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ECONOMíA EN PAGINA/12 WEB
29 JULIO 2001








Reportaje
economía

- “Nadie esperaba que la gente saliera a bailar en la calle porque le cortan el salario. Pero no es un nivel de ruido muy preocupante. Cuando uno habla con la mayoría de la gente, dicen que no había otra que hacer un ajuste para recuperar la confianza.”

- “No hay corrida bancaria, hay nerviosismo. Pero ¿usted conoce alguien que no haya recibido su depósito? Más allá de algún caso puntual, por un día, no conozco a nadie.”

- “No hay una conspiración en contra. Hay gente que apuesta dinero para que les vaya mal a Colombia, a Brasil y a Estados Unidos también. Está dentro de las reglas del mercado.”

- “Yo estuve en Asia (como funcionario del FMI) en la época de la crisis. Corea, por ejemplo, hoy tiene un riesgo país de 158 puntos. Y el ajuste que se hizo fue mucho más doloroso de los que se hicieron acá.”

 


“El ajuste en Asia...”

Por Maximiliano Montenegro

Hasta hace un mes, Mario Blejer era funcionario del FMI y se encargaba de “inspeccionar” las economías asiáticas. Hoy es el asesor de Cavallo encargado de comunicar las ideas del equipo económico a los “mercados”. Su discurso es el mismo que antes y calza perfecto para justificar el plan actual de Cavallo.
En los informes de los bancos de inversión internacional, cada vez está más presente la sensación de que Argentina va camino al default o a una devaluación, o ambas cosas...
–No sé quiénes son exactamente quienes tienen esa percepción. El riesgo país refleja, obviamente, que Argentina tiene un problema de desconfianza. Pero el tema del riesgo país está magnificado. Hay, además, por parte de los mercados siempre un rezago en las percepciones de lo que se está haciendo. Hay un cambio grande con lo que pasaba hace tres semanas y lo que está pasando hoy. Este es un ajuste, realmente, en serio. Y está aceptado por la población, que entiende que no puede haber déficit. El programa de ajuste es para reforzar los cimientos macroeconómicos, para que no haya cesación de pagos ni devaluación.
El último informe del Bank of América, que participó, aunque marginalmente, en el megacanje, dice: “nosotros asignamos un alto riesgo a que Argentina abandone la Convertibilidad y caiga en la cesación de pagos de su deuda”...
–Es la opinión del Bank of America, uno de los tantos bancos. Pero no es la opinión generalizada. Ayer estuve en la Universidad de San Andrés en una mesa redonda con analistas de tres bancos de inversión y de Standard & Poor’s y la visión no fue ésa. El analista de Deutch Bank, tal vez, era más escéptico, pero el de la Unión de Bancos Suizos y el de ABN Amro eran bastante positivas. Yo les pregunté dónde veían a Argentina dentro de un año. Y la opinión era que la economía va a estar creciendo y el riesgo país va a estar bajo los 1000 puntos.
Por ahí hay un doble discurso. Una cosa es lo que dicen en los seminarios o frente a los funcionarios y otra, la que recomiendan a sus clientes, que son los financistas que ponen la plata. Esta semana publicamos en Página/12 un informe del JP Morgan, el principal banco de inversión del mundo, que analizaba un escenario de cesación de pagos de la Argentina, “a pedidos de los clientes”, aclaraban...
–A mí no me causó ninguna gracia que escriban eso y creo que hay un poco de irresponsabilidad en escribir eso. Pero, de todas maneras, no estaban prediciendo nada. Decían “los clientes nos piden esto”, y nosotros hacemos un cálculo. Pero quiero insistir en que hay bancos que están diciendo esto y otros que no. Además, tenemos una situación nueva a la de diez días atrás, que es la base de esos análisis. Ahora tenemos un nuevo plan de ajuste sobre la mesa, que ha sido aceptado por la sociedad, que está siendo aprobado por el sistema político, que están los mecanismos técnicos para llevarlo a cabo, y que no es un ajuste estratosférico que no tiene ningún asidero en la realidad.
Al margen de si la política económica ahora es distinta, o si los análisis de los bancos son sensatos o no, si los “mercados” piensan que Argentina va a ir al default o a la devaluación, Argentina va a terminar cayendo en esa situación...
–Yo creo que hay diferencia de opiniones entre los bancos de inversión extranjeros. Pero no nos vamos a poner a hacer un relevamiento de lo que dice cada uno. El segundo punto es que la opinión en Wall Street está muy condicionada a lo que pasa en Argentina, del sentimiento y la confianza que se genera acá. Por eso, creo que es fundamental que se entienda que, a pesar de que hay un problema serio, hay un cambio de actitud de la sociedad argentina, que ha reconocido ampliamente que este ajuste hay que hacerlo.
Cavallo escribió el viernes en el Financial Times que el gobierno argentino está dispuesto a vender todos los dólares que haga falta y tiene las divisas necesarias para dolarizar la economía...
–Es una cuestión de estadísticas. Las reservas en dólares son mayores que la base monetaria. Si usted quiere un dólar por un peso, lo puede conseguir.
En el extremo, entonces usted ve una dolarización antes que una devaluación. Si todo el mundo quisiera comprar dólares, la economía se dolarizaría.
–Sí, pero yo no creo que eso vaya a pasar.
Las reservas del Banco Central cayeron 3000 millones en tres semanas.
–No veo que haya un problema de esa magnitud en este momento. Porque todavía hay algo sobre la mesa que tiene que ejecutarse. Si el Gobierno se quedara sentado, sin hacer nada, sería otra cosa.
¿El déficit cero es la última carta?
–No es la última carta, es una carta fundamental.
Si el déficit cero profundiza la recesión, va a seguir cayendo la recaudación y dentro de un mes será necesario un nuevo ajuste.
–Nosotros pensamos que cuando esto se haga creíble, cuando se vean los primeros resultados, va a subir la confianza en el programa, van a caer las tasas de interés, se va a poder conseguir crédito y se va a empezar a salir de la recesión.
Ese era el mismo discurso de Machinea y falló. ¿Por qué ahora va a ser distinto?
–Este programa tiene apoyo en la población, tiene aceptación política y tiene sentido económico. Cuando se vea que la deuda no sube porque el déficit es cero, va a cambiar la confianza y hacer caer las tasas de interés. Pero no es lo único. Se dieron planes de competitividad, de incentivo a la producción. Y planes por el lado de la deuda, como ser los incentivos para deudas hipotecarias.
Usted repite una y otra vez que “el plan de ajuste tiene aceptación popular”, pero hubo un paro general y hay cortes de ruta programados, lo que se nota es un fuerte descontento social.
–Hay descontento social, por supuesto. Nadie esperaba que la gente saliera a bailar en la calle porque le cortan el salario. Pero no es un nivel de ruido muy preocupante. Además, cuando uno habla con la mayoría de la gente, dicen que no había otra que hacer un ajuste para recuperar la confianza. Yo creo que eso pegó en la sociedad. Nosotros tenemos información de este estilo, no sólo lo que se ve en los piquetes. Esto es muy interesante: ser populista, plantear cosas que no se pueden cumplir hoy es impopular. Los que presentan planes irrealistas hoy están a la defensiva.


