Por P. V.

Jesús Polo, presidente del Leganés durante más de un cuarto de siglo, consideraba a Daniel Grinbank “un hombre que merece la pena, distinto a otros empresarios que han comprado otros equipos de fútbol. Mucho me tendría que equivocar para que esto no fuera así”. Mucho se equivocó Polo, que ha retomado el control del 88 por ciento de las acciones del Leganés CD que había cedido por entonces al argentino, el mismo que aseguraba en esos días que “el plan de negocios contempla que en un plazo de entre 3 y 5 años estemos en Primera”.
El famoso plan de negocios de Grinbank contemplaba hacer del Leganés un modesto club de Segunda, una atracción para los 200 mil argentinos que viven en Madrid y su zona de influencia; el estadio municipal de Butarque, donde el Leganés juega de local, está a 15 kilómetros de la Gran Vía.
Pero el equipo jamás atrajo ni a la décima parte de esa hinchada-target, que era lo que Grinbank esperaba. De los nueve partidos que el Leganés jugó como local en esta temporada, sólo pudo ganar uno: empató cinco y perdió los tres restantes. Sus delanteros sólo convirtieron cinco tantos en esos nueve encuentros. Varado debajo de la mitad de la tabla, en el 13º puesto, con 4 triunfos, 9 empates y 5 derrotas, a tres puntos de la zona de Descenso, las aspiraciones de ascender a Primera para la próxima temporada diluyeron antes que el interés de Grinbank.