DEPORTES • SUBNOTA › EL EQUIPO DE QUEIROZ NO ES DE TEMER PARA LA SELECCION
Desde Belo Horizonte
Luego de lo ocurrido en el debut frente a Bosnia, para el que el entrenador Alejando Sabella tomó excesivos recaudos, la pregunta del millón es qué es lo que tiene Irán, el rival al que la Selección enfrentará hoy por la segunda fecha del Grupo F.
Antes de comenzar a contestar la pregunta, un aviso para la tranquilidad de Sabella. Irán es la Cenicienta del Mundial, el equipo más débil entre los débiles, como lo demostró en el partido frente a Nigeria de la primera fase, que aquí fue considerado como el peor de la primera fecha.
Para darse una idea de lo que es Irán, rival al que ahora sí, animado por la voz perentoria de Lionel Messi, el DT argentino opondrá el equipo ideal para los jugadores, el que todos conocen de memoria con cuatro defensores, tres volantes y tres delanteros, entre sus puntos más fuertes figuran el hecho de que es dirigido por el experimentado entrenador portugués Carlos Queiroz, ex Real Madrid y ex ayudante de sir Alex Ferguson en el Manchester United, y la presencia de su jugador estrella, el ex Osasuna Reza Ghoochannejhad, ahora en el Charlton inglés, un punta zurdo, inteligente para el juego, de buena pegada, rápido y desequilibrante en el mano a mano con su marca.
Sin embargo, el poder de fuego no es precisamente una bendición de este conjunto asiático, que está disputando aquí el tercer Mundial de su historia y que tiene como máxima aspiración alcanzar por primera vez un pasaje a los octavos de final. Algo que a priori se presume fantasioso.
Si bien esto le puede traer a Sabella la tranquilidad que necesita para darle rienda suelta al talento de sus jugadores, y que con Bosnia, vaya a saberse por qué motivo no le traía, tampoco era cuestión de confiarse.
El conjunto iraní es un equipo duro, físicamente fuerte y que no duda a la hora de pegar. Lo aprendieron rápidamente los nigerianos, quienes en el debut sufrieron unas 18 faltas por parte de los asiáticos.
Se puede imaginar un juego trabado en el mediocampo, donde Queiroz sitúa cinco volantes, sumándoles el hombre que resigna en ataque. Tampoco hay que esperar mucho fútbol del equipo iraní, porque trata de resolver todo con pelotazos que tanto su arquero Haghighi como sus defensores sueltan como flechas para que Ghoochannejhad reciba y contenga de espaldas, a la espera de refuerzos: los volantes que corren por las bandas Khosrow Heydari y Ehsan Hajsafi.
De lo que deberá cuidarse el equipo argentino es de los contragolpes, algo que en su ambición ofensiva suele padecer, sobre todo porque a los delanteros argentinos les cuesta entender que además de atacar tienen que colaborar con la recuperación de la pelota más arriba, para que toda esa responsabilidad no pese sobre el voluntarioso Mascherano. Frente a Nigeria, Irán demostró que la posesión de la pelota le preocupa poco o nada. Eso sí: con jugadores altos, apuesta a lastimar en las jugadas de pelota parada. Sabella debe saber que frente a Nigeria, incluso en este ítem, los asiáticos cometieron errores infantiles.
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