La Fórmula 1 vivirá un fin de semana de tensión en el emblemático circuito de Montecarlo, escenario de una lucha de poderes entre Ferrari y la Federación Internacional de Automovilismo (FIA). Pese a las intensas y extensas reuniones de ayer, la primera entre los directores de las escuderías, y la segunda entre los equipos y Max Mosley, presidente de la FIA, todo sigue igual en la máxima categoría del automovilismo mundial. Los encuentros continuarán hoy.

Ferrari mantiene su amenaza de no competir en 2010 si la FIA no da el brazo a torcer con sus nuevas reglas, y los equipos nucleados en la Asociación de Equipos de la Fórmula 1 (FOTA) la secundan en la presión. La escudería del Cavallino es la única que compitió ininterrumpidamente cada temporada desde 1950, el año en que nació el campeonato mundial de la Fórmula 1.

“Tuvimos un encuentro largo y productivo. La FOTA tendrá otro encuentro para discutir y luego nos reuniremos nuevamente con Mosley”, comentó Luca di Montezemolo, jefe de la FOTA y de Ferrari tras las tres horas de reunión con Mosley. “Siempre tengo esperanza, confianza en que habrá un acuerdo. Hicimos pequeños progresos”, señaló por su parte Mosley tras el encuentro en el Automóvil Club de Mónaco.

Nick Fry, director ejecutivo de Brawn GP, líder del campeonato mundial, dejó un mensaje positivo: “Hablamos mucho y somos más optimistas que el jueves. Dedicamos mucho tiempo a los respectivos puntos de vista”. Christian Horner, jefe de Red Bull, definió como “constructiva” la reunión, en el final de un día de reservados e intensos encuentros en el Principado de Mónaco, sede el domingo de la sexta fecha del campeonato mundial de la Fórmula 1.

La palabra “constructiva” ya había sonado cuatro horas antes, al emerger Di Montezemolo de la reunión de los equipos. El italiano habló de su satisfacción por la “posición común” a la que se había llegado tras el encuentro en un escenario de ensueño: el “Force Blue”, el yate de Flavio Briatore, el jefe del equipo Renault. Fondeado habitualmente en Porto Vecchio y con 60 metros de eslora, en el “FB” –las siglas de Briatore– había espacio suficiente para debatir con calma cómo frenar los cambios reglamentarios que, en opinión de los equipos, marcarían el fin de la Fórmula 1 tal y como es conocida.

“Queremos Fórmula 1, no queremos nada diferente”, enfatizó Di Montezemolo, que insistió en que Ferrari no disputará el torneo mundial de 2010 si nada cambia: “No participaremos en el campeonato con estas reglas”. Lo mismo adelantaron ya hace semanas Red Bull, Toro Rosso, Toyota y Renault.

La FIA estableció para 2010 un límite presupuestario voluntario de 60 millones de dólares. Los equipos que se atengan a él, obtendrán ventajas técnicas; los que no lo hagan, no podrán evolucionar tecnológicamente sus autos. La presión sobre la FIA es fuerte, pero sobre los equipos también:

el 29 de mayo vence el plazo de inscripción para la temporada 2010, y todo indica que las grandes escuderías no lo cumplirán. Ayer se inscribieron ya la estadounidense USF1 y la española Campos Racing. En 2010 competirán 26 pilotos, en vez de los 20 actuales.

En una entrevista publicada por La Gazzetta dello Sport, Mosley deslizó que está dispuesto a aceptar el desafío de Ferrari: “La Fórmula 1 no sería lo mismo sin Ferrari, pero ningún equipo es indispensable”. El periódico italiano Nazione Sport difundió ayer una encuesta en la que el 90 por ciento de los consultados respalda que Ferrari se vaya de la Fórmula 1 en 2010. La Radiotelevisión Italiana (RAI) también ayudó a presionar. “No transmitiremos la Fórmula 1 sin Ferrari y otras grandes escuderías. Eso sería causal de rescisión de contrato”, comentó a “Radio 101” Massimo Di Luca, director de Deportes de la cadena.