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Por Ariel Senosiaín

Imagen cada equipo de su técnico, la Selección Argentina fue nominada por la FIFA como la de peor trato a la prensa en el Mundial. Lo que tomaron en cuenta fue la negativa de Marcelo Bielsa a dialogar con los periodistas de la empresa que tenía los derechos de televisación.
Una de las primeras decisiones que Bielsa tomó cuando asumió en su actual cargo fue no dar entrevistas particulares. Con ello lograba mantenerse a distancia, para no repetir errores de las dos selecciones anteriores, y no hacer diferencias, cercana esta medida a su deseo de igualdad social.
Bielsa sabe que los periodistas son los que definen su imagen, sus características y, por ende, sus condiciones. Por eso explicó recientemente que no deja ver las prácticas: porque no es conveniente que lo vean exigiéndole a los jugadores y para cuidarse de una mala información.
Desconfía de los periodistas porque desconfía de la sociedad. “No hay método más preciso para educar que los medios de comunicación, y me rebelo contra los mensajes que se envían”, precisó. Es decir: cree que los medios son gran causa del ámbito en el que vive, el cual no tolera y del que igualmente se describió como expresión.
Su hermano Rafael, el actual canciller, ya imaginaba choques hace cuatro años: “Mantendrá buena relación con el periodismo deportivo científico. Y desdeña más la mala intención de lo que venera la inteligencia. El periodismo tendrá que tener presente que posee una capacidad de hacer sentir tan incómodo como lo hicieron sentir a él”.
Desde hace tiempo imagina las preguntas que recibirá y prepara las respuestas. También tiene la necesidad de descargar lo que acumuló desde la última conferencia, y suele desviarse para dejar claro su mensaje. Así llegó a aquel respaldo a Osvaldo Ardiles, detrás de una idea muy suya: “Triunfaron ustedes: el que no gana es un imbécil y se tiene que ir”.
Pidió disculpas por generalizar, uno de los riesgos en los que cae. Pero exteriorizó broncas que arrastra desde que lo echaron del América de México por los resultados obtenidos. Este club es propiedad del gigante de la comunicación Televisa. Despedido, percibió que a los medios, sumidos en la vorágine de la información diaria, les interesa el “ya mismo”, el éxito inmediato, más allá de que pueda ser momentáneo. Y que el hoy insultado puede ser el ayer endiosado.