Principal RADAR NO Turismo Libros Futuro CASH Las 12

ECONOMíA EN PAGINA/12 WEB
26 AGOSTO 2001








 DESECONOMIAS
 por Julio Nudler

 

Ahora le presentaremos dos discursos contrapuestos, para que usted elija el que prefiera.
Discurso 1: La culpa de lo que nos pasa la tienen el Fondo Monetario, la banca internacional, las multinacionales y todos los delincuentes de guante blanco que se han venido robando las riquezas de este país, con la complicidad de los políticos corruptos. Quien quiera saber por qué estamos arruinados que lea el Informe Carrió. Lo que hay que hacer es desconocer la deuda, que es toda ilegítima, dejar de pagar los intereses usurarios y utilizar esos recursos para generar empleo y eliminar la pobreza. Además, hay que proteger la producción nacional contra las importaciones y cobrarles impuestos a los ricos y no a los pobres.
Discurso 2: La culpa de lo que nos pasa la tenemos exclusivamente los argentinos, que hemos perdido toda credibilidad ante el mundo porque nunca cumplimos los compromisos asumidos. Y, en particular, los responsables de este desastre son los políticos, verdaderos maniáticos del gasto improductivo. Para financiar un Estado que no dejó de crecer endeudaron cada vez más al país, hasta que afuera nos cortaron el crédito y se acabó la fiesta. Ahora esos políticos adoptan el Déficit Cero, no porque crean en él sino porque no les queda otro remedio. De la crisis se sale reduciendo el Estado y cortando el gasto público todo lo que haga falta. Además, hay que abrir verdaderamente esta economía cerrada, desregular todo y combatir la evasión fiscal a cualquier nivel.
Si usted adhiere al primer discurso, deje lo que esté haciendo, consígase un bombo o un tambor, o fabríquese una pancarta contra Cavallo o Bush, y fíjese en la Filcar qué ruta del conurbano puede cortar. Si en cambio se siente interpretado por el segundo discurso, empiece a despachar e-mails a toda la libreta de direcciones de su Outlook Express para armar cadenas virtuales contra el gasto político o los piqueteros que conculcan el derecho a la libre circulación. Pero si ninguno de los dos discursos le sienta, absténgase, lea a Proust, escuche a Bruckner o juegue al ludo.