CULTURA
Desayuno en Dublín
El nieto de Joyce, Stephen, a punto estuvo de aguar la fiesta que vivirán hoy los irlandeses. Amenazó con llevar ante los tribunales a quienes osaran leer pasajes de Ulises durante Bloomsday. Pero acudieron al rescate el gobierno irlandés y el Parlamento nacional en pleno, que arreglaron el asunto. Stephen Joyce, de 70 años y residente en Francia, no podrá evitar, por ejemplo, que el gobierno continúe con sus homenajes y celebraciones y que la Biblioteca Nacional exponga quinientas páginas de manuscritos de Joyce adquiridos recientemente por más de doce millones de euros (unos 14,5 millones de dólares). El Ministerio de Turismo y Deportes organizó un festival conmemorativo que comenzó en abril y finalizará en agosto, con casi cien eventos para homenajear al escritor. El más popular será el multitudinario desayuno de Bloomsday, patrocinado por una empresa salchichera irlandesa. La organización confía en reunir hoy a unos 10.000 ciudadanos en O’Connell Street, para degustar un sucedáneo del tradicional “Bloomsday Breakfast”. Los puristas comenzarán la jornada en la Torre Martello de Sandycove, donde Joyce vivió durante un tiempo, y continuarán por cafeterías de la zona para disfrutar del típico desayuno. Este incluye, recuerda en Ulises Leopold Bloom, “los órganos de bestias y aves de corral, sopa de intestinos, mollejas con nueces, corazón relleno y lonchas de hígado y riñones fritos” que, en ocasiones, “puede estar acompañado por un fuerte olor a orina”. La fiesta, como es lógico en Dublín, acabará en alguno de los tradicionales pubs donde Bloom pasó más de una velada aderezada con generosas cantidades de alcohol.