EL PAíS
Qué hacer con la plata
Por Raúl Kollmann
Sólo uno de cada tres argentinos considera que lo peor de la crisis ya pasó, una proporción igual cree que el país tiene una apariencia de estabilidad, pero es una bomba de tiempo, y el resto considera que se desaprovechó el tiempo de esta crisis para encarar reformas importantes. Aun así, son muy pocos –apenas uno de cada veinte– los que comprarían dólares si reciben cien mil pesos. Buena parte buscaría una inversión que le permitiera tener un ingreso adicional. Eso sí, hay una importante proporción que piensa en términos de solidaridad y ayudaría a los más necesitados. Ello se engancha con un pensamiento casi unánime y que ha crecido en los últimos meses: que la crisis ha sido muy desigual, afectando mucho a algunos y mucho menos a otros.
Las conclusiones surgen de una encuesta realizada por la consultora Ibope OPSM, que lidera Enrique Zuleta Puceiro. En total se entrevistó a 600 personas a nivel nacional, lo que incluye la Capital Federal, el Gran Buenos Aires y numerosas localidades del interior del país. Los cuadros son parte del estudio conocido como Monitor de Tendencias Económicas y Sociales, que dirige técnicamente Isidro Adúriz y coordina Julián Lisa. En la encuesta se respetaron las proporciones por edad, sexo y nivel económico-social.
Desde el punto de vista de la percepción, algo más de un 60 por ciento percibe un pequeño alivio, pero la mitad de esa gente cree que igual la economía del país es una bomba de tiempo. “En otras preguntas que hicimos –señala Zuleta– se percibe que hay expectativas sobre el futuro. Eran más en noviembre que ahora, entre otras cosas porque bajó fuertemente, en los que tienen trabajo, el temor a perder el empleo. Ahora bien, aun en ese grupo, la mitad teme un golpe traicionero, ven que la meseta alcanzada está llena de peligros.”
Respecto de las movidas económicas que la gente haría con mil pesos o con cien mil, Zuleta insiste con algo que viene sosteniendo desde marzo: “La gente no tiene al dólar como alternativa. Eso lo pregonan los economistas, pero no tiene nada que ver con lo que piensa el ciudadano promedio, que está más concentrado en devolver dinero que debe, comprarse algo que tiene pendiente e incluso apuntar a alguna inversión que le permita tener un ingreso extra o que sea un negocito con el que pueda subsistir si las cosas se complican en su trabajo. Los economistas han basado las propuestas de medidas en la idea de que la gente se va al dólar. Por eso se mantenía, entre otras cosas, el corralito. Es más, el 70 por ciento de los consultados por nosotros dice que el dólar se va a mantener igual o va a bajar de precio en los próximos meses”.
Hace seis meses, en marzo, Página/12 publicó otra encuesta de Ibope en la que un 35 por ciento de los consultados sostenía que la crisis afecta a todos por igual, ahora casi no hay nadie que opine de esa manera, apenas el cinco por ciento. En cambio, la postura unánime pasó a ser que la crisis ha sido muy discriminatoria, muy desigual, favoreciendo a algunos y perjudicando a otros. Eso lo está opinando hoy el 95 por ciento de los consultados.
El conjunto de todos los datos recolectados por Ibope muestra que hay dos sentimientos predominantes: incertidumbre y desconfianza. La gente cree que no hay todavía nada que pueda calificarse como una mejora en serio del panorama nacional y está atenta porque presume que podría haber una recaída o un golpe traicionero de la crisis.
Hay dos datos que de hecho marcan una tónica llamativa. Por de pronto, en marzo, el siete por ciento de las personas decía que, si recibiera cien mil pesos, los utilizaría para irse del país. Ese porcentaje ahora bajó a cero, algo que se ha percibido notoriamente en la Dirección Nacional de Migraciones: la gran oleada de emigrantes desesperados ya pasó y ahora son muchos menos los que se van del país. El segundo dato es que hay un nítidocrecimiento de la solidaridad. En marzo, el 8 por ciento decía estar dispuesto a usar dinero para solidaridad, en cambio ahora ese porcentaje trepó al 24, o sea que se triplicó.