Mié 17.12.2008

ECONOMíA  › LA RESERVA FEDERAL APLICO UNA HISTORICA BAJA DE LA TASA DE INTERES, EN UN CONTEXTO DE DEFLACION

En Estados Unidos todo va para abajo

En un intento desesperado por reactivar el mercado de crédito, la banca central norteamericana llevó la tasa a un nivel inédito de entre 0 y 0,25 por ciento. A la recesión se le sumó la deflación y en un mes se perdieron un millón de empleos.

“Abandoné los principios de la economía de mercado para salvar al sistema de economía de mercado”, afirmó desconsolado el presidente de Estados Unidos, George W. Bush. Con este nuevo bushismo el mandatario mostró su decepción por la fuerte intervención del Estado para enfrentar la crisis. Hasta ahora, los principales esfuerzos del gobierno norteamericano se concentraron en salvar al sector financiero. Mientras Bush se lamentaba, la Reserva Federal decidió despedir el año con una decisión histórica: bajó su tasa directriz para llevarla a un piso nunca visto. En un nuevo intento desesperado por reactivar el mercado de crédito, la tasa de interés pasó de uno por ciento a flotar entre 0 y 0,25 por ciento. El índice de precios estadounidense experimentó un marcado retroceso interanual del 1,1 por ciento en noviembre. La deflación estuvo impulsada por la baja en el costo de la energía y los commodities.

Pese a que las sucesivas reducciones en la tasa rectora no consiguen reactivar el mercado de crédito ni mejorar la actividad económica, la decisión de la Fed estuvo motivada por la profundización de la crisis en el lado real de la economía. Desde la última reunión a fines de octubre se perdieron más de un millón de puestos de trabajo. Este es el décimo recorte que aplica el titular del organismo, Ben Bernanke, desde que explotó la crisis subprime en agosto del año pasado.

“La Fed va a emplear todos los medios a su alcance para promover el retorno de un crecimiento económico duradero y para mantener los precios estables”, sostuvo la entidad en un comunicado. Pero los bajos valores entre los que flotará la tasa restringen considerablemente el margen de maniobra de la política monetaria. En los próximos meses, la Fed se propone “comprar gran cantidad de títulos de deuda pública y otros papeles vinculados con créditos hipotecarios para sostener ese mercado y el inmobiliario”. Además, los directivos de la entidad están considerando la posibilidad de adquirir bonos del Tesoro de largo plazo.

El objetivo de la tasa directriz es orientar todas las demás tasas de la economía. Pero la agresiva política de reducción de la Fed llevó a que el indicador dejara de funcionar como referencia. Las tasas de los préstamos interbancarios y algunos títulos de la entidad se fijaron por debajo de la tasa rectora evidenciando la ineficiencia de la política monetaria para reactivar la economía. De todas formas, algunos analistas señalan que los sucesivos recortes de tasas fueron fundamentales para frenar la debacle financiera. Ahora, dicen, las debilitadas herramientas monetarias deben ser acompañadas por la política fiscal.

La banca central estadounidense no había recortado nunca su tasa rectora por debajo del uno por ciento. Ese era el piso que se había registrado entre junio de 2003 a junio de 2004. Para muchos economistas, en ese período se gestó la actual crisis financiera y por eso apuntan a Alan Greenspan, que dirigía el organismo en ese momento, como uno de los responsables de la explosión de los créditos subprime.

Mientras tanto, el fantasma de la deflación sobrevuela la economía norteamericana. En noviembre, el IPC retrocedió 1,7 por ciento en términos intermensuales, la mayor caída desde 1947 cuando se empezó a elaborar el índice. Los precios ya habían registrado un resultado negativo del uno por ciento en octubre. Pese a lo alarmante en la caída de precios, si se excluyen alimentos y energía, el índice se mantuvo estable el mes pasado. El costo de los bienes energéticos cayó 17 por ciento en noviembre en relación a octubre, y la gasolina disminuyó 29,5 por ciento.

En un escenario deflacionario y recesivo, uno de los peores temores de los economistas, los recortes en la tasa de interés no consiguen los resultados esperados. Cuando hay inflación, la tasa de interés se utiliza para enfriar la economía y controlar las subas de precios. La idea, que no siempre funciona, es que el aumento de tasas hace más atractivo depositar en los bancos, desincentivando el consumo y los proyectos de inversión. En deflación, la baja de tasas es todavía menos efectiva para reactivar la economía.

El mecanismo que sí respondió al pie de la letra fue la cotización del dólar, que perdió valor frente a las principales monedas del mundo (ver aparte). Por su parte, las plazas bursátiles más relevantes reaccionaron positivamente al anuncio. En Wall Street, el índice industrial Dow Jones trepó 4,2 por ciento mientras que el tecnológico Nasdaq subió 5,4 por ciento. Al momento del cierre de las operaciones en Europa, las medidas de la Fed no habían sido confirmadas. De todas formas, las expectativas frente a un posible recorte alcanzaron para que las principales plazas terminaran con resultados positivos que oscilaron entre uno y dos por ciento.

La cantidad de viviendas en construcción y la emisión de permisos para iniciar obras en Estados Unidos continuaron bajando en noviembre. El retroceso fue de 18,9 por ciento en relación a octubre y la iniciación de obras cayó a 625.000 unidades anuales, su nivel más bajo desde que se comenzaron a recopilar estos datos a principios de 1959.

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