Hubo un jugador de Bolivia que no pudo contener las lágrimas en la victoria del lunes ante Ecuador. Se llama Martin Smedberg-Dalence, nació en Suecia y, aunque no pisó la tierra de su padre hasta hace un año, su sueño era marcar un gol con Bolivia. “Llevo toda mi vida en Suecia. Jugué en su selección en juveniles, pero desde que vi el Mundial de 1994, que Bolivia jugó, le dije a mi padre que ojalá un día pudiera jugar con Bolivia”, recuerda el espigado volante del Goteborg, un especialista en remates de larga distancia.

Anotó un golazo y dio una asistencia en el sufrido triunfo 3-2 contra Ecuador en la segunda jornada del Grupo A de la Copa América, la primera victoria de la Verde en este torneo en los últimos 18 años. Smedberg no será sólo recordado como pieza clave de este triunfo sino también porque el gol fue el número 100 de Bolivia en el torneo continental.

“Es un sueño marcar mi primer gol con la selección. Soy un jugador y una persona que tiene emociones y cuando marqué no sólo pensé en mí. Pensé en toda la gente que vive en Bolivia. El gol era para ellos también”, resalta.

Smedberg nació hace 31 años en Norrköping, una moderna ciudad de 90.000 habitantes al sur de Suecia. Su padre, Ramiro Dalence, un entrenador de fútbol de la provincia andina de Oruro, al sur de Bolivia, tuvo que exiliarse en el país nórdico a principios de la década de 1980, cerca del final de la última dictadura militar en el país. Ramiro se adaptó a Suecia y se casó con una joven local, pero no dejó de inculcar a su hijo Martin la cultura boliviana.

“Con mi padre siempre hablamos español en la casa y también teníamos las tradiciones de Bolivia. Siempre me sentí boliviano y soy muy feliz de ser parte de la selección”, relata Smedberg, que en Suecia tenía amigos de Bolivia con quienes sufrieron la era de derrotas que se abrió tras los años dorados del Mundial de Estados Unidos 1994 y el subcampeonato de Copa América de Bolivia 1997.

Como profesional se labró una larga carrera en clubes suecos, pero nunca fue convocado para la selección liderada por Zlatan Ibrahimovic. Tampoco Bolivia se acordó de él hasta la llegada del entrenador Mauricio Soria. “Ahora cambiaron la mentalidad. Como hemos sufrido tantos años que no ha pasado nada con la selección, creo que han mirado un poco más afuera para ver si hay jugadores que tienen sangre de Bolivia –supone–. Lo mejor que está pasando en mi carrera es jugar la Copa América y este partido fue el más grande de toda mi vida”.