EL PAíS
El primer paso político de la CTA será porteño
Siguiendo lo decidido en el congreso de La Plata, los referentes porteños de la central sindical decidieron presentar candidato a jefe de Gobierno. Todo indica que el candidato será el economista Claudio Lozano. El problema de la dispersión de la izquierda.
Por José Natanson
Por José Natanson
@El jueves, los principales referentes de la Central de los Trabajadores Argentinos (CTA) de la Capital decidieron el primer paso para transformarse en una fuerza política. La idea, que sintoniza con la definición del congreso nacional de Mar del Plata, es probar suerte en las elecciones para jefe de Gobierno porteño, que se realizarán posiblemente en junio del año que viene: todo indica que el candidato sería el economista Claudio Lozano, que se sumaría así al pelotón de aspirantes más o menos progres que buscan suceder a Aníbal Ibarra.
La reunión se desarrolló el jueves por la noche, un día antes de la marcha por el aniversario de la caída de Fernando de la Rúa, y participaron las principales expresiones políticas, sociales y sindicales que integran la CTA porteña: referentes de los gremios docentes, de UTE, de los estatales y de los movimientos barriales.
Entre otras cuestiones, analizaron el modo en que se concretará en la Capital la definición adoptada en el último congreso nacional, que se realizó el fin de semana pasado en Mar del Plata. Allí, unos ocho mil delegados de todo el país decidieron crear un movimiento que transforme la potencia sindical y social de la organización en un proyecto político. “Vamos a demostrar que los trabajadores podemos gobernar”, fue una de las frases de Víctor de Gennaro.
Descartada por una cuestión de tiempos la posibilidad de jugar en las elecciones presidenciales del 27 de abril, la estrategia de mediano plazo es probar suerte en algunos distritos, aquellos donde la central cuenta con más chances, para llegar con experiencia al próximo turno presidencial.
La Capital sería el primero: la CTA tiene una estructura fuerte y bien organizada, y una llegada natural a amplios sectores del electorado. Es, además, un distrito muy visible, que suele funcionar como vidriera del escenario nacional: una buena elección o un eventual triunfo tendría un efecto importante en el resto del país. “Sería un buen antecedente para otras provincias”, explicó uno de los dirigentes que participó del encuentro del jueves.
Aunque aún no hay nada definido, tres integrantes de la conducción de la CTA Capital confirmaron que el elegido sería Lozano. Secretario de Formación de la central obrera, el economista pertenece a ATE, es el director del Instituto de Estudios de la organización, su principal referente académico y una de las figuras de la CTA porteña.
Consultado por Página/12, Lozano intentó relativizar su candidatura. “Todavía no hay nada decidido. Nosotros vamos a seguir las instrucciones del congreso de Mar del Plata, vamos a trabajar en una asamblea del movimiento popular en nuestro distrito. A partir de allí se tomarán las decisiones, que eventualmente pueden incluir intervenir en la disputa institucional. Pero aún es prematuro”, explicó.
Más allá de sus declaraciones, lo cierto es que sus compañeros se muestran bastante más entusiasmados, y hasta comentaron que la CTA porteña planea una cena para fin de año donde se discutiría la postulación en términos más concretos.
Con Lozano en carrera, hay al menos siete candidatos a la Jefatura de Gobierno de la Ciudad que militan en el mismo espacio:
- Aníbal Ibarra, que aspira a pelear su reelección encolumnando detrás de sí al resto de los referentes, confía en que es el candidato natural para disputar el ballottage con Mauricio Macri.
- El socialista Norberto La Porta, que lanzó su postulación hace una semana, pero no descarta acompañar al ex fiscal.
- Rafael Bielsa, un abogado cercano al Frepaso que cuenta con el respaldo de un grupo de peronistas disidentes y se acercó a Néstor Kirchner.
- El arista Eduardo Jozami, cuyo objetivo es aprovechar el efecto de una buena elección nacional de Elisa Carrió (si es que se produce).
- El radical-terragnista Cristian Caram, que aspira a representar a los sectores más progresistas del radicalismo.
- Y Luis Zamora, el trotskista aggionardo que conquistó a un sector importante de la clase media porteña y –aunque renunció a sus aspiraciones presidenciales– amaga con jugarse para el gobierno de la Ciudad.
A ellos habría que sumar los candidatos de la izquierda tradicional (PO, Izquierda Unida, MAS), que suelen presentarse separados por diferencias cruciales para los intereses de las clases populares, como las diferentes interpretaciones de Trotsky o el rol de Nahuel Moreno en la historia de la izquierda argentina.
“Nosotros no vamos a hacer nada que disperse o fragmente el espacio. Todo lo contrario: nuestro objetivo es trabajar para la confluencia política de los diferentes sectores”, explicó Lozano.
Sus declaraciones coinciden con las del resto de los candidatos, que, ante cada consulta, juran una y otra vez que su objetivo no es dividir al centroizquierda. A pesar de sus deseos, lo cierto es que la unidad se proclama pero nunca llega del todo: en junio, por ejemplo, la líder del ARI, Elisa Carrió, se reunió con De Gennaro y Zamora para luchar por la caducidad de los mandatos: la convocatoria fue un fracaso y no logró ningún resultado concreto.
En este contexto, la dispersión del escenario porteño puede ser llamativa, pero no debería sorprender: es un reflejo apenas exacerbado de las dificultades de las fuerzas políticas nacionales para unificarse detrás de un proyecto común.