DEPORTES › EL PINCHA GANABA FACIL, PERO EL ROJO SE LO EMPATO
El 2-0 es el peor resultado
A Estudiantes se le cumplió la máxima de Bilardo: vencía a los siete minutos, se tiró atrás e Independiente se lo igualó.
Estudiantes dejó escapar una gran ocasión para consolidarse en la pelea por el título. Por más que ganaba 2-0 a los siete minutos del primer tiempo, el equipo de Reinaldo Merlo se retrasó demasiado en el terreno de juego y permitió que Independiente se recuperara y llegara a la igualdad. Sobre el final, los platenses volvieron con todo en busca de la victoria, pero ya no tuvieron tiempo para concretarla. Con este resultado, Estudiantes ahora comparte el liderazgo con Newell’s y supera por un punto a River, pero tiene un partido más jugado. José Sosa y Marcelo Carrusca, de penal, anotaron los goles de Estudiantes, mientras que Sergio Agüero y Sebastián Carrizo, de tiro libre, marcaron para Independiente.
No podía haber comenzado mejor el partido para Estudiantes. Es que a los siete minutos, en sus dos primeras llegadas, el equipo de Merlo consiguió sacar dos goles de diferencia y parecía tener todo previsto para posicionarse en el liderazgo. De la mano de Sosa, imparable para los defensores rivales, los platenses desnudaron todas las falencias del improvisado fondo de Independiente. Primero, Carrusca colocó una pelota en profundidad para Sosa, que enganchó, dejó en el camino a Mateu y sacó un derechazo cruzado inatajable para Navarro Montoya. Cinco minutos más tarde, otra escapada de Sosa derivó en el penal que le cometió Mateu y que Carrusca convirtió con un zurdazo bien esquinado.
Más allá de los dos goles en contra, Independiente tenía bastante claro lo que quería hacer. Es cierto que atrás regalaba espacios y sufría con cada contragolpe. Pero en ataque sumaba mucha gente y generaba situaciones de riesgo frente al arco de Herrera. Para colmo, Estudiantes se confió demasiado en la ventaja y se replegó muy cerca de su arquero. De esa forma permitió que su rival creciera, que tomara confianza y que empezara a generar situaciones. Hasta que el pibe Agüero demostró las razones por las que se habla tanto de sus condiciones. Se hamacó por la izquierda, encontró el hueco y sacó un derechazo que se clavó en el ángulo de Herrera. Un auténtico golazo para el juvenil de 16 años.
Independiente siguió en esa línea, mientras que los visitantes continuaron con una actitud muy mezquina. Demasiado tirado atrás, el equipo de Merlo lo terminó pagando muy caro en el inicio de la segunda etapa, cuando, en un tiro libre, Carrizo metió un zapatazo recto que dejó parado a Herrera. Fue el premio a un equipo que buscaba y el castigo a otro que especuló mucho. Sobre el final, Estudiantes se adelantó en busca del triunfo pero ya no tuvo tiempo ni aire para ganarlo. Había dejado escapar la oportunidad un rato antes.