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ECONOMíA EN PAGINA/12 WEB
14 OCTUBRE 2001








 EL BAUL DE MANUEL
 por M. Fernandez López

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  Asimetrías

Cuando desate el paquete y vea que se ensartó”, “le vendió un buzón”, “meter gato por liebre”, y otras expresiones populares, aluden a transacciones que tienen por objeto bienes, de los que el primer propietario tiene información que oculta al receptor del bien. Siempre hay una transacción, un propietario, vendedor u oferente; un comprador o demandante, y un objeto que la primera parte entrega a la otra. La información sobre el objeto siempre está en poder del vendedor, y es de interés del comprador conocerla, pero el vendedor puede revelarla solo parcialmente. El hombre desde siempre supo que información equivale a poder, y desde tiempo inmemorial jugó a revelar u ocultar. Pero es un juego en el que la parte activa es desempeñada por los vendedores. Por eso Marco Tulio Cicerón (-106 a. -43) se dirigía exclusivamente al vendedor: “Este no debe ocultar al comprador nada de cuanto sabe... el vendedor ha de manifestar los defectos (De los deberes, 11:51). Inspirado por Cicerón, Santo Tomás de Aquino reclamó de los vendedores manifestar a los compradores los vicios o fallas en el objeto negociado. El fabricante de fósforos sabe con qué materiales produjo la cajita de “400 fósforos de madera” y nos promete “seguridad” en el envase. Sin embargo, 399 funcionan y apenas uno, al encenderse, nos saltará al ojo dañándonos. Una consulta al oculista sale 85 pesos. Es evidente que, si el comprador tuviese toda la información sobre el contenido de la caja de fósforos, su decisión en el mercado sería muy distinta. El mercado, por lo general, opera con información verdadera que sólo conoce el vendedor, mientras el comprador se ve influido por pseudoinformación construida por agencias de publicidad. La política criolla se construye así: sólo el candidato sabe los límites de su acción si resulta electo, y también sabe cuáles son sus verdaderos fines al postularse a tal o cual cargo. Sin embargo, al ofrecerse a sus potenciales votantes les transmite información que no tiene nada que ver con su persona, ni con sus verdaderos propósitos ni con lo que espera hacer. Si se ofrece para actuar como legislador, le prometerá cambiar el modelo para que sirva mejor a la gente, como si se tratara de votar por un presidente o un ministro de Economía. El examen científico de la información asimétrica ha traído muchas sorpresas acerca de cómo funcionan los mercados y la democracia.

2  Nobel 2001

La entrega del Premio Nobel en Ciencias Económicas este 10 de octubre distinguió al análisis de mercados con información asimétrica, y recayó sobre el pionero de esta rama de investigación, George Akerlof, y sobre A. Michael Spence y nuestro conocido Joseph E. Stiglitz. El llamado modelo de Arrow Decreu lleva a que la economía de libre mercado produce por sí misma una asignación de recursos inmejorable, un “óptimo paretiano”. Pero ello ocurre si se cumple un supuesto: que todos los operadores en el mercado posean igual información acerca de todas las variables económicas. Ejemplo: hoy la mayoría de autos nuevos están en la ciudad Buenos Aires, y la mayoría de autos usados de más de 20 años pertenecen a gente del Gran Buenos Aires. Estos compraron sus autos ya usados y reventados. Aunque los hay con menor o mayor daño, el comprador suele pagar un precio que refleja una calidad media, por lo que, en la realidad, paga de más cuando el auto tiene daños que no se ven, y paga menos cuando el auto fue bien tratado y no tenga tanto daño, aunque ello no se note. Como sólo el vendedor de un auto usado sabe cómo él trató al auto, quien lo trató muy bien e invirtió mucho en todos sus services y repuestos, puede considerar que el precio medio de los usados no refleja el valor del suyo propio, y no ponerlo en venta. Como el precio es un promedio de muchas calidades diversas, al retirarse algunas unidades de gran calidad, la calidad media de los que se siguen ofreciendo es menor, por lo que el precio caerá. A un precio menor,habrá otros propietarios que estimen que no se paga por su auto lo que realmente vale, y lo retiran del mercado, repitiéndose el caso anterior, e induciendo un precio más bajo. En el límite, no se ofrecerá ni venderá ningún auto, aunque todos habrían podido venderse si los compradores hubieran poseído la misma información que los vendedores. Este es el problema que planteó tres décadas atrás Akerlof, en su trabajo El mercado de limones (1970). Akerlof se doctoró en el MIT (1966), enseñó en el Instituto Indio de Estadística y en la LES (Escuela de Economía de Londres) y desde 1980 en la Universidad de California, Berkeley. Spence se doctoró en Harvard (1972) y enseñó en Harvard y Stanford, donde también fue decano. Stiglitz, doctorado en el MIT (1967), ex profesor en Yale. Princeton, Oxford y Stanford, economista-jefe del Banco Mundial y es hoy profesor en Columbia.