“La nueva clausura al estadio Monumental que comienza a regir (desde ayer) fue una decisión política que nos obliga a un análisis y por eso nuestros abogados están trabajando en el tema”, afirmó el presidente de River, José María Aguilar, en una de esas improvisadas conferencias de prensa que se están haciendo costumbre en la puerta de su domicilio cada lunes. Mientras la clausura, ordenada por el Ministerio del Interior, se hacía efectiva, Aguilar opinó que “cuando se produzcan tres triunfos consecutivos el reclamo de los hinchas se va acabar. Así es el fútbol”.

La clausura del Monumental había sido decidida por el ministerio a raíz de los sucesos de quince días atrás, cuando dos facciones de la barra brava de River se enfrentaron a la salida del partido contra Independiente, pero se postergó para ayer –posibilitando que River recibiera a Estudiantes en su campo– ante presuntas presiones de la AFA, que prefería suspender íntegramente la 15ª fecha a tener que reprogramar el partido. Los dos últimos partidos que a River le quedan como local en el Clausura serán disputados en el estadio de San Lorenzo.

Aguilar afirmó ayer que la de renunciar a su cargo “es una posibilidad muy tentadora” pero “fuera de la realidad” y defendió una vez más al entrenador Daniel Passarella, asegurando que “es una marca registrada en nuestro fútbol y pocos tienen los pergaminos suyos”. Y agregó: “Ayer (por el domingo) se perdió un partido que estaba para ganar y perder en el tercer minuto de descuento, luego de haber sido anulado antes un tanto, le duele a cualquiera. Cuando a un equipo le va bien, esto deja de ocurrir”, agregó el dirigente.

También opinó que “hay una hipersensibilidad en la gente y así lo demuestran los hechos de Santa Cruz, lo ocurrido en la estación Constitución y lo que pasa en las calles. Ayer se dio una situación muy particular en un partido que se pudo ganar y de repente la gente se encontró con las manos vacías”.