Domingo, 1 de abril de 2012 | Hoy
Por Juan Gelman
“La Unión Europea impone sanciones a la mujer de Assad” fue un titular de tapa de no pocos diarios del Viejo Continente cuando los ministros de Relaciones Exteriores europeos prohibieron a la primera dama de Siria,
Asma al-Assad, y a parientes del autócrata viajar por sus países y ordenaron congelar sus cuentas bancarias. Parece que la medida se debe a la apasionada inclinación por los zapatos incrustados de cristales de Christian Louboutin que profesa la esposa del dictador. El precio de un par puede llegar a 600 dólares y los tacos son altísimos. Se la acusa de regodearse en lujos, indiferente a las matanzas que su marido vine ejecutando desde hace un año.
Uri Rosenthal, ministro de Relaciones Exteriores de los Países Bajos, subrayó la importancia de la medida: “Estamos dando un golpe al corazón del clan
Assad, enviándole un mensaje claro y fuerte: debe dejar el poder” (www.chris tianpost.com, 23-3-12). La jefa de la diplomacia de la UE, Catherine Ashton, calificó la decisión de “herramienta realmente fundamental” en el contexto del conflicto sirio (www.roanews.com, 23-3-12).
Alain Juppé, el ministro francés del ramo, explicó a su vez: “Tenemos varias indicaciones –seguro estoy de que no escaparon a vuestra atención– de cómo la mujer del presidente Assad emplea su dinero. Tal vez esto nos haya impulsado a endurecer las sanciones” (www.utsandiego.com, 23-3-12). Juppé conoce bien el tema: cuando era primer ministro del presidente Jacques Chirac fue condenado por un tribunal a 18 meses de prisión en suspenso por corrupción y “abuso de fondos públicos” (www.nytimes.com, 31-1-04).
Las indicaciones surgieron de la publicación en The Guardian de una serie de cartas de la familia Assad, cuya autenticidad el propio diario británico pone en duda, aunque considera que hay elementos que permiten considerarlas genuinas (www.guardian.co.uk, 14-3-12). Habrían sido entregadas al periódico por un grupo opositor a Assad y de todos modos, reales o fabricadas, no parecen haber causado impresión alguna al dictador: el martes pasado accedió al cese de fuego propuesto por el ex director general de la ONU, Kofi Annan, y el miércoles atacó pueblos y aldeas de la sureña provincia de Deran y de la región de Hama en el norte, incluidos nuevos bombardeos de algunos barrios de Homs donde se atrincheraron los rebeldes.
La dudosa aceptación por Assad del plan de seis puntos que Kofi Annan le presentara se caracteriza más por lo que no dice que por lo que establece. Elude cualquier mención a que aquél debe dejar la presidencia del país o delegar su poder en terceros. La cumbre de la Liga Arabe celebrada esta semana en Bagdad tampoco exigió que Assad se fuera. “Corresponde al pueblo de Siria decidir, elegir, designar a sus líderes, y no a la Liga, ni a ningún otro”, declaró el ministro de Relaciones Exteriores iraquí, Hoshyar Zebari (AFP, 28-3-12).
En tanto, la matanza continúa. La ONU estima que el número de muertos asciende a nueve mil, pero observadores in situ lo fijan en más de diez mil. La sudafricana Navi Pillay, alta comisionada de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos, ha denunciado que el régimen sirio ha detenido y torturado a centenares de niños (www.bbc.co.uk, 28-3-12).
El presidente Obama y el primer ministro turco, Tayyip Erdogan, acordaron enviar ayuda “no letal” a los rebeldes, pero el Ejército Sirio Libre se queja de que anda corto de municiones y el senador John McCain presentó un proyecto de resolución que llama a armar debidamente a la oposición (www.foreignpolicy.com, 28-3-12). Aunque la mayoría de los grupos de oposición decidieron unirse en el marco del Consejo Nacional Sirio, se trata de un frente heterogéneo, desorganizado, dividido por conflictos étnicos y no exento de extremistas religiosos.
El martes que pasó, Hillary Clinton ha instado a los distintos grupos a unirse y la Casa Blanca. Al parecer, está dispuesta a intervenir militarmente, aunque no por ahora: el partido Baath en el poder desde hace 41 años, aunque desgastado, cuenta con el apoyo de la mayoría de las fuerzas armadas, los 17 organismos de Inteligencia y seguridad, la poderosa minoría allawi, casi todos los sirios cristianos, elementos tribales y buena parte de la clase media y alta que se dedica al comercio. No es fácil derrocarlo. Por lo demás, EE.UU., Francia, Gran Bretaña y algunos países árabes no esperaron el proyecto del senador McCain para enviar armamento y municiones a la oposición desde Jordania y Líbano a partir del comienzo mismo del conflicto.
Las matanzas de su esposo no disuaden a la señora Assad de persistir en su elegancia. La guerra de Afganistán intensificada por Obama, con miles de civiles muertos y decenas de miles de refugiados, tampoco impide a su mujer Michelle destinar un presupuesto anual de seis dígitos al vestuario exclusivo que suele diseñarle María Pinto (//blcksnob.blogspot.mx, 1-3-08) y que le permite competir airosamente con Mrs. Cameron y Mme. Sarkozy. Es que la guerra es la guerra y otra cosa es otra cosa.
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