EL MUNDO
El sendero tenebroso que desembocó en final feliz
Alejandro Toledo, presidente peruano, anunció orgullosamente ayer la liberación de 71 rehenes entre trabajadores y técnicos de Techint.
Por Carlos Noriega
Luego de 36 horas de haber sido secuestrados por una columna del grupo maoísta Sendero Luminoso en un alejado campamento de Ayacucho (a 350 kilómetros al sudeste de Lima) los trabajadores de la empresa argentina Techint fueron liberados ayer por una patrulla combinada del ejército y de la policía “sin un rasguño”. Así lo informó el propio presidente Alejandro Toledo en una breve declaración dada ante la prensa en Palacio de Gobierno a las 6.10 de la tarde hora local (8.10 de la noche hora argentina). El presidente peruano –quien al momento de hacer el anuncio estuvo acompañado por el ministro de Defensa, Aurelio Loret de Mola, el viceministro del Interior, Roberto Vásquez de Velasco, el presidente del comando conjunto de las Fuerzas Armadas, general Carlos Bustamante, y los comandantes generales del Ejército, la Marina, la Aviación y la Policía– no permitió preguntas de la prensa luego de informar sobre la liberación de los rehenes de Sendero.
Toledo aseguró que el grupo maoísta Sendero Luminoso había sido el autor del secuestro, algo que hasta ese momento voceros del gobierno no habían querido confirmar, y que los secuestrados habían sido 71 y no 60 como se informó inicialmente. Entre ellos habían tres policías, seis colombianos, un chileno y el resto eran todos trabajadores peruanos. Los primeros informes policiales señalaron que entre los secuestrados había un argentino, luego otro informe habló de dos argentinos, pero horas antes de que se anuncie la liberación de todos los secuestrados la empresa Techint aseguró que entre ellos no había ningún argentino, lo que luego se confirmó. “En un operativo combinado, eficaz, rápido y con profesionalismo, las fuerzas armadas, la policía nacional y la Central Nacional de Inteligencia han logrado cercar a los miembros de Sendero Luminoso que tenían como rehenes a 71 personas, rescatando con vida y sin un rasguño a la totalidad de rehenes”, señaló Toledo, cuyo rostro reflejaba alivio ante el desenlace de los hechos que lo habían agobiado las últimas horas, tiempo que describió como “una pesadilla que tuvo un final feliz”. Desde que ocurrió el secuestro, su gobierno había sido blanco de duras críticas, especialmente desde las filas de ex colaboradores del prófugo ex presidente Alberto Fujimori y de la derecha, que lo acusaban de debilidad frente a la subversión armada. El propio Fujimori quiso sacar su tajada en medio de la crisis y rompió su silencio desde Tokio, a través de una carta, para acusar de debilidad a Toledo y defender su política de “mano dura”, que incluyó violaciones a los derechos humanos y juicios sumarios por tribunales militares sin rostro.
No se ha anunciado la existencia de ningún senderista muerto, herido o capturado durante el operativo militar. Tampoco bajas en las fuerzas de seguridad. Esto ha despertado las suspicacias del presidente la Región Ayacucho, Omar Quesada, quien calificó este hecho como “muy raro”. La versión oficial asegura que los guerrilleros huyeron abandonando a los rehenes cuando llegaron las fuerzas militares. Toledo señaló que el operativo militar para capturarlos continúa. Las informaciones oficiales sobre el número de los subversivos que atacaron el campamento de Techint no coinciden: mientras la policía asegura que fueron 100, el ministro de Defensa señaló que eran 60.
Minutos antes del anuncio presidencial, Quesada, quien es miembro del opositor partido aprista, había asegurado que Techint había negociado con los secuestradores la liberación de sus trabajadores, pero aclaró que “no puedo decir si se ha pagado o no un rescate, eso lo sabe la empresa”. Laempresa negó haber negociado con los secuestradores y el presidente Toledo aseguró que no se había pagado ningún rescate. Pero Quesada puso en duda estas versiones. Un informe policial al que tuvo acceso Página/12 confirmó que los secuestradores habían exigido un rescate de un millón de dólares. Según este documento los secuestradores también incluyeron en su lista de demandas equipos de comunicación, 500 cajas de explosivos, mil fulminantes eléctricos, quince equipos localizadores GPS y una gran cantidad de medicinas, especialmente para infecciones y enfermedades como la fiebre amarilla.
La rápida liberación sin víctimas de los rehenes de la empresa Techint capturados por Sendero ha sido una importante victoria del gobierno peruano, que le llegó en un momento justo al presidente Toledo, cuando arreciaban las críticas en su contra por lo ocurrido, las que se sumaron a los graves problemas que atraviesa su debilitado régimen por una oleada de huelgas y manifestaciones antigubernamentales. De ahí su evidente gesto de alivio al anunciar la noticia.
En diálogo con Página/12, Carlos Iván Degrégori, antropólogo especializado en el estudio del proceso de violencia política en el Perú y miembro de la Comisión de la Verdad y Reconciliación (CVR), señaló que el secuestro fue cometido por “una facción disidente de Sendero que no responde a su líder Abimael Guzmán (en prisión desde setiembre de 1992), quien ha señalado claramente que en este momento no hay condiciones para proseguir con lo que Sendero llama guerra popular. Con este hecho estamos ante un cambio radical en la forma de operar de Sendero (que nunca antes había tomado rehenes para pedir un rescate) y ante el riesgo de que se esté dando una combinación de esta facción con el narcotráfico, pero es un grupo pequeño, sin el apoyo de Guzmán, que no creo que represente algún peligro para la democracia”.
El secuestro coincidió con la transmisión por parte de la CVR de los testimonios grabados en video de Oscar Ramírez Durand, “Feliciano”, quien en 1992 sucedió en el mando de Sendero Luminoso a Abimael Guzmán y que fuera detenido en 1999, y de los líderes del Movimiento Revolucionario Túpac Amaru (MRTA), Víctor Polay, jefe de este grupo detenido desde mayo del ‘92, Peter Cárdenas, preso desde abril de ese mismo año, y Alberto Gálvez, en la cárcel desde junio del ‘91. Estos dos últimos se apartaron del MRTA estando en prisión. Guzmán se negó a dar su testimonio. “Feliciano”, quien hasta su captura tuvo como centro de operaciones la zona donde se produjo el secuestro de los trabajadores de Techint, inició su presentación expresando sus “más profundas condolencias” a las víctimas de la violencia. Siguió con su público arrepentimiento calificando como “nefasto” el llamado “pensamiento Gonzalo”, la expresión ideológica de Abimael Guzmán, “Presidente Gonzalo”; señalando que “la guerra nos termina deshumanizando y por eso hay que evitarla”; que “la democracia es mejor que cualquier dictadura”; y pidió “consideración y comprensión con los presos políticos”, dándoles una oportunidad para “tener la libertad de rehabilitarnos”.