PARA BLEJER, LOS POLITICOS ARGENTINOS CONFIAN EN EL AJUSTE

El modelo asiático

Usted cree que hoy el problema es político o económico?
–Es un combinación de ambas cosas. El ajuste es económico, para llevarlo a cabo hace falta voluntad política.
Usted trabajó para el FMI monitoreando a los países asiáticos. ¿Conoce otra experiencia en el mundo en que la dirigencia política haya votado tan disciplinadamente en los última década los ajustes y reformas de mercado (privatizaciones, desregulaciones, etc.) que se hicieron en Argentina?
–Es cierto. Y yo creo que los políticos argentinos hoy avalan el ajuste. Yo estuve en Asia en la época de la crisis. Y lo que se vio ahí es que cuando hubo necesidad se hicieron los ajuste y, excepto Indonesia, están saliendo rápidamente. Corea, por ejemplo, hoy tiene un riesgo país de 158 puntos. Y el ajuste que se hicieron fueron mucho más dolorosos de los que se hicieron acá.
Una crítica a la participación del Fondo Monetario y el Banco Mundial en Asia fue haber intentado mantener con préstamos hasta último momento los tipo de cambio fijos de varias de esas economías.
–Pero eso fue antes de la crisis. Lo mismo creo que el problema central era la crisis financiera en Asia. Los bancos estaban conectados con las empresas, y los balances de las empresas estaban escondidos. Había una falta de transparencia total.
¿Cuál es hoy el problema económico de Argentina?
–Lo primero, vivir con nuestros propios medios. Una vez que veamos que eso se puede hacer se va reconstruir la falta de confianza, y la tasa de interés va a caer. Este es el problema central, el costo del crédito es extremadamente alto porque no hay confianza.
Alguien podría decir que el problema es que la gente no consume porque no tiene plata, después de siete ajustes consecutivos, los empresarios no invierten porque no hay negocios rentables y los costos no dan. Es decir, nadie encuentra el motor de crecimiento de esta economía.
–En los últimos años, ¿por qué se dejó de crecer en Argentina? Porque se dejó de invertir, y esto ocurrió porque se impusieron toda clase de distorsiones impositivas, al costo del capital y la rentabilidad...
Pero ése no es un argumento macroeconómico. Hay países plagados de regulaciones y corrupción, como China, que crecen a lo loco. El tema es que haya negocios.
–Las economías crecen cuando hay inversión, confianza, demanda y mercado. En los últimos años, en Argentina el proceso de progreso técnico y de inversión se frenó, a mediados de los noventa, no sé precisamente en qué momento.
Pero porque se agotaron las ganancias de productividad y el shock de consumo posterior a todo plan de estabilización. Después no se encontró nunca otro motor de crecimiento.
–No estoy de acuerdo. Hubo un problema de seguridad jurídica, regulaciones y distorsiones impositivas serias, como el impuesto al endeudamiento (que aplicó Roque Fernández). Después, las condiciones internacionales fueron difíciles, como la apreciación de dólar.


