Pero vale la pena poner una lupa sobre los inversores en títulos públicos. Estos se dividen en dos: los extranjeros y los locales.
n Extranjeros: Los fondos internacionales vienen desarmando posiciones desde hace un par de años, desde que estalló la crisis en los tigres y tigrecitos asiáticos y, después, en Rusia. Desde entonces, han disminuido en forma dramática sus inversiones en los mercados emergentes. En especial, con Argentina. La continua degradación de su nota, por parte de las calificadoras internacionales, no hizo más que acelerar las ventas. Y la crisis actual no hizo más que profundizar esa tendencia. El hecho de que los inversores no se tienten comprando bonos que rinden entre 30 y 40 por ciento anual.
n Locales: Los bancos juegan con fuego. En conjunto poseen títulos de deuda por unos 15.000 millones de dólares, y en los últimos tiempos han engrosado sus balances prestándole fondos al Estado. Este es su negocio más importante. ¿Por qué entonces atentan contra la gallina de los huevos de oro? Esta última corrida se disparó cuando rechazaron conceder una “tasa patriótica” de nada menos del 12 por ciento. Los banqueros se desentienden de la corrida echando culpas sobre el poder político. Alegan que prestaron todo el dinero que les pidió el Ejecutivo. Pero –en estricto off the record– reconocen dos cosas: que las casas matrices ubicadas en el exterior les han puesto un techo a su exposición en bonos argentinos y que ya trabajan en un eventual escenario de default. En ese caso, recuerdan que históricamente se diseñaron salvatajes para rescatar a los bancos cuando hubo crisis terminales.