CULTURA
“Escribí lo que quisiera leer”
El escritor James Ellroy se refiere a su último libro, “Seis de los grandes”, en el que escarba con dureza en los pliegues más sucios del alma.
Por Fietta Jarque
Desde Madrid
El desarrollo de ese estilo de frases cortas, directas, de repeticiones e impulsos, esa ametralladora literaria que es Seis de los grandes empezó como una medida desesperada de economía. “Cuando escribí la primera versión de L. A. Confidential me salieron unas 800 páginas –cuenta el escritor James Ellroy–. Mi agente me dijo que era demasiado largo, a pesar de que el desarrollo dramático estaba bien. No quería ir sobre cada frase así es que desarrollé este estilo telegráfico y directo, que era lo adecuado para esa novela. En el siguiente libro, Jazz blanco, que está escrito en tercera persona, me parecía demasiado blando comparado al anterior. Así es que de nuevo volví atrás, corté y corté las frases hasta alcanzar un estilo taquigráfico, adecuado a ese libro y no a otro. Seis de los grandes tuvo que pasar por cinco borradores hasta lograr lo que quería. No llegué a ese estilo por casualidad, ha sido desarrollado deliberadamente. El estilo es algo que tengo muy presente ahora cuando escribo. Intento que cada uno de mis libros encuentre el más adecuado al contenido. American cowboy, mi próxima novela, tiene también frases directas”.
Seis de los grandes es la más ambiciosa de las obras de Ellroy. “Es la más larga, la más compleja, la más íntima de mis novelas. Mi esposa dice que es mi novela de mujeres. Los personajes femeninos son más poderosos que en las anteriores. Después de la investigación del asesinato de mi madre en Mis lugares oscuros, me propuse hacer de este libro mi obra más madura, en la que se mostraría una mayor diversidad de personajes y de sus motivaciones. Creo que lo he logrado y no veo la hora de seguir con la secuela.” Una novela sobre los pliegues más sucios del alma violenta es, para Ellroy, su novela “más íntima”. “Hay más monólogo interior que en los anteriores porque estos hombres malos se han hecho mayores y le dan más vueltas a su pasado. Se hacen más contemplativos. También están estas mujeres poderosas que los remueven por dentro y los hacen reflexionar.”
Lo que más impacta es la acción que golpea constantemente. “Es una novela moral, no es sórdida”, explica Ellroy. “No se trata de revolcarse en la mierda del mundo. No es violencia por la violencia, como en esas películas de acción en las que no hay diálogo dentro de esa violencia.”
Con esta trilogía, Ellroy ha pretendido reescribir la historia de este período desde el punto de vista del crimen. Pero no parece que este autor se tome la historia oficial muy en serio. Su debilidad es el submundo delictivo. “La historia oficial es mi punto de partida. Nadie duda de que John F. Kennedy fue asesinado en noviembre de 1963 y su hermano Robert en junio de 1968. Luego se trata de juntar todas las piezas. Era necesario investigar y lo he hecho a fondo, conozco la necesidad y las limitaciones de la investigación. Sé cuándo tengo suficiente, cuándo la imaginación ha entrado en funcionamiento.”
“Yo quería ser, desde el principio, hace 22 años, un gran escritor. Primero quise ser un buen escritor de novela negra, era más modesto. Pero luego me hice más ambicioso y ahora quiero estar entre los mejores”, dice sin pruritos. “No me importa una mierda lo que hagan los otros escritores. Yo soy mi único marco de referencia. Sé que suena arrogante, pero es cierto. Sólo he leído dos novelas de Don DeLillo, que es el autor que más me ha influido. Escribo para mí las novelas que quisiera ver escritas, las que quiero leer.”
Es autodidacta, y se jacta de ello. “Mi aprendizaje ha sido leer, leer, leer, imitar estilos. Tengo un intelecto capaz de captar lo esencial y eliminar lo superfluo. En mi vida he leído cientos de malas novelas de crimen e intriga. La muerte de mi madre generó en mí una curiosidad insaciable por todo lo que implica el mundo del crimen. Y eso se hametamorfoseado en una curiosidad por la intrahistoria y la historia social de los Estados Unidos”, concluye.