Defender el 1 a 1

Usted volvió hace poco de Washington para instalarse en Argentina. ¿Hoy, convertibilidad con tipo de cambio fijo no es mala palabra entre sus colegas de Washington?
–No es así. Antes de venir para acá, hace dos meses, estuve con la gente del FMI en Malasia. Tiene un tipo de cambio fijo, no exactamente como el de acá, pero similar. Y el país está funcionando bien. Nosotros (sic) no planteamos ninguna objeción al tipo de cambio de Malasia.
¿Cuándo fijó el tipo de cambio Malasia?
–Tenía tipo de cambio fijo antes de la crisis. Luego lo dejó fluctuar en el ‘97 y en el ‘98 lo volvió a fijar.
A un nivel de tipo de cambio real bastante más alto.
–A un tipo de cambio más depreciado, pero no mucho: alrededor de un 12 por ciento. Hong Kong tiene tipo de cambio fijo.
Pero es una isla concentrada en las finanzas. Tiene más exportaciones que consumo doméstico.
–Sin duda, pero no es sólo una isla financiera. Hay una gran producción de bienes y servicios.

“Hay nerviosismo”

En tres semanas, se perdieron más de 5500 millones de depósitos. ¿Hay una corrida bancaria?
–Hay nerviosismo. Pero ¿usted conoce alguien que no haya recibido su depósito? Más allá de algún caso puntual, por un día, no conozco a nadie. No hay una corrida en el sentido de que los bancos no pueden devolver sus depósitos.
En los últimos días, la revista XXIII publicó que Cavallo y otros funcionarios del equipo económico ponen sus ahorros en el exterior...
–(Ofuscado) No sé nada del tema, no leí del tema y estoy seguro de que no está haciendo nada ilegal.
No es ilegal. Incluso tiene que pagar el 35 por ciento sobre las ganancias que le brindan esos fondos de inversión, cosa que no tendría que pagar si comprara títulos y acciones en Argentina, donde las rentas financieras están exentas de Ganancias. ¿Para qué querrá “invertir” en el exterior?
–(Todavía más incómodo). No quiero comentar sobre eso, porque no tengo idea de qué se habla. Pregúntele a él. No me interesa el tema personal de la gente. Cavallo es una de las personas más íntegras que conozco.
Pero por ahí el ministro puede desconfiar de que Argentina vaya a devaluar o caer en cesación de pagos.
–No tiene sentido. Cómo va a desconfiar de sus propias políticas.

“No hay conspiración”

¿Cavallo está peleado con los “mercados”?
–Yo creo que no. Inicialmente hubo una especie de confrontación, que fue magnificada por la prensa. Pero hoy en día Cavallo está en una situación en que puede explicar claramente a los mercados qué es lo que está pasando. A pesar de lo que hablamos al principio, tengo la impresión de que ahora los mercados están empezando a comprender este ajuste que se está haciendo, porque no hay otra.
El jueves pasado, Cavallo volvió a denunciar “una conspiración entre liberales argentinos y ultraconservadores norteamericanos”. Y después dijo: “Hay gente que apuesta dinero para que nos vaya mal”.
–Eso es cierto. Pero no es una conspiración. Hay gente que apuesta dinero para que le vaya mal a Colombia, a Brasil y a Estados Unidos también. Está dentro de las reglas del mercado.
Si el país no pudiera salir de esta crisis, ¿el Fondo Monetario podría asistir a Argentina con un nuevo paquete de salvataje financiero?
–Ya hay un acuerdo firmado, estoy seguro de que se van a aprobar los desembolsos de agosto y tal vez después se puedan adelantar desembolsos. Pero, mire, para ser sincero, como yo vengo del Fondo, he tomado una actitud bien clara: por lo menos hasta fin de año, no voy a inmiscuirme con la negociación con el Fondo, porque pueden después venirme con quejas de conflictos de intereses.
¿Usted sigue siendo funcionario del Fondo?
–No.
¿Renunció o está de licencia?
–Me jubilé.
¿Y cuando termine con Cavallo no vuelve al Fondo?
–No, no creo que me convenga.