CULTURA
La Historia y el periodismo, las dos pasiones de Emilio Corbière
A los 60 años, el intelectual y militante socialista murió tras una crisis cardíaca. Dejó inconcluso un libro sobre los nazis.
Por Silvina Friera
El nuevo corazón le falló al historiador, escritor y periodista Emilio Jorge Corbière, que estaba por cumplir 61 años. Hace años que luchaba –sin claudicar ni resignarse– contra sus problemas cardiovasculares y, a causa de cuatro by-pass obstruidos, necesitaba un trasplante urgente para seguir viviendo y reflexionando sobre la historia de la izquierda en la Argentina, como ya lo había hecho en Orígenes del comunismo argentino, El marxismo de Enrique del Valle Iberlucea y Juan B. Justo y la cuestión nacional, entre otros libros. Aunque llegó a someterse a la operación quirúrgica, Corbière murió horas después en el Hospital Francés. Era un “intelectual orgánico” a la vieja usanza, que buscaba enlazar permanentemente sus conocimientos académicos con su compromiso con la realidad social y política del país y de Latinoamérica. En 2000, fundó la Asociación Argentina Antonio Gramsci, de la que fue presidente. Pese a su deteriorada salud, el autor de los dos tomos de La masonería y El Opus Dei. El totalitarismo católico (una investigación sobre las “relaciones carnales” entre la Iglesia Católica y la política) dejó inconcluso, pero en estado avanzado de redacción, un texto sobre los nazis en la Argentina, producto de las más recientes investigaciones a partir de la apertura de los archivos de la Cancillería, obra que terminará su hijo y principal colaborador.
Corbière, doctor en Derecho que integró el Instituto de Ciencia Política y Derecho Constitucional de la Academia Nacional de Ciencias, cultivó una actitud militante coherente con su formación y con su pensamiento –un gesto poco frecuente en la larga historia de incoherencias manifiestas de la política argentina–, que lo impulsó a afiliarse, en su juventud, al Partido Socialista Democrático. Sin embargo, cuando este partido evidenció una postura ambigua respecto de la dictadura militar, Corbière, lejos de encolumnarse mansamente sin levantar su voz, optó por alejarse y decidió unirse a la Confederación Socialista Argentina, y más tarde al Partido Socialista Auténtico. Héctor Polino, el diputado socialista y amigo de Corbière, lo recuerda como “un idealista que trabajó toda su vida por cambiar la sociedad en la que vivíamos por otra más justa, más igualitaria”. El año pasado, para el 36 aniversario de la muerte del Che Guevara, el historiador y periodista escribió un artículo, “Socialismo y moral revolucionaria”, en el que, más allá del trillado mito del Quijote latinoamericano, rescataba el ejemplo de “un militante de moral firme”, un “férreo mojón del hombre nuevo”.
De amplia trayectoria en diversos medios periodísticos, Corbière trabajó en las revistas Confirmado y Primera Plana, y en los diarios Tiempo Argentino, La Opinión, La Nación y Sur, entre otros. En la década del 70, fundó y dirigió la revista de debate político y cultural Italia, y fue jefe de redacción de Todo es historia. En los últimos tiempos colaboró en la versión en español de Le Monde Diplomatique, fue columnista de la revista Noticias y dirigía la agencia de noticias Argenpress. Le gustaba saborear la historia y la conflictiva política argentina sin desdeñar aquellos temas muchas veces considerados marginales o poco oportunos respecto de las modas imperantes en los ámbitos académicos o periodísticos. Publicó, entre otros, El mito alfonsinista, El mito de la globalización capitalista: socialismo o barbarie y fue compilador de Mamá me mima, Evita me ama. La educación argentina en la encrucijada (publicado por Sudamericana en 1999), una lúcida selección de ensayos en los que Corbière, a cargo del estudio preliminar, observa cómo se ha ido pasando de la influencia sarmientina –el liberalismo, el positivismo– hacia una pedagogía que, con el personalismo del primer peronismo, inició una ruptura en los modelos educativos tradicionales. Este quiebre, según Corbière, produjo una crisis que aún continúa.
El corazón nuevo de Corbière lo traicionó y no le permitió continuar con su intensa labor intelectual, siempre llena de proyectos. Pensaba, según lo había comentado a sus amigos más cercanos, escribir un tercer tomo sobre la masonería, después del éxito y la repercusión que habían generado los dos libros anteriores, siempre polémicos y bien documentados. En el último de estos volúmenes, Corbière analizó la filosofía y la doctrina de la masonería, sus raíces en las culturas antiguas y en las concepciones judeo-cristianas. El tercero, se entusiasmaba al comentarlo, sería una especie de biografía de los militares masones y un análisis de su rol en los procesos históricos de América latina. A quienes lo leyeron les queda por esperar que su hijo concluya el estudio sobre los nazis. Será, sin duda, la obra póstuma de un hombre al que le gustaba bucear en los intersticios de la Historia y de las ideas que circundaban a la sociedad, como un intelectual orgánico, regido por la pasión y el compromiso de su oficio.