DEPORTES › EL PRESIDENTE DE LA AFA FUE REELECTO POR CUATRO AñOS MáS EN UNA JORNADA MUY PARTICULAR
El actual conductor venció con 46 votos a favor y ninguno en contra. Está al frente desde 1979, y a los 80 años encara un nuevo período. “Quiero agradecerles el aguante que me han tenido”, dijo Grondona ante los asambleístas. Vila hizo un escandalete en la puerta.
› Por Gustavo Veiga
La elección resultó movida, pero el mapa del fútbol argentino continúa siendo el mismo. A pesar de que otro sector también se sintió ganador afuera del edificio, en medio de un escándalo mediático, Grondona no se moverá de su sillón de la vieja sede de Viamonte 1366. Adentro de la asociación, el mandamás era ungido por 46 asambleístas que lo votaron y vivaron en la sala de sesiones del tercer piso. Allí le confirieron el poder por novena vez consecutiva hasta octubre de 2015. Un ritual que conoce muy bien, ya que gobierna desde el 6 de abril de 1979. Afuera, en el umbral y bajo la lluvia, el empresario y presidente de Independiente Rivadavia de Mendoza, Daniel Vila, montaba su propia mise en scène, con audiencia garantizada, sobre todo de sus medios. Resultado: se autoproclamó nuevo titular de la AFA por los 52 votos de los representantes de clubes del interior que lo acompañaron en su cruzada hasta la sede del poder futbolístico.
Demacrado, con el cansancio dibujado en el rostro, Grondona llegó a decir, una vez reelecto, con el hilo de voz que le quedaba: “Quiero agradecerles a todos el aguante que me han tenido”. Un aplauso cerrado rubricó sus palabras. El discurso más enfático había quedado para el secretario ejecutivo de la AFA, su alter ego, José Luis Meiszner: “En esta casa gobiernan los dirigentes del fútbol argentino”, dijo de viva voz. A las 19.45 ya había marcado la cancha diciendo que repudiaba “el sainete periodístico armado” en la vereda. Un cuarto de hora después, de a uno en fondo, 46 dirigentes depositaban su voto en la vieja urna de madera desempolvada cada cuatro años. Todos, menos los tres que no pudieron ingresar al recinto porque la asociación había cerrado sus puertas: los asambleístas de Independiente, Vélez y Atlético Rafaela.
Afuera, Vila adujo que había salido para dialogar con los movileros, pero que cuando intentó reingresar a la AFA se topó con las puertas cerradas. “La estrategia es demorarme hasta que empiece la asamblea, habrá dos asambleas, la trucha y la legal”, avisó rodeado de policías y de un reducido grupo de seguidores. A un puñado de metros, se daba una miscelánea insólita: hinchas de Chacarita con banderas le brindaban su apoyo a la candidatura de Grondona. El presidente del club mendocino perdía minutos valiosos porque no se le permitía la entrada, pero los ganaba ante las cámaras que le prestaban toda la atención a él: “El oficial (por un efectivo de civil que cubría la puerta de la AFA) no me recibe la orden de allanamiento. Están haciendo un papelón en la calle, también con la Selección, y encima admitieron que en el pasado hubo doping”.
La asamblea constituida en el tercer piso de la AFA seguía con el orden del día, fogoneada por los directivos de los clubes directamente afiliados. En la planta baja, en penumbras y sin poder acceder al lugar donde se encontraban Grondona y sus pares, los aliados de Vila, encabezados por el club San Roque de Santa Fe, hacían una paralela. Entre ellos se destacaba el diputado nacional del FpV Gerónimo Vargas Aignasse, ex presidente del club Sportivo Guzmán de Tucumán, que presentó uno de los amparos para impedir la reelección de Grondona y que la Cámara Civil de su provincia desechó.
Tras la votación que a las 21.02 ungió al viejo presidente por un nuevo período de gobierno, hubo una ovación cerrada para él. La página oficial de la AFA describió ese instante pocos minutos después: “El señor Julio Grondona, que cada vez hacía más esfuerzos para evitar que las lágrimas corrieran por sus mejillas, recibió una larga, profunda y sentida ovación y dio por terminada la Asamblea con palabras de eterno agradecimiento a los presentes”. Atrás había quedado también la aprobación del balance correspondiente al ejercicio 2010-2011, la reincorporación y desafiliación de los clubes de Primera D Deportivo Muñiz y Puerto Nuevo, respectivamente, y la bienvenida a tres nuevas ligas del interior.
Mientras se proclamaba a Grondona, tres pisos más abajo, Vila se presentaba como el nuevo presidente de la AFA, pero ante asambleístas decorativos, ya que los suyos se encontraban deliberando en la planta baja del edificio al que ya no volvería a entrar. La polea de transmisión de su estrategia había sido el amparo otorgado por una jueza rosarina, Liliana Georgetti de Macagno, quien decidió aceptar la medida cautelar presentada por el club San Roque de su ciudad. Un representante de esta institución se había apersonado a la AFA junto con Vila para que lo dejaran votar con la resolución judicial en su poder. Como no le resultó posible, en el hall de la planta baja se armó la improvisada asamblea que, según Vargas Aignasse, respaldó al dirigente mendocino con 52 votos, seis más de los que eligieron a Grondona.
El sainete estaba consumado. La judicialización de las elecciones continuará con fallos sucesivos como los que se conocieron en las últimas semanas. Grondona parece muy firme en su cargo y dispuesto a gobernar hasta los 84 años. Sus adversarios se inclinaron por Vila, que ayer decidió poner todos sus recursos (los jurídicos y los mediáticos) al servicio de su candidatura. Esta historia continuará.
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