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A la manera de los figurones y “opinators” de la tele, reapareció el por lo menos equívoco árbitro de fútbol –durante dos temporadas fue un ex árbitro– Gabriel Brazenas.

Tristemente conocido por haber sido al menos partícipe –no se sabe si necesario o no, porque nadie investigó– del despojo del que fue víctima Huracán, el equipo que mejor ha jugado en lo que va del siglo XXI en los torneos vernáculos para quien esto escribe, a costillas de Vélez Sarsfield hace más de dos años.

Quedó en el olvido aquella reflexión de Raúl Gámez, ex barrabrava y ex presidente de Vélez, cuando un par de años antes del episodio Huracán–Vélez comentó algo así: “Yo en nombre de mi club no estoy de acuerdo con el contrato de la AFA con la empresa Renova en cuanto a la contratación de los partidos de la Selección; pero si no firmo, Grondona nos manda los referís en contra”. Pero la premonición no se cumplió porque Gámez firmó.

Y anteayer reapareció Brazenas para arbitrar el culebrón futbolístico Scioli vs. Macri en Mar del Plata. Pero además hizo declaraciones respecto del episodio que le arrebató el título a Huracán. Como buen discípulo de lo que ordenan desde Viamonte 1366, afirmó sin rubor que había que dar vuelta la página. Que es lo mismo que decir “todo pasa”.