DEPORTES
Proliferan los representantes
Por G. V.
Hacia fines de la década del 90, la cantidad de agentes de la FIFA debidamente registrados en el país apenas superaba la docena. Insuperable en el rubro, Carlos Gustavo Mascardi figuraba en ese pequeño racimo con oficinas en la calle Sarmiento 385, piso 3, en pleno corazón de la city porteña. Allí desarrolló en sus comienzos la actividad de agente de bolsa para la que se formó, pero que nunca le deparó la fama adquirida en el ambiente del fútbol ni los dineros que, por millones, recaudó.
Hoy, el intermediario a quien se le atribuye el poder de haber impedido que River –su patio trasero en los negocios durante años– contratara nada menos que a José Luis Chilavert, parece uno más en la nómina ampliada de representantes licenciados.
Con una peculiaridad adicional. El registro que ahora controla la AFA, porque la FIFA le delegó atribuciones específicas, posee 39 inscriptos, una suma mayor que los 19 que había en mayo pasado.
¿A qué se debió el incremento de casi un ciento por ciento en la matrícula? Hay quienes lo atribuyen a un hecho: quienes se postulan a agentes de jugadores ya no deben abonar un canon en francos suizos que resultaba muy oneroso.
Ahora, en cambio, están obligados a contratar un seguro de caución que pueden abonar en cómodas cuotas, aunque se trate de una póliza cara. De ahí que proliferaron personajes que en la actualidad compiten en el mismo mercado que Mascardi, como Diego Caniggia, el hermano de Claudio, y otros un tanto desconocidos para el ambiente del fútbol, como Jorge Petus o Alejandro Savich.