Miércoles, 15 de enero de 2014 | Hoy
DEPORTES › OPINIóN
Por César Francis *
Desde 1991 existe en nuestro país la ley de cupo femenino, cuyo espíritu y marco de creación fue el de garantizar el acceso de la mujer a los ámbitos parlamentarios, al tornar obligatorio el asignarles lugares protagónicos en las listas de candidatos/as. Aquel impulso legislativo permitió que seamos uno de los países con mayor presencia femenina parlamentaria del mundo, asestándole una estocada al machismo enquistado en los partidos políticos. Pasaron 22 años de aquella sanción legislativa, pero cuando echamos una mirada al mundo dirigencial del deporte, percibimos sin necesidad de profundizar que, más allá de honrosas excepciones, en las esferas dirigenciales de los clubes y federaciones deportivas, la incorporación de la mujer en los roles dirigenciales se encuentra tabicada, tal como sucedía en los partidos políticos con antelación a 1991. Es más: durante estos 23 años, hasta en la dura esfera sindical por la ley 25.674 se estableció también un cupo para las mujeres en los órganos de representación.
Debo confesar que resulta digno de una excavación petrolífera conocer las razones que impidieron que también se sancionara una ley que garantice a las mujeres un cupo en las esferas de decisión en el deporte, máxime cuando se logró en la vida política y sindical.
Conserva vigencia el “Manifiesto por la igualdad y la participación de la mujer en el deporte”, del Consejo Superior de Deportes de España (enero 2009). “Todavía se mantienen barreras ocultas que dan lugar a un verdadero techo de cristal para las mujeres en el ámbito deportivo”, en sintonía con la Declaración de Brighton sobre la Mujer y el Deporte (Reino Unido, enero 1994 y 82 países representados), sin que el tiempo transcurrido lo hiciera perder virtualidad. “Se ha visto un aumento en la participación femenina en el deporte y en las oportunidades para las mujeres de participar en competiciones nacionales e internacionales; sin embargo, las mujeres no han llegado a disfrutar de una mayor representación en puestos de decisión y dirección del deporte. Las mujeres están significativamente subrepresentadas en las funciones de director.” Es por ello que al tener el honor de asumir recientemente como vocal por la minoría en la comisión directiva del Club Atlético San Lorenzo de Almagro, presenté entre mis primeros proyectos el de garantizar un cupo femenino en órganos de gobierno del club.
Es paradójico que espacios comunitarios como los clubes no levanten las tranqueras para incluir la participación de la mujer, transformándose en este aspecto en nichos conservadores y sin demasiado registro de la realidad social, que nos refleja que dos mujeres llegaron a la presidencia de la Nación.
Percibo una crónica reticencia, difícil de comprender, en sancionar una ley para las federaciones y clubes que garantice el cupo femenino, máxime cuando se lo logró en lo sindical y en partidos políticos. Por estas razones presenté esta propuesta en San Lorenzo, bajo el pleno deseo de que quienes encabezan el gobierno del club, Matías Lammens y Marcelo Tinelli, decidan apoyarla y así brindarles su merecido lugar a la mujer en nuestro club, y generar un efecto cascada en la dirigencia del deporte en general y del fútbol en particular.
* Vocal de la comisión directiva de San Lorenzo.
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