Principal RADAR NO Turismo Libros Futuro CASH Las 12

ECONOMíA EN PAGINA/12 WEB
22 JULIO 2001








Entrevista
trabajo

- “Muchas empresas optaron por suspensiones para no perder capital humano. Esa decisión nos salvó de un desempleo mayor.”

- “Necesitamos juntar todo el dinero del gasto social del país y tener una sola propuesta.”

- “A veces, cuando se es gobierno, se tienen que tomar medidas impopulares.”

- “Un sistema de revisión salarial trimestral es muy difícil de mantener.”

- “No tengo la información para asegurar que con esta rebaja cerramos el año.”

- “El problema que tenemos es que no estamos logrando tener claridad.”

- “El gobierno argentino no puede seguir cambiando las reglas de juego todas las semanas. Es un error que no podemos volver a cometer.”

 


“No podemos cambiar... ”

Por Roberto Navarro

Patricia Bullrich las tiene todas en contra: es ministra de Trabajo en el momento en que el país alcanzó el record de 2.283.000 desocupados; sólo cuenta con 130 mil planes de empleo y no pudo evitar que las tres centrales sindicales se pusieran de acuerdo para hacer un paro. Entrevistada por Cash, su estrategia fue aceptar la dura realidad, pero repartir las culpas. “Si la economía no crece, va a seguir habiendo despidos”, auguró, tirándole la pelota a Cavallo. Convencida de que es necesario fortalecer al Presidente, reclamó que el Gobierno debe elegir un camino y mantenerse firme en esa dirección. Puesta a opinar sobre los líderes de las centrales sindicales, alabó a De Gennaro y criticó a Moyano, con quien ya mantiene una pelea personal. Respecto del paro del jueves, lanzó una polémica frase: “No puedo aceptar más paros generales”.
¿No le resulta dudosa la información del Indec respecto de que no hubo destrucción de puestos de trabajo en el último año?
–Es cierto que se contradice con las mediciones del Ministerio de Trabajo, que se hacen en Buenos Aires, Córdoba y Rosario. Pero la encuesta del Indec es más representativa. Lo que parece haber ocurrido es que se perdieron puestos registrados, bien remunerados, y se reemplazaron por trabajos en negro. Lamentablemente, lo que ocurrió es que se profundizó la precarización laboral. Muchas empresas también optaron por suspensiones para no perder capital humano. Esa decisión nos salvó de un desempleo mayor.
¿No se podría buscar algún acuerdo con los empresarios para suspender los despidos por un tiempo, para no llegar a niveles cada vez más catastróficos de desocupación?
–En todos los planes de competitividad, que ya involucran a más de 500 mil trabajadores, establecimos mecanismos de preservación del empleo hasta el 2003. Lo que pasa es que esos planes se hacen en el marco de una estrategia de crecimiento. Si la economía no arranca, va a ser difícil que se puedan cumplir. Va a seguir habiendo despidos. Nosotros, si las empresas no cumplen, les quitamos las ventajas, pero ésa no es la idea. Lo importante es que el país crezca.
¿Qué opina de la propuesta de crear un subsidio para todos los jefes de hogar desocupados?
–Necesitamos juntar todo el dinero del gasto social del país y tener una sola propuesta. Deberíamos instrumentar mecanismos muy concretos de distribución. Este es un acuerdo que tenemos que construir rápidamente e ir hacia un plan nacional. No sé si con un subsidio para todos los jefes de familia, porque es muy costoso.
La rebaja de salarios de empleados estatales y de jubilados lesiona derechos adquiridos, empuja a miles de personas a la pobreza y ni siquiera consiguió consenso político. ¿Fue una decisión apresurada?
–Fue una decisión obligada por las circunstancias. Nos convencimos de que nos estábamos quedamos sin crédito. No teníamos manera de financiar el déficit proyectado hasta fin de año. A veces, cuando se es gobierno, se tienen que tomar medidas impopulares.
¿Es sostenible social y políticamente un sistema de salarios variables? ¿Cómo va a hacer el Gobierno para volver a reducir jubilaciones dentro de tres meses?
–Un sistema de revisión salarial trimestral es muy difícil de mantener. El problema es que, con una regla así, hay que lograr un rápido aumento en la recaudación. Es cierto: tres meses es poco. No tengo la información para asegurar que con esta rebaja cerramos el año. Por eso necesitamos lograr tranquilidad política rápidamente. Si no, nos vamos a comer estos tres meses y va a haber problemas. Además, mientras tanto, siguen cayendo empresas, porque no aguantan la recesión y las altas tasas de interés. Cuando cierran, perdemos puestos de trabajo.
¿Por qué no pensaron ustedes otras alternativas que la rebaja salarial?
–No sé, es muy difícil. Hay quienes proponen nuevos impuestos y, quizá, finalmente tengamos que crearlos. Pero veníamos planteando descomprimir la presión sobre las empresas, y eso sería volver atrás. El que tiene que ahorrar ahora es el Estado. Y en esa premisa se basó la propuesta del Gobierno.
Le doy un ejemplo. ¿No era más lógico plantear la eliminación o la postergación, como finalmente sucedió, de la rebaja en Ganancias para los que ganan más de 1500 pesos que reducir jubilaciones?
–No me quiero plantear esta discusión. El problema que tenemos es que no estamos logrando tener claridad. El gobierno argentino no puede seguir cambiando las reglas de juego todas las semanas. Es un error que no podemos volver a cometer. Desde la justicia social, es preferible que ese dinero entre y dárselo a los jubilados. Pero debemos trazarnos un camino y respetarlo. Y la oposición debe entender que es necesario cerrar este debate rápido.
¿Si usted fuera una legisladora de la oposición aprobaría una rebaja de jubilaciones?
–Yo creo que sí. Yo era diputada durante el Efecto Tequila, en 1995, y voté decisiones tan fuertes como éstas. Se estaban cayendo bancos, se podía caer en una situación peor. En este caso lo volvería a hacer.
¿No resiente aún más su poder De la Rúa diciendo que el plan es innegociable y pocos días después se modifica? ¿No deberían haber buscado antes el consenso?
–Nosotros necesitamos, lo repito, definir un camino y estar firmes en él. Eso nos va a permitir salir más rápido de la crisis. Pero, bueno, evidentemente la situación política compleja, tanto nacional como provincial, genera un nivel de discusión muy fuerte como para lograr pararnos en un punto y mantenernos. La situación política que enfrenta este gobierno es particularmente conflictiva.

IMPACTO DE LA PODA EN EL SECTOR PRIVADO

“Los salarios ya bajaron fuerte”

El crecimiento del trabajo no registrado derivó en una fuerte caída del salario promedio. Pero el Estado no parece muy interesado en evitarlo. Hay provincias que tienen dos inspectores para controlar miles de empresas.
–De mi parte no ha sido por falta de interés que no se avanzó en ese sentido. Es una tarea muy difícil, pero estamos trabajando. La semana pasada lanzamos un plan para controlar 54 mil empresas con más de 500 mil empleados, que se va a llevar a cabo entre agosto y noviembre. Esperamos descubrir arriba de 150 mil trabajadores en negro. Vamos a salir con 600 inspectores.
¿La rebaja de salarios estatales puede habilitar una nueva reducción de salarios en el resto de la economía?
–Me parece que no. En los últimos años los salarios privados ya bajaron fuerte. Pero si se logra salir de esta situación, las empresas, en el marco de los planes de competitividad, podrían crecer sin tocar el costo salarial.
Algunos economistas piensan que la deflación de salarios es funcional al modelo económico.
–Lo que pasa es que cuando uno cuenta con una moneda estable, como nosotros estamos tratando de mantener, los números son mucho más transparentes y crudos. Pero cuando había devaluaciones e inflación los salarios caían y no se veía tanto. Todos saben que si la economía cae los salarios también lo hacen. De todas maneras, desde mi punto de vista, preferiría que dejaran de caer.

Planes de empleo en las provincias

“No sé qué pasa”

Según un informe de la OIT, adelantado por “Cash”, sólo el 4 por ciento de los desocupados recibe ayuda estatal. La suma de los planes de empleo nacionales y provinciales da mucho más que eso. ¿Por dónde pasa el desvío?
–Nosotros podemos responder por los planes nacionales. No sé lo que pasa con los provinciales. Quizá los gobernadores utilizan en otra cosa el dinero que se les destinó para ese fin. En el caso de los nacionales, nosotros estamos exigiendo una declaración jurada para entregar un plan. Nos puede pasar que una persona tenga un trabajo en negro o un kiosco no registrado y reciba un plan. En muchos casos estamos en manos de los municipios, que son los que eligen a los beneficiarios.
Un informe realizado por la consultora Equis para el Ministerio de Trabajo indica que más de la mitad de los beneficiarios dice que para conseguir un plan de empleo hay que tener un contacto político.
–Es un dato preocupante. Nosotros pedimos esa encuesta para corregir errores y para tener una herramienta más objetiva en la decisión. Está bien que ustedes difundan esa información; nosotros la usamos para mejorar.

La convocatoria al paro de las tres centrales

“Fue político e ilegítimo”

¿Por qué cree que en esta ocasión se unieron las tres centrales sindicales para el paro?
–La lógica del paro nacional es negativa. Cada día va perdiendo legitimidad. Lo que pasa es que hay una brecha entre lo que piensa la gente y la capacidad que tiene el sindicalismo de realizar una huelga, a fuerza de parar el transporte y generar miedo. Creen que realizando un paro al otro día se sientan a negociar con más fuerza. Y no es así. Por las buenas les ha ido mejor. Cuando se negoció la Ley de Competitividad consiguieron cosas sin ningún paro. Este fue un paro político e ilegítimo.
Si un paro decidido por una rebaja salarial le parece ilegítimo, ¿en qué casos cree que el trabajador podría ejercer su derecho
a huelga?
–La huelga de los estatales me pareció bien, porque estaban directamente afectados. Pero no puedo aceptar más paros generales porque afectan a todo el país. En general, hoy en día, las huelgas generales en el mundo se discuten mucho. En la mayoría de las centrales gremiales hay mecanismos que cumplimentar antes de una decisión de esa naturaleza. Perdimos 110 millones de recaudación por esta medida.


Ping-pong sindical

Rodolfo Daer: “Se queda encerrado en una competencia política con Moyano y no puede salir de esa situación. Un día plantea el diálogo y luego, frente al miedo de quedar desubicado por Moyano, plantea la confrontación. Son estrategias totalmente diferentes que no le permiten trazar un camino que lo defina”.

Hugo Moyano: “Ha planteado un mecanismo de confrontación permanente. Es un diálogo difícil, porque no plantea alternativas. El dice: ‘el modelo económico va a ser el que yo digo o voy a seguir haciendo lo que esté en mis manos para cambiarlo’. No nos deja un espacio para negociar. Incluso, cuando se plantearon los planes de competitividad, que todo el mundo apoyó, Moyano lanzó un paro. Esa central funciona así: se juntan cuatro y dicen ‘hace tiempo que no tenemos protagonismo, lancemos una huelga’”.

Víctor De Gennaro: “Tiene un estilo positivo. Quizás sus propuestas aún están lejos de las posibilidades concretas de poder realizarlas. Pero las ideas del subsidio para jefes de familia y para los hijos son muy interesantes. Intenta en cada oportunidad hacer una propuesta. No establece un mecanismo de confrontación típica, sino de negociación positiva”.