“Amo el Rally de la Argentina porque el público es el más cálido de todo el campeonato. Para mí es uno de los cinco mejores rallies del campeonato mundial.” Como era de esperarse, Sebastien Loeb ganó el Rally de la Argentina corriendo a media máquina, ganando sólo 5 de las 22 pruebas especiales de la competencia, organizada sin fisuras por el Automóvil Club Argentino, cuya suerte estaba decidida desde el primer día.

Terminó siendo un rally pálido, un reflejo de lo que es actualmente el Mundial, con escasos equipos oficiales (dos, Ford y Subaru, contra seis del 2005); pocos coches actualizados (sólo el Ford Focus es modelo 2006, y el Citroën Xsara del ganador lo alista el equipo privado Kronos Total y ¡ya no se fabrica!); y una distancia enorme entre los mejores pilotos (Loeb, Gronholm, Solberg) y el resto. Solberg (Subaru), que terminó segundo, llegó a 44 segundos de Loeb; Gigi Galli (Peugeot 307) quedó tercero pero a 3m24s del vencedor.

El panorama general del rally hizo disminuir el interés del público y eso se percibió en las pruebas finales del domingo en el Estadio Córdoba, que no se colmó. Loeb, por supuesto, lo vio diferente: “Fue un rally particularmente difícil este año, en parte debido al clima. Tuve una buena pelea con Marcus (Gronholm) en la primera etapa, y continué batallando con Petter (Solberg) en la segunda”. El record del francés es impresionante, pero probablemente se entibiaría de no contemplarse en la perspectiva de una oposición ceñida.

Fue su cuarto triunfo consecutivo en el Mundial, y el 24º en su historial, quedando a solamente dos victorias del record absoluto de 26 que ostenta el madrileño Carlos Sainz, al que se sindica como futuro presidente del Real Madrid. El año pasado, la revista especializada Autosport lo eligió como el mejor volante del mundo, por encima de Fernando Alonso y Michael Schumacher. Loeb piensa que sólo es “uno más entre un grupo de buen nivel. Entre nosotros (los pilotos de rally), las diferencias no son grandes y, respecto de los otros, no hay manera de comparar la F-1 con el rally. Y yo, con 32 años, ya estoy viejo para subirme a un Fórmula 1”.

El Rally tuvo su último golpe de escena con el argentino mejor colocado, Luis Pérez Companc. El hijo de uno de los hombres más ricos de la Argentina se perdió de ganar su primer punto en el Mundial a 4 kilómetros de la largada, cuando su Ford Focus se quedó parado en la largada en el Estadio Córdoba y apenas le llevaba entonces tres segundos de ventaja al noveno, el inglés Matthew Wilson. Un rato antes había chocado su auto contra una piedra en la prueba especial de El Cóndor.

“Fue un mal día, la verdad, pero insisto en que éste es mi mejor rally, superior incluso al de 2004 cuando terminé sexto, porque me doy cuenta que no pierdo tanto tiempo respecto de los pilotos del pelotón medio. Loeb, Gronholm y Solberg son otra historia”, sintetizó Pérez Companc después de haber quedado noveno, a 17 segundos de Wilson, que le birló el octavo lugar y el último punto. Wilson es el hijo de Malcolm, el dueño del equipo oficial Ford...

Quedará como el momento destacado del Rally la fiesta del Estadio Córdoba del jueves por la noche, con 35 mil entradas vendidas, casi 700 mil pesos de recaudación y un lleno pasional que, sin embargo, no produjo incidentes, en la misma semana de los disturbios en el Luna Park y la cancha de Vélez. El ambiente del fútbol se quejó por el uso del estadio, pero el éxito de la prueba y sus beneficios (que podrían rozar el millón de pesos) provocarán sin duda que se repita en el 2007, para lo cual se precisarán pistas más anchas para que los autos puedan correr a más de 50 km/h.