Martes, 24 de abril de 2012 | Hoy
Por Rodrigo Fresán
UNO Todo escritor –piensa el escritor– tiene cuatro vidas: la vida privada, la vida pública, la vida de los libros que escribe, la vida de los libros que lee. Cuatro blancos móviles. Y todo eso –todo este espeso caldo de verdades y mentiras y hechos y deshechos– está envuelto y atado por eso que, a falta de mejor nombre, hemos dado en llamar realidad. Y, sí, hay días en que la realidad aprieta y estrangula. Hay días en que la realidad, de pronto y sin aviso, parece tener tan buena puntería para lo irreal.
DOS ¿Y cuándo fue qué arrancó esta nueva racha de alucinación verídica? Pongamos –para intentar darle cierto orden narrativo al caos– que con el disparo en el pie que se pegó el pequeño de trece años Felipe Juan Froilán de Todos los Santos de Marichalar y Borbón. Así, disparo de largada y –como Froilán no denunció a su padre– el caso quedó rápidamente archivado y a otra cosa. Pero a partir de ahí, los acontecimientos más que precipitarse se abalanzaron sobre nosotros. A quemarropa. Y en eso estamos todavía. Corriendo sin parar para intentar que no nos alcancen.
TRES Y ese disparo derivó, casi directamente, al rey y abuelo de Froilán acribillando elefantes en Africa. Mal paso, escalón traicionero, caída, rotura, operación y escándalo. ¿Avisó que se iba o no? ¿Lo sabía Rajoy o no? ¿Era conveniente salir de safari justo cuando, otra vez, todos los cazadores de la banca internacional y afines acribillaban a España? ¿Iba a pedir disculpas públicamente el monarca? ¿Van a pedirle que abdique? ¿Será verdad eso que aseguran “personas cercanas” en cuanto a que el jefe de Estado está “fuera de control”? ¿Por qué la reina no volvió pronto de Grecia a visitarlo? ¿Por qué, cuando volvió, se quedó en el hospital madrileño apenas veinticinco minutos? ¿Y esos e-mails de Iñaki U. –presentados como evidencia y vendetta por su ex maestro y ex socio y ex amigo imputado– donde el yernísimo comenta los favores recibidos por suegro y esposa a la hora de conseguir negocios? ¿Y la República perdida? ¿El pueblo quiere saber de qué se trata? ¿Y –muy personal intriga de escritor– de dónde es que salen, de golpe, todos los chistes cuando sucede algo como los bang-bang de Froilán y Juan Carlos? Mi favorito: “Comunicado de ETA: Exigimos que la Familia Real entregue las armas y se disuelva”.
CUATRO Más disparos. Anders “Tiro Loco” Breivik comparece ante el juez en Oslo. Dice que lo suyo fue en “defensa propia”, que volvería a hacerlo, y se emociona al ver un video de sí mismo –con uniforme de ejército imaginario– arengando a las masas eléctricas y marchando en línea. Breivik parece increíblemente feliz y satisfecho de ser quien es y tan seguro de sí mismo. Esa misma mañana, Benedicto XVI –quien no hace mucho bendijo a las redes sociales, pero advirtió de los peligros de aislarse en una “especie de existencia paralela” y construirse “una imagen falsa de uno mismo”– declaró que “estoy en la última etapa de mi vida, y no sé lo que me espera”. ¿Pero cómo? ¿No se supone que él –portavoz de Dios en la Tierra– sabe con lujo de detalles lo que le espera?
CINCO Así, resulta que el Papa sabe tanto y tan poco como, por ejemplo, un ministro de Relaciones Exteriores español. A saber, a no saber: el día anterior a lo de Repsol/YPF, José Manuel García-Margallo anunciaba que el posible conflicto en cuestión se “estaba encauzando”. Lo que no sabía García-Margallo, queda claro, era en qué dirección se encauzaba. Y, así, al día después, el ministro declaraba a la prensa que “Argentina se ha pegado un tiro en el pie”. A partir de entonces, el teléfono que suena y suena y al otro lado desconocidos que parecen dar por sentado y seguro que –en tanto argentino nacionalizado español– nada me interesa más a mí que opinar sobre el oleoso episodio. Por suerte, a las grandes molestias siempre se las puede neutralizar con pequeños gestos como el de desenchufar un aparato doméstico con la misma frialdad de Dirty Harry gatillando su Magnum 44.
SEIS Paren las rotativas: el rey sale del hospital pero, antes de volver a palacio, declara a cámara con brevedad de tweet: “Lo siento mucho, me he equivocado, no volverá a ocurrir”. Y hay algo conmovedor en contemplar a alguien constitucionalmente “inviolable y no sujeto a responsabilidad” –alguien que no suele disculparse por nada– pidiendo disculpas por algo. Ahora bien: ¿por qué fue exactamente que el rey pidió disculpas? ¿Por todo lo que pasó y, de paso, ya que estamos, por todo lo que pasará? Más allá de todo esto, de varias encuestas de fin de semana, se deduce que los súbditos disculpan, pero, también, que ya nada volverá a ser lo mismo.
SIETE Centenario de la muerte de Bram “Drácula” Stoker. El autor muere, pero la creación es inmortal y los vampiros existen. Ahora, el exigente FMI afirma que España se pasó con lo de los recortes. Pero ya es tarde, parece. Y sólo queda seguir con la sangría, hasta la última gota. Cosas que pasan cuando la víctima invita a su casa al vampiro: después cuesta mucho decirle que regrese a su tierra.
OCHO Y el escritor sale disparado. A Sevilla, a un seminario sobre el futuro de la literatura (donde se entera de que los defensores del cuerpo eléctrico ya han comprobado fisiológicamente que usamos más nuestro cerebro cuando googleamos buscando cualquier cosa que cuando leemos En busca del tiempo perdido. Y OK, de acuerdo: pero también es cierto que desarrollamos más músculos tomando sustancias anabólicas que, apenas, saliendo a caminar por un bosque donde nuestro teléfono no tiene cobertura); a Bilbao, a una conversación en público con William “Neuromancer” Gibson (donde se discute la muerte del futuro); a Madrid por esa versión 2.0 del Sant Jordi catalán que es La Noche de los Libros (donde proyecta y teoriza alrededor de esa foto de Juan Carlos Onetti, en su cama, sosteniendo un revólver: su bang singular impactando en el cuerpo del Boom plural).
NUEVE Y en algún momento, el Real Madrid le gana, por fin, al Barça y ahora a pensar en una hipotética final de la Champions League que vuelva a unir a los irreconciliables duelistas. En lo personal, este escritor se alegra de la derrota y de la victoria. Un poco. Ya son demasiados meses abducidos y vampirizados por la idea de que Mourinho es el Mal Absoluto y Guardiola el Bien Total. Lo que no es cierto, no es verdad (si el primero es Pierrenodoyuna o El Coyote, entonces está claro que el segundo no es El Correcaminos: el segundo es Patán) y, de serlo, no está mal que de tanto en tanto el villano se salga con la suya.
Porque, en la realidad, se sabe, los buenos no ganan siempre.
Y el escritor se da cuenta de que no está bien pensar en estas cosas, que mejor se calla antes de que sea demasiado tarde. Y que, sí, lo siente mucho, se ha equivocado, no volverá a ocurrir. Y que lo mejor es, por un rato, volver a tres de sus vidas. Y mantener a raya –por un rato, mientras sea posible, apuntándole entre los ojos– a la restante de ellas, a ya saben cuál de las cuatro.
Sí, acertaron, a ésa.
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