Con sus saludables 73 años, Gianni Vattimo nació en la era de los nacionalismos, del desplome de la metafísica, la era del horror ante el maquinismo irracional. Turín, su ciudad natal, era y fue un lugar signado por la sombra de Friedrich Nietzsche (1844-1900), cuya obra nutrió el pensamiento de Vattimo. Estudió filosofía en la Universidad de Turín y luego en la de Heidelberg. Discípulo de Hans-Georg Gadamer, siguió la corriente hermenéutica. Influido también por Martin Heidegger, que le dio el “rechazo a la concepción objetiva estructural y estable del Ser”, Vattimo fue profesor de Estética en la Universidad de Turín desde muy joven, ya en 1961 publicaba El concepto de producción en Aristóteles. Ha sido profesor universitario en Los Angeles y Nueva York. Es, asimismo, Doctor Honoris Causa por la Universidad de Palermo y la Universidad de La Plata, así como vicepresidente de la Academia Latinidade, razón por la cual viaja frecuentemente a Brasil y Argentina.

Es uno de los principales autores del posmodernismo y considerado el teórico del “pensiero debole” (pensamiento débil). Para Vattimo, hemos entrado en la posmodernidad, una especie de “Babel informativa”, donde la comunicación y los medios adquieren un carácter central. La posmodernidad marca la superación de la modernidad dirigida por las concepciones unívocas de los modelos cerrados, de las grandes certezas y estructuras estables. La posmodernidad abre el camino, según Vattimo, a la tolerancia y a la diversidad. Entre sus obras destacan El pensamiento débil (1983), El fin de la modernidad (1985), La sociedad transparente (1989), Creer que se cree (1996), Diálogos con Nietzsche (2002). Varios de sus últimos textos tratan el tema de la religión, entre ellos Después de la cristiandad (2002) y El futuro de la religión (2005).

Vattimo comenzó su trayectoria política en el Partido Radical liderado por Marco Pannella y Emma Bonino, posteriormente integró la Alleanza per Torino dentro de la campaña electoral de la coalición El Olivo. Comunista, pro derechos civiles y de género, al final de los ‘90 entró en el Partido Democrático de la Izquierda con el que fue elegido en el parlamento europeo. Rompió en 2004 y se postuló sin éxito con la pequeña formación Partido de los Comunistas Italianos (PDCI), una escisión entre Refundación Comunista y comunistas ortodoxos. Como militante gay es miembro de la dirección nacional de Coordinamento Omosessuale (Coordinación de los homosexuales). En las pasadas elecciones europeas ganó una banca con el partido Italia de los Valores, una formación liderada por el ex magistrado Antonio Di Pietro.