DIALOGOS • SUBNOTA › ¿POR QUé MAURICIO WAINROT?
› Por Andrew Graham-Yooll
El motivo principal de este diálogo con Mauricio Wainrot, coreógrafo, director artístico del Ballet Contemporáneo del Teatro San Martín (fundado en 1968), fue la necesidad de conocer algo de la vida interna, la significación social y hasta política del ballet moderno. ¿Qué mensaje transmite este arte más allá o a partir de la belleza de los movimientos de cuerpos hermosos moldeados para lograr figuras dramáticas y sorprendentes? Wainrot es alto, flaco, medio pelado y atiende en una pequeña oficina que comparte con una asistente, en el sexto piso del San Martín. La imaginación instala a un coreógrafo en una sala de ensayo, rodeado de espejos y barras de ejercicios. Pero ¿cómo debe parecer ser aquí en casa un personaje conocido en los escenarios y teatros de danzas de decenas de ciudades y capitales del mundo? Debería ser más fácil presentarlo, pero en general somos algo mezquinos en el asunto de reconocer el triunfo de los propios.
Wainrot, de 67 años, empezó a bailar a los 20 o 21 años. De chiquito quería bailar. Le interesaba ser actor, escritor, bailarín, hacer algo en lo artístico. De chico escribía cuentos, actividad a la que dice haber vuelto recientemente. Estudió piano, pintaba, en cuarto o quinto grado ganó un premio municipal de dibujo. Acentúa la importancia de haber sido respaldado siempre por sus padres. “Eran socialistas, judíos, vinieron de Polonia, me apoyaron.” A los seis años, su padre lo llevó a la escuela nacional de danzas. Dice que “no me tomaron, por tímido o no sé por qué razón”. Retomó los estudios de baile después de la muerte de su padre, cuando él tenía 17 años. Se dedicó a estudiar teatro.
Su padre había instalado una tienda de ropa de hombres y tenía varios comercios. Wainrot no quiso seguir ese camino y sabía que su padre no le hubiera reprochado esa elección. Sus padres se habían fugado de Polonia el 16 de junio de 1939, unas diez semanas antes de iniciarse la Segunda Guerra Mundial. Cuando llegaron a Buenos Aires no imaginaron la catástrofe que se avecinaba. Y después se quedaron sin familia. Los cinco hermanos de su padre fueron muertos en Polonia. Su madre perdió cuatro hermanas y un hermano, y a su papá. Quedaron dos hermanos mayores de su madre que habían dejado Polonia mucho antes de la guerra, uno en Nueva York y otro en París, que pudieron rehacer sus vidas.
“Mi madre opinaba que vida tenemos una sola y hay que hacer lo que a uno le gusta. Cuando me fui de la Argentina a trabajar en Europa, en la Opera de Gotemburgo, en Suecia, partí en diciembre de 1985 con tres contratos, sin saber cuándo volvería.” De Suecia tenía contrato para trabajar en la danza en Alemania, luego en Bélgica y después en Canadá. Pasó a España. En 1991 puso en escena su ballet Ana Frank, con el English National Ballet. “Londres es mi ciudad favorita y se pusieron varias de mis obras ahí.” Las obras de Wainrot han sido llevadas a escena por 35 compañías de todo el mundo en los últimos catorce años. Para tratar de entender lo que significa la danza como arte, como expresión cultural, era necesario este diálogo.
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