Jueves, 13 de octubre de 2016 | Hoy
Por Enrique Medina
A punto de él colocarse los auriculares, entra al estudio un directivo que le dice: a partir del mes que viene la tarifa horaria de la radio subirá un cincuenta por ciento; y se va sin esperar respuesta. Detrás del vidrio su productor con los ojos muy abiertos le indica que hable que ya empezó el programa. Él se rasca la pelada, acomoda los anteojos, acerca el micrófono y abre la boca iniciando la emisión: El tema de hoy será el amor y el respeto. Como ustedes saben, queridos amigos, el retorno a las viejas tradiciones hinduistas me ha liberado de las ataduras de ser un parásito leguleyo, y gracias a eso, hoy, en este mundo vertiginoso, más que nunca mantengo mi fe en la no-violencia, en la defensa de los animales, en recomendar el vegetarianismo, el ayuno para purificar nuestro cuerpo, las huelgas de hambre en lugar de los piquetes y muchas cosas que siempre repito, como la marcha de la sal que alguna vez realicé en rechazo a los enormes impuestos a este mineral; amigo, lee “El Reino de Dios Está en Vosotros” de mi buen camarada León Tolstoi, y de mi admirado Henry David Thoreau “La Desobediencia Civil”, ellos hablan de la libertad que el gobierno mundial nos quiere arrebatar, por ello, sepan que el egoísmo acaba con la pareja, con la familia, aumenta los celos, arruina tu vida con rencor, en cambio el amor hace que ayudes a los demás, te une a Dios como agente del bien; el egoista te esclaviza y el amor te libera; queridos oyentes, amigos míos del alma, estamos en esta campaña de sanación orientando a quienes lo están pasando mal, sufren una enfermedad, una dolencia, la pérdida de un ser querido; traiga una prenda interior, una foto, una taza en la que él haya bebido, ¡la “Terapia del Halcón Dorado” todo lo puede!, confíe en Dios; nosotros estamos para ayudarlos a recuperar la escalera de la vida, ¡usted flotará!; si ha perdido su trabajo y sufre la inflación y la estanflación, no dude en llamarnos; ya estamos habilitando los teléfonos para entregarles a módico precio y sin aumentos sorpresivos, “La Llave de las 7 Bendiciones” y “El Aceite del Árbol de la Vida”, los que llaman desde el interior no olviden anteponer el 011; tenemos los mejores profesionales de la numerología humanística para ayudarlos; llame a nuestros teléfonos o envíe mensajes de texto, whatsapp, facebook, y lo que sea; ahora escuchemos estos testimonios de la realidad. (El ayudante que está a su lado, capacitado para imitar voces, se acerca al micrófono y habla como un viejo): Yo tenía muchos problemas, ¿vio?, vine para probar, bueno, la verdad, ya me siento mejor. Me dio unos numeritos de cuatro cifras y gané la quiniela y yo escuchaba algunos testimonios y me decía no, no puede ser, yo no creía, ¿vio?, hasta que fui y me dieron “La Pirámide de la Sabiduría” y comprobé la verdad, así que les recomiendo a los que escuchan que se decidan y así se les aliviarán los dolores y ganarán mucho dinero… (El ayudante ahora imita a una señora de alcurnia mientras detrás y lejano se escucha el Ave María de Schubert): Querido maestro, usted me salvó de morir. Yo estaba decepcionada de la vida por mi enfermedad y usted me hizo comprar el “Aceite de la Felicidad” y ahora me operaron y ya estoy mejor y nada me duele… (Ahora pone voz muy ronca): Yo estaba perdido, descontrolado con la droga y el alcohol luego de haber sido un mal deportista del box, porque yo aceptaba coimas para caer y por eso Dios me castigó y me llevó a vivir bajo los puentes y allí encontré una radio vieja y mendigué una pilas y lo escuché a usted, ¡maestro!, y la luz de la vida se hizo sobre mí y lloré y fui y usted me dio “El jabón de la bondad” y me bañé y la espuma me salvó y hoy le estoy agradeciendo que me lo haya vendido con descuento porque si no hubiera sido así, hoy yo seguiría en el mundo de las tinieblas y no sería el espléndido travesti que siempre ansié ser para trabajar en el barrio Constitución… (Ahora imita casi una anciana): Mire, maestro, yo tengo casi 90 primaveras y estaba muy enferma porque yo tenía una hija con epilepsia y cuando ella despertaba me tiraba el velador por la cabeza y fue que me di cuenta de que estaba poseída por el demonio y vine porque estaba muy mal y con el ojo hinchado y la dentadura rota y vine y todo se arregló y mi hija sanó y ahora se casó con un pariente de Donald Trump luego de haber comprado El jabón, la Esencia, la Pirámide, y el Sahumerio, que me vendió en cómodas cuotas, he tenido un cambio tremendo luego de usar estos cuatro elementos, gracias, ¡¡¡querido maestro!!!... (Ahora habla él): Qué lindo compartir estos testimonios; amigo, amiga, si le está yendo mal, si su chico se droga, si su hija ha sido violada por barrabravas, si ha caído gilún en un secuestro-express, no sufra en silencio. Usted nos da unos pocos pesos y ordena su vida hoy confundida; traigan la orina porque por ella le diremos sus males; se vive una situación triste y dolorosa cuando el que ha perdido a un ser querido se siente mal y deprimido; usted es una víctima, ¡consulte, salga de dudas!, “La Pirámide de Cobre” vale una limosna porque nosotros no somos los mercaderes del templo, ¡somos el faro de la nueva luz!, les prometo que la maldad, odio, brujería, hechicería, se alejarán para siempre de quienes confían en mí… (Y así sigue un rato largo hasta que termina el programa). Se quita los auriculares y los revienta contra la pared. Furibundo va a la oficina del capitoste y abre la puerta de una patada. El otro, del susto salta de su sillón soltando el cigarrillo en la pecera. Gandhi le grita:
–¡¡¿Vos te creés que soy el director de la Reserva Federal?!! Yo atravieso los siglos con mi filosofía de paz, y vos querés cagarme ¿a mí?... ¿Adiviná dónde Churchill tuvo que meterse el habano cuando cagué a los ingleses?... Conmigo te equivocaste…
El capitoste toma conciencia de que él es una montaña al lado del redivivo alfeñique Mahatma Gandhi, así que recupera su alta estima y le contesta envalentonado:
–¡Vos podrás ser Monzón-Maradona-Messi-Del Potro, pero la inflación es la inflación! El aumento es para todos. ¡O pagás o te buscás otra radio!
Gandhi, inteligente, se da cuenta de que el capitoste es más peligroso que chileno dibujando mapas y que agarrarse a trompadas no es aconsejable porque últimamente le ha dado fuerte al ayuno y la falta de carne le niega músculo. Se va y busca al delegado, que es un ferviente creyente y un fanático admirador de él y a quien le ha regalado la pirámide, el jabón, el aceite, la llave, y otros amuletos aún inéditos. Lo sienta, le explica la situación y le ordena huelga total, brazos caídos, toma de la radio en defensa de la fuente laboral y conseguir todos los barrabravas y bombos que se pueda para atronar el barrio frente a la puerta de la radio. El otro le dice: sus palabras son órdenes, maestro. Gandhi lo cachetea amistoso y bufando va en busca de su auto: Qué se han creído… Pacifista sí, ¡pero no boludo, che!...
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