DEPORTES
Menos encuentros, menos ganancias
Por G. V.
Si el suizo Blatter concretara su aspiración de reducir los campeonatos, los clubes no serían los únicos afectados. La televisión vería alterada su programación –que por tanto fútbol transmitido ya satura– y su torta publicitaria disminuiría. En nuestro país, donde poco más del 40 por ciento de las instituciones afiliadas a la AFA (entre Primera A, Primera B Nacional y Primera B Metropolitana) están en concurso de acreedores o en quiebra, la TV es el mayor recurso.
En la temporada 2004-2005 que comenzó con la disputa del actual torneo Apertura, los veinte clubes de Primera División cobrarán 90 millones de pesos anuales que, con relación al período anterior, significan un aumento de 6 millones de pesos. Está claro que la distribución de los fondos que aporta el socio más estratégico del fútbol no es pareja y guarda relación con la convocatoria, el poderío y la historia de cada equipo. Boca y River, por ejemplo, consiguieron subir sus respectivos ingresos de 10.300.000 pesos a 11.000.000.
Un escalón más abajo se ubican cuatro instituciones que percibirán 7.000.000 cada una: Racing, Independiente, San Lorenzo y Vélez. Después están los diez clubes que mantuvieron la categoría durante la última temporada y que recaudarán 3.000.000 cada uno. Son Estudiantes, Gimnasia, Rosario Central, Newell’s, Colón, Quilmes, Lanús, Banfield, Olimpo y Arsenal. Por último, los cuatro ascendidos, Instituto de Córdoba, Argentinos, Almagro y Huracán de Tres Arroyos, percibirán 2.500.000.
El paquete, traducido en dólares, equivale a 30.000.000, una pequeñez comparado con lo que la TV europea les paga a las grandes ligas, pero aquí la mayoría de los dirigentes ven esa suma como maná recién caído del cielo. Boca y River se llevan el 24 por ciento del total, los cuatro que los siguen casi el 31 por ciento y los demás, alrededor del 44 por ciento. Si estos ingresos disminuyeran porque hay menos clubes en el torneo principal y, por añadidura, treinta días sin pantalla, la AFA también estaría en problemas.
El anuncio del presidente de la FIFA, entonces, no pasó inadvertido y aquí Grondona lo entendió así. Por eso le salió al cruce y hasta dio por sentada una cosa: la propuesta será inviable. “Las reglamentaciones se hacen valer solas”, comentó con su habitual tono paternalista.