Partidazo en Sarandí, con seis goles, enorme incertidumbre en el resultado y emoción hasta el final. River lo empató sobre la hora, salvando el invicto en el Torneo de Primera, y a pesar de haber remontado la desventaja 1-3 quizá se quedó con algo de regusto amargo, porque bien podría haberse llevado el triunfo si hubieran entrado algunas de las chances claras que tuvo en el segundo tiempo, cuando el equipo local se echó soberanamente hacia atrás. Pero teniendo en cuenta los gruesos problemas que sufrió en el primer tiempo, el empate no deja de ser un marcador aceptable para el equipo de Núñez.

Arsenal se aprovechó de la confusión que tuvo River a lo largo del primer tiempo, especialmente porque no se amilanó cuando Gonzalo Martínez anotó un rápido empate 1-1 tras una doble gambeta y un caño al arquero. La clara expresión de esa desorientación fue el segundo gol de Carrera, justo antes de irse al entretiempo, cuando el mejor jugador del equipo local tomó la pelota en su campo y escapó sin marca a lo ancho de la cancha, desbordando y tocando con justeza sobre la salida de Chiarini. River estaba anestesiado y sufría golpe tras golpe.

Para cambiarle la cara a un equipo que se derrumbaba, Gallardo mandó a la cancha en el complemento a los chicos Driussi y Simeone, y River se adueñó del partido. Martínez generó peligro cada vez que tocaba la pelota y el descuento de Mora, tras una salvada de Chiarini y el toque exquisito del uruguayo por sobre la cabeza de Andrada, le puso más condimento al partido. Pareció que la falta de precisión final iba a dejar a River con las manos vacías. Hasta que a tres minutos del final, Mora cobró de manera impecable un tiro libre, al ángulo superior más lejano, para establecer el 3-3.

Pudo, inclusive, ponerse en ventaja con una corrida de Martínez que el volante no cerró bien, cediendo para Simeone que estaba adelantado, cuando quizás en la individual pudo haber tenido mejor suerte. Está claro que el empate de anoche tuvo mucho mejor sabor para el conjunto de la Banda que el que venía de lograr en Perú por la Copa Libertadores. No estuvo tan lejos de perder, pero tampoco de haberse llevado una victoria agónica.