Miércoles, 30 de abril de 2014 | Hoy
DEPORTES › SE CUMPLEN VEINTE AÑOS DE LA TRAGICA MUERTE DE AYRTON SENNA EN IMOLA
Viviane, su hermana, que dirige la Fundación Ayrton Senna, asegura que el accidente que le costó la vida al piloto brasileño se produjo “por una suma de errores”.
Por Sebastián Fest
Desde San Pablo
A veinte años del trágico accidente de su hermano, Viviane Senna sonríe con frecuencia y ganas, hasta que la luminosidad de su rostro se apaga bruscamente cuando se le hace una pregunta directa: ¿Quién fue el culpable de la muerte de Ayrton Senna da Silva? “Todos, todos son culpables de esa muerte”, dijo durante una entrevista en sus oficinas de San Pablo, la ciudad que vio nacer a uno de los mayores mitos de la historia de la Fórmula 1, un ídolo que en Brasil supera incluso a Pelé.
Senna murió el 1º de mayo de 1994 al estrellarse con su Williams contra un muro en el circuito Enzo e Dino Ferrari de Imola. Tenía 34 años. Aquel accidente marcó un antes y un después en la historia de la Fórmula 1, que cambió su concepto de seguridad. Desde entonces no hubo más muertes en la máxima categoría del automovilismo mundial.
–Si le preguntan quién era Ayrton Senna, ¿qué diría?
–Más que ganar tres campeonatos, más que ser campeón y reconocido como piloto especial en todo el mundo, creo que lo que la gente admira en él son los valores, las posturas, las actitudes que tenía y que son la razón de esas victorias. Cosas como tener garra, determinación, no desistir, tener persistencia, dar lo mejor de ti, dar un 300 por ciento en todo lo que haces, buscar la perfección, esforzarse mucho. Ayrton se quedaba en la pista por más tiempo que cualquier otro piloto, caminaba por toda la pista para conocer cada curva, tenía un alto nivel de esfuerzo y de dedicación, no desistía ante ningún desafío o dificultad. La gente admira no sólo al piloto campeón, la gente admira ese conjunto de valores, al hombre que está atrás del piloto.
–Pero Senna era en cierta forma misterioso, el hombre detrás del piloto siempre estuvo algo oculto.
–La película documental que hicimos habla un poco de los entretelones de la Fórmula 1, de Ayrton no sólo en la pista, sino de desafíos que enfrentó que fueron quizás mayores que los de la pista. El desafío político, todos esos entretelones de la F-1 extremadamente perversos, muy, muy inhumanos, en los que el dinero y el poder mandan más que el deporte. Así sigue siendo hoy, es incluso peor hoy.
–¿Qué piloto de hoy le recuerda a Ayrton Senna?
–(Lewis) Hamilton me hace acordar mucho a Ayrton, porque es un piloto muy rápido, osado y muy determinado también.
–¿Prima hoy más la máquina que el piloto?
–Totalmente de acuerdo. Hoy no importa si el piloto es bueno o no, lo que manda son los aspectos tecnológicos, el poder, el juego político y el dinero. Más que nunca, más que en la época de Ayrton.
–La seguridad, en cambio, mejoró muchísimo.
–Eso fue muy positivo. Ya no hay accidentes, y cuando hay un accidente grave no hay muerte. Es increíble el avance que hubo en ese sentido.
–¿Hubo un culpable concreto de lo sucedido en Imola o fue simple fatalidad?
–Creo que hay un conjunto de factores que lo llevaron a la muerte. Primero, el cambio de reglamento que hubo de un año a otro. Había coches construidos con un proyecto de suspensión activa, electrónica, y esto fue retirado de un año para el otro. Y el mismo coche que era excelente un año, como el Williams, al siguiente se convirtió en inmanejable. Ayrton no lograba conducir el coche, porque sacaron todas las partes electrónicas que formaban parte del proyecto. El desempeño aerodinámico era diferente. No hubo tiempo para adaptarse apropiadamente. También estaba el problema de esa curva, en la que varias veces había habido accidentes serios. El asfalto de la pista estaba más alto que la banquina, y por eso el coche salió volando y chocó frontalmente, que es el peor choque que hay. También estuvo el problema de la barra de dirección soldada, un arreglo que fue mal hecho.
–Múltiples errores, entonces...
–Una suma de errores de gestión, de reglamento, de seguridad, de toma de decisiones de la Fórmula 1 en sí y de los equipos. Totalmente insanas, totalmente erradas. Ya había habido un accidente mortal en ese fin de semana. Los pilotos estaban moviéndose, Ayrton era uno de los pilotos que demandaban más seguridad, y ese tema no era tomado seriamente en cuenta. Fue necesario que se muriera Ayrton, que se muriera el día anterior (Roland) Ratzenberger, para que se tomaran las medidas que deberían haber sido tomadas antes.
–Pero la investigación se cerró sin encontrar culpables.
–Todos son culpables, todos tuvieron su participación. De haber habido condiciones apropiadas, un elemento sólo no habría llevado a este desenlace. Si la barra de dirección no tenía aquel problema, los otros factores no hubieran tenido el impacto que tuvieron. Todos, todos son culpables de esa muerte.
–¿Pudo perdonar?
–En realidad, ya no hace ninguna diferencia. Ayrton ya no está aquí.
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