Más baratos, más atractivos y quizás en dos países simultáneamente: los Juegos Olímpicos cambiarán su rostro tras aprobarse por unanimidad una amplia e histórica reforma. Reunidos durante una asamblea general extraordinaria en Montecarlo, los miembros del Comité Olímpico Internacional dieron luz verde sin votos en contra a una reforma que contempla también la modernización del programa de deportes y una baja en los costos de los Juegos.

“Estoy muy feliz y satisfecho, este fue un día importante para el COI”, dijo el presidente del organismo olímpico, el alemán Thomas Bach. Las reformas aprobadas en el principado son las más profundas y amplias desde aquellas que el español Juan Antonio Samaranch se vio forzado a sacar adelante en 1999 como reacción al escándalo de corrupción en torno de la elección de Salt Lake City como sede de los Juegos de invierno de 2002.

Las 40 reformas incluyen, además, la creación de un canal de televisión olímpico dirigido por el COI. El desafío de Bach ahora es llevar a la práctica las reformas para recuperar la credibilidad perdida por el COI. “Es el paso que todos esperábamos. Habrá que ver si son reformas profundas, ahora está en manos del Comité Ejecutivo”, opinó Joseph Blatter, presidente de la FIFA. El canal olímpico costará 600 millones de dólares y servirá de plataforma de promoción para los diferentes deportes entre Juegos y Juegos.

“Es un paso histórico para el COI y para el movimiento olímpico”, insistió Bach. Entre las reformas aprobadas por el COI figura la posibilidad de “celebrar deportes en su totalidad o algunas de sus disciplinas fuera de la ciudad anfitriona y, en casos excepcionales, fuera del país sede”.

El COI apunta a que en el futuro los Juegos utilicen más instalaciones temporarias y dejen menos “elefantes blancos”. La condición para la construcción de instalaciones nuevas es que sean sustentables y se sigan utilizando.

Pese a su voto a favor del paquete de reformas, el suizo Denis Oswald teme que se “diluyan las características que hacen únicos a los Juegos”. Bach lo ve de otra manera. “Hoy es el día de las decisiones. ¿Queremos cambiar o queremos que nos cambien?”, dijo el alemán al inaugurar la 127ª asamblea en el Forum Grimaldi.

El presidente del COI llamó a evitar que el ente rector del olimpismo se convierta en un juguete en manos de otros en un mundo en constante cambio. La apuesta fue todo un éxito para Bach, ya que la sesión, prevista para dos días, resolvió en nueve horas todos los temas pendientes.

Además de una reducción de costos para las ciudades olímpicas, la modernización del programa era otro de los puntos clave en las reformas. Los miembros del COI pusieron fin al corsé que planteaba farragosas exigencias para quitar o sumar un deporte al programa, un proceso que se extendía por años.

Con las reformas aprobadas ayer, las ciudades sede de Juegos podrán incorporar al programa disciplinas e incluso deportes no contemplados en los Juegos. El COI debe aprobar esas propuestas, pero la modificación implica posibilidades inexistentes hasta ahora: el regreso del béisbol y el sóftbol en los Juegos de Tokio 2020, por ejemplo. El límite de 28 deportes y 10.500 competidores en los Juegos de verano se mantiene, así como el de 2900 en los Juegos de invierno.

“Esto es una aceleración de la evolución, ninguna revolución”, dijo el canadiense Richard Pound. El italiano Francesco Ricci Bitti, presidente de la Asociación de Federaciones Olímpicas de verano (Asoif), coincidió –“esto no es una revolución”–, al tiempo que relativizó la posibilidad de que los Juegos se celebren simultáneamente en dos países. “Eso no va a pasar”, dijo el italiano. Pound advirtió también de la necesidad de moderar el entusiasmo: “No vamos a poder implementar las 40 reformas en los próximos seis meses, habrá que priorizar”.