Por Javier Villanueva
Desde Madrid

Ni tan siquiera cinco meses duró el empresario argentino Daniel Grinbank al frente del Leganés, antes de dejar el club madrileño aduciendo “motivos de índole económica”. Sin embargo, de rentabilidad económica no hablaba Grinbank cuando el pasado 11 de agosto se hacía con el 86 por ciento de las acciones del Leganés, de la Segunda División, y sí por contra, hacía hincapié en conceptos como “cantera” o “proyecto a largo plazo”.
Grinbank dotó de credibilidad su proyecto deportivo con la contratación de José Pekerman, ex coordinador general de las selecciones nacionales argentinas, quien utilizó todo el prestigio que le confieren los tres títulos de campeón del mundo que conquistó con la selección argentina Sub20 para llevar al Leganés futbolistas que, como reconoció el propio Grinbank, sin la presencia de Pekerman, jamás hubiesen recalado en el conjunto madrileño.
De este modo fueron llegando al modesto club madrileño jugadores tan conocidos en Argentina como Lucas Alessandria (Lanús), Federico Domínguez (Independiente), Nico Medina (Sunderland), el ex jugador del Atlético de Madrid y Milán José Antonio Chamot y el entrenador Carlos Aimar.
“Hablamos también con varios jugadores españoles para que vinieran, pero sus agentes se lo desaconsejaban por desconfianza”, señalaba Pekerman para justificar situaciones tan anómalas como la ocurrida en la quinta jornada, en la que el Leganés alineó un equipo formado exclusivamente por jugadores argentinos. “Nuestra idea es sumar más adelante a este equipo jugadores de la cantera (las inferiores), a la que dedicaremos tiempo y trabajo, para que cualquier jugador que se destaque sepa que a medio o largo plazo jugará en el Leganés”, comentaba el director deportivo a este respecto.
Pero mientras Pekerman y Aimar daban oportunidades a jóvenes como el español Borja, hasta el momento el mejor del equipo, para triunfar, Grinbank se olvidaba de sus grandes proyectos y se centraba en el euro, convencido como estaba, cada vez más, de que su inversión no iba a cuajar.
Sin lograr grandes recaudaciones, con excepción del encuentro de Copa del Rey ante el Real Madrid que perdió 4-3 sobre la hora, sin un sponsor fijo en las camisetas y sin ningún jugador brillando lo suficiente como para poder venderlo en el mercado invernal, Grinbank se fue haciendo cada vez más el remolón en sus obligaciones financieras.
Esta situación obligó a Jesús Polo, hasta el mes de agosto pasado propietario del club y que tras la marcha de Grinbank volverá a hacerse cargo del Leganés, a pagar de su bolsillo los sueldos de los jugadores del pasado mes de noviembre.
Polo, que durante el mandato de Grinbank siguió ejerciendo, aunque de manera testimonial, el cargo de presidente que ha ocupado durante veintisiete años, también se hizo cargo del pago de los pasajes de avión a Argentina que figuraban en los contratos de muchos de los jugadores, que no pudieron ocultar su sorpresa cuando, ayer por la mañana, el propio Grinbank les comunicaba personalmente, y en el vestuario, su decisión de abandonar el club.
La marcha de Grinbank deja un sinfín de interrogantes sobre el futuro de la legión argentina del Leganés, cuya mayoría de integrantes, a diferencia de los jugadores españoles, tienen contrato (en euros) con el propio Grinbank y no con el Leganés.
Pese a todo, no se prevé que ocurra ninguna baja en lo inmediato, y tanto Aimar como sus jugadores continuarán con su rutina habitual para preparar el encuentro que enfrentará el domingo al Almería. Más dudas se perfilan en las próximas semanas, pues ahora mismo, ni el cuerpo técnico encabezado por Carlos Aimar, ni el director deportivo, José Pekerman, ni todos los jugadores tienen garantizada su continuidad.