DEPORTES › LA INTERNA DE INDEPENDIENTE AL ROJO
El infierno está encantador
El presidente Andrés Ducatenzeiler tiró con munición gruesa y les apuntó a los Grondona padre e hijo. El titular de la AFA devolvió atenciones desde Suiza. Se juega un partido político.
Si los problemas futbolísticos de Independiente son su reflejo de su deterioro institucional, la saga internista iniciada tras la derrota contra Boca amenaza con continuar haciéndole más daño al castigado equipo de Avellaneda. El presidente Andrés Ducatenzeiler denunció presiones para removerlo del cargo, y apuntó en dirección al presidente de la AFA, Julio Grondona, y al hijo de éste, Julio (h), titular de Arsenal, que pretende candidatearse para presidir Independiente. Desde Zurich, Grondona le respondió asegurando que “Ducatenzeiler está buscando salvar su pellejo”.
El titular del club de Avellaneda, en el cargo desde hace 18 meses, vivió un momento de gloria cuando Independiente ganó el Apertura 2002 bajo su conducción. Pero, en los últimos tiempos, su poder dentro del club fue recortado, y hoy se sindica al secretario de Prensa del club, Sergio Pardo, como el que toma las decisiones. Pardo habló, el domingo por la noche, de adoptar “decisiones drásticas” para cambiar la situación del equipo; Ducatenzeiler dijo, en cambio, que sostendrá al entrenador José Omar Pastoriza, respondiéndole a Grondona (h), que en la semana previa al partido con Boca había pedido la renuncia de ambos. Ayer se rumoreaba que Pardo podría dejar la Comisión Directiva en los próximos días.
“Yo voy a cumplir mi mandato –aseguró Ducatenzeiler entrevistado en Fox Sports–, pero si me tengo que ir antes, voy a contar la verdadera razón por la cual Independiente evitó irse al descenso y luego salió campeón.” El dirigente dijo que no era “el momento” de hacer precisiones, pero apuntó en dirección a los arbitrajes, aun cuando esa insinuación lo involucra.
“Cuando salimos campeones en el 2002 dije en la AFA que no quería que nos arbitraran Elizondo y Madorrán. No lo hicieron en las 19 fechas y ganamos el título. Pero después me pusieron a Madorrán en la Copa Sudamericana y nos eliminaron. Claro que un par de fechas después lo echaron a él”, señaló el dirigente.
En Zurich, Grondona garantizó la honestidad de los arbitrajes en la Argentina. “Por aquel entonces, los árbitros no eran designados por sorteo. Y ahora que los referís dirigen según el bolillero, también hay dirigentes que hablan que no les gusta el sistema. Siempre se quejan”, rezongó Grondona. “Son cosas de chicos. El que no hace las cosas bien, siempre tiene un problema.”
Ducatenzeiler había recordado luego del partido no sólo las insinuaciones de Grondona (h) sino la recomendación del titular de la AFA a la candidatura de su hijo como futuro titular del club, y comentó amargamente la oportunidad de los comentarios. “No puedo hablar de Ducatenzeiler. Hay que calibrar la calidad de los dirigentes que se refieren a estas cuestiones”, comentó ayer despectivamente el vicepresidente de la FIFA.
“Cuando asumí, el club tenía una deuda de 31 millones, y ahora es de 35 millones, pero en el medio hubo un título –reconoció Ducatenzeiler–. Si no hubiéramos hecho algunas cosas, Independiente habría terminado en la quiebra”, declaró ante las cámaras. La eliminación del equipo de la Copa Libertadores le causa al club un perjuicio económico, además del deportivo, que terminó evidenciándose en el campo ante Boca, el último domingo.
Algunos conocedores de la interna roja interpretan que las declaraciones del presidente son parte de una estrategia para recuperar espacios frente al recorte de poder del que ha sido objeto en los últimos meses, y ante la embestida innegable de los Grondona.
“El poder económico y político del fútbol no me quiere”, acusó Ducatenzeiler en dirección al presidente de la AFA. “Vino a buscarme varias veces, siempre cuando necesitaba dinero. Y si he ayudado a Racing, también tuve que colaborar desde la AFA con Independiente. Pero si vuelve a pedirme una mano como presidente de Independiente, habría que pensarlo dos veces”, sentenció Grondona.