Argentina cayó ayer ante España por 92-73, en la última fecha de la fase de clasificación del Grupo B. El desgaste físico y emocional que implicó el clásico con Brasil (los dirigidos por Hernández forzaron agónicamente dos tiempos suplementarios para terminar llevándose el triunfo) pareció hacer mella en los jugadores argentinos, que no le encontraron la vuelta al partido y sólo pudieron mantenerse a distancia con arrestos individuales, que no obstante no resultaron suficientes para acortar una ventaja que acabó en 19 puntos pero que llegó a ser de 22 en la máxima.

El máximo anotador del partido resultó Rudy Fernández, el alero del Real Madrid, responsable de 23 tantos, mientras que la principal vía de gol del quinteto albiceleste resultó el base Nicolás Laprovíttola, con 21 puntos.

El equipo argentino amaneció encendido y dos triples de Emanuel Ginóbili le otorgaron ventaja en el arranque (8-3, cuando iban dos minutos y treinta segundos). Sin embargo, el campeón europeo capitalizó la mano de Rudy Fernández (10), descubrió fisuras en la puerta trasera de una defensa albiceleste que no realizó bien las cortinas y llegó siempre tarde a la intención de corte.

Con un parcial 14-0, el equipo de Sergio Scariolo tomó distancia de 11 (22-11), con 2 minutos y 39 segundos en el reloj. Además, el conjunto de Hernández diseñó flojos porcentajes (1-7 en dobles, 3-9 en triples) y mostró errores en el traslado (4 pérdidas). Suficiente como para que España tomara distancia de 10: 25-15

En el segundo período, el conjunto español pareció tomarse un respiro. El juego se volvió más cortado y los árbitros empezaron su show cobrando lo que solamente ellos percibían.

Así, España se disparó 41-25 (cuando quedaban cuatro minutos y veinticinco segundos) y una técnica cobrada a Scola (tercera infracción) obligó al técnico Hernández a sentarlo de inmediato. La mano zurda de Ginóbili maquilló una diferencia que estaba para más: 48-35 al término del primer tiempo.

Pero si lo de los jueces fue discreto a partir del segundo cuarto, en el tercero se volvió prácticamente indigerible. Cobraron faltas inexistentes, exhibieron excesivo celo para penar las protestas de los jugadores (se fue por dos técnicas la Bomba Navarro) y cortaron un partido que nunca más volvió a armarse. En ese contexto, igualmente, España nunca perdió el control y se fue arriba por 14 (71-57), de cara a los diez minutos finales.

En el último cuarto, la historia se decantó rápido. Porque, más allá de la intención de revertir el marcador y una canasta de Scola que dejó la pizarra 64-75 y encendió a los simpatizantes argentinos (otra vez mayoría en el Arena Carioca), el encuentro ya tenía dueño hacía rato.

Con el resultado a favor de España, la otra noticia del día fue que quedó eliminado Brasil (2-3), que a primera hora doblegó a Nigeria (1-4), por 86-69. Y la decepción fue grande para los dirigidos por el argentino Rubén Magnano y para toda la comunidad basquetbolística local.