¿Puede un puñetazo ser sutil? Suena extraño, pero se acerca mucho a lo que el Barcelona hizo para clausurar el hiperbólico debate acerca de su duelo con el Real Madrid: ante una inundación de palabras, respondió con un aluvión de goles. “Sean humildes, pero ha sido un puto espectáculo”, pidió Josep Guardiola a sus jugadores tras el impactante 5-0. Toda una definición de un entrenador que no come vidrio –no fue del todo inocente en el insólito forcejeo con Cristiano Ronaldo en pleno partido–, pero que es lo que el día a la noche si se lo compara con José Mourinho, su homólogo en el Real Madrid. “Ahora es mucho más fácil decir que somos mejores que ellos, pero no es verdad”, dijo Guardiola, que terminó afónico. Un modo elegante de marcarle la partida de defunción a la exageración mourinhiana. El portugués, un técnico de profunda inteligencia y visión táctica, había fracasado esta vez en el planteo, tanto como había acertado siete meses antes al eliminar con el Inter al Barça en las semifinales de la Champions League. Ya nada será igual para Mourinho, contenido y elegante en la caída. “No ha sido mi mayor humillación, sólo mi mayor derrota”, dijo. Guardiola, en cambio, acrecienta su figura al sumarse a Johan Cruyff como el único capaz de ganar 5-0 como jugador y como entrenador al archirrival. Ya lo había hecho el 8 de enero de 1994 dirigido por Cruyff, que participó en un 5-0 como jugador, el 17 de febrero de 1974, en el Santiago Bernabeu. Suma, además, cinco victorias consecutivas sobre el Real Madrid, con 16 goles a favor y dos en contra. Quizá por eso, en el final, sus jugadores, embargados de felicidad, desoyeron el consejo de humildad guardioliano y apuntaron al “enemigo” de Madrid, al diario deportivo de mayor tirada: “Mañana, con el Marca, el DVD del 5-0”.