DEPORTES › TRAS LA MERCOSUR, SE ADJUDICO LA COPA SUDAMERICANA
El Ciclón, dos veces campeón
El empate en cero fue apenas una anécdota, ya que el 4-0 de Medellín daba margen para la tranquilidad. Los de Insua se movieron distendidos y en un partido-fiesta celebraron todos.
Por Adrián De Benedictis
Cuando parecía que las copas internacionales no llegarían nunca a las vitrinas de Boedo, en este 2002 que se acaba, San Lorenzo se dio el gusto de levantar no una sino dos copas de esa magnitud: anoche obtuvo la Sudamericana, que se suma a la Mercosur que supo ganar en enero pasado. El equipo de Insua igualó sin goles en el Nuevo Gasómetro con el Atlético Nacional de Medellín y de esta manera hizo valer el triunfo por cuatro a cero obtenido en Colombia jugando como visitante. Así, la gloria sigue cerca de San Lorenzo y el festejo iniciado prolijamente por los jugadores dentro del campo y prolongado –y anticipado– por los hinchas en las tribunas colmadas no quiere detenerse más. Merecido se lo tienen todos: jugadores, técnico e hinchada.
La fiesta había comenzado desde temprano. Apenas San Lorenzo apareció en el campo, la multitud lo recibió con una bandera gigantesca que cubrió la cabecera donde se ubica la hinchada local. Además, sumó otra que se desplegó en la platea sur. La diferencia alcanzada en Medellín el 27 de noviembre pasado hizo que el público sólo se dedicara a esperar que pasaran los minutos para así poder desatar la segunda alegría del año.
Desde el comienzo, en la cancha, los colombianos colaboraban con el clima festivo haciendo que San Lorenzo no pasara inconvenientes. Si bien el conjunto visitante manejaba más la pelota, por más tiempo al menos, carecía de la profundidad necesaria para inquietar a Saja. Nacional se acercó al arco apenas con un remate débil de Echeverría en un contraataque, disparo que se perdió cerca del palo derecho del arquero del Ciclón. Y eso fue todo de parte del equipo que iba a buscar el resultado, que debía darlo vuelta.
Así, fue San Lorenzo el que, haciendo poco, estuvo más cerca de ponerse en ventaja, cuando Acosta, a los 27, cabeceó por arriba un centro de Zurita. Apenas cuatro minutos más tarde, Astudillo perdió un mano a mano con Velázquez. Apenas después, fue Díaz, con un remate rasante, el que inquietó al bien ubicado Saja.
Y no hubo mucho más para destacar en el primer período excepto, acaso, la actitud de Epifanio González, el árbitro paraguayo que pareció decidido a no pasar inadvertido con sus fallos.
El segundo fue puro trámite. Mientras la gente celebraba cada vez en tono más alto y siempre sin desbordes –la fiesta fue increíblemente ordenada– hubo sólo un par de situaciones para destacar: a los 17, Herrón casi convierte tras un corner; a los 21 Cordone, recién ingresado, la puso cerca del palo izquierdo y a los 24 fue Acosta el que la tiró de zurda a las nubes. A esa altura todo servía para aplaudir y así fue hasta el final.