El Comité de Seguridad no habilitó ayer las tribunas tubulares que San Lorenzo había construido debajo de la platea sur, a la vez que el Gobierno de la Ciudad le negó al Ciclón la habilitación para instalar una pantalla gigante en la esquina de las avenidas San Juan y Boedo. Con motivo de la final de la Copa Libertadores, la dirigencia había montado una estructura tubular debajo de la platea sur, pero un dictamen negativo de los organismos de seguridad obligó a dar marcha atrás con la iniciativa. En cambio, se autorizó que se corran las rejas que marcan el límite del codo Q, lo que permitirá el ingreso de más hinchas en ese sector, según informó la página San Lorenzo el más Grande. La idea original de la dirigencia era incrementar la capacidad del Nuevo Gasómetro ante la fuerte demanda de entradas de los simpatizantes, que agotaron rápidamente los 39.000 lugares que ofreció el club. Por otra parte, la Ciudad de Buenos Aires denegó la posibilidad de instalar una pantalla gigante para que los simpatizantes que no pudieron conseguir entradas para la final pudiesen seguir el partido en el corazón del barrio de Boedo. “No están dadas las garantías de seguridad” para albergar a tanta gente, con tan poco tiempo de organización”, expresaron desde el Gobierno de la Ciudad, y alegaron que la Policía Federal “no tendría los efectivos” necesarios para dicho control en las calles del barrio de Boedo.