DEPORTES › LUIS SEGURA, TITULAR DE AFA, DESAYUNABA CON UN IMPUTADO

Una mañana de pánico en Zurich

 Por Ignacio Naya

Desde Zurich

Los teléfonos empezaron a sonar muy temprano ayer en Zurich. Hacia las seis de la mañana, la noticia de que la policía suiza estaba arrestando a dirigentes de FIFA por corrupción empezó a correr como pólvora de hotel en hotel. Cuando The New York Times publicaba la exclusiva en la costa Este de Estados Unidos, los centenares de invitados al congreso de la FIFA de mañana, desde delegados de federaciones hasta periodistas, dormían en su mayoría en la plácida Suiza. No lo harían por mucho tiempo.

El que apunta a ser uno de los mayores escándalos de corrupción del extenso historial de la FIFA acababa de estallar, de hecho llevaba en marcha desde las cinco de la mañana, cuando un grupo de agentes de la policía suiza irrumpió en el hotel Baur au Lac, uno de los más famosos de la ciudad, para detener a varios de los hombres más poderosos del fútbol.

A las siete de la mañana, cuando los periodistas empezaron a reunirse a la puerta del hotel en el que se alojan habitualmente los miembros del Comité Ejecutivo, todo era confusión. El único que parecía tener todo meridianamente claro era el portero del Baur au Lac: “La prensa no puede pasar”.

El ente rector del fútbol mundial convocó una rueda de prensa poco antes del mediodía, donde el director de comunicación, Walter de Gregorio, dejó clara la estrategia de defensa del máximo jefe: Blatter no está imputado, esto no tiene nada que ver con él y no piensa en renunciar. Mientras De Gregorio hablaba en la lujosa FIFA-house, la policía seguía con su trabajo en otro hotel de la ciudad, el Renaissance, donde se alojan los miembros de Concacaf (Confederación Norte, Centroamericana y del Caribe) y Conmebol (Confederación Sudamericana de Fútbol).

Allí, el venezolano Rafael Esquivel, presidente de la federación de su país, desayunó junto al titular de la Asociación del Fútbol Argentino (AFA), Luis Segura, mientras leía las noticias en su smartphone. “Ahí le dijimos: ‘Mirá, tu nombre está en la lista de los acusados’”, dijo a DPA el jefe de la AFA. Pocos minutos después, sobre las 11, el venezolano, que lleva 28 años al frente de su federación, salía en silencio por la puerta del hotel arrastrando una valija con ruedas y acompañado por varios policías vestidos de civil camino de una comisaría.

“Teníamos instrucciones de hacer los arrestos en sigilo, evitando las fotografías”, admitió un agente, cuya jornada había empezado “muy temprano”. “Aquí ya hemos acabado. Este hotel ya está limpio”, agregó parte en broma y parte en serio. Dentro, en estado de shock, se quedó el resto de miembros de una Conmebol que ayer celebró una reunión mucho más larga de lo que había previsto en un primer momento.

En las puertas del hotel, fumando un cigarrillo, en el restaurante comiendo un sandwich, en el lobby tomando un café: las conversaciones giraban siempre sobre lo mismo. ¿Qué pasó? ¿Qué hacer? En público, la respuesta era siempre la misma: hay que esperar, primero hay que aclararlo todo. En privado, algunos pedían acción.

“Habría que aprovechar para terminar la limpieza”, aseguró un hombre próximo al presidente de la Conmebol, el paraguayo Juan Angel Napout, que accedió al puesto el año pasado. “El que hizo algo incorrecto debe pagar. Ha habido una forma de hacer las cosas con la que hay que acabar.”